La izquierda mexicana muestra señales de división pese a una circunstancia que le otorga grandes posibilidades de conquistar la Presidencia el año próximo: la popularidad del alcalde de la capital, Andrés López Obrador.
Cuauhtémoc Cárdenas, fundador y tres veces candidato presidencial del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), el mismo del alcalde, anunció este miércoles su separación de esa colectividad para trabajar por "la conformación de una nueva opción".
El anuncio es un nuevo golpe al PRD, que el domingo se vio ampliamente rebasado por ex gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), en los comicios para gobernador del estado de México, vecino a la capital, y más estrechamente en el occidental Nayarit, sobre el océano Pacífico.
Otro embate contra el PRD provino en junio del indígena Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), asentado en el sudoriental estado de Chiapas, para el cual ese partido no es más "que la mano izquierda de la derecha (tal vez ni eso)" y López Obrador un personaje ambicioso y siniestro.
"Desde los tiempos de (Karl) Marx, por lo menos, no hay nadie que ataque con mayor dureza a un personaje o partido de izquierda que otro personaje o partido de izquierda", señaló el historiador Lorenzo Meyer, del Colegio de México.
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Las dificultades del PRD aparecen cuando todas las encuestas consideran a López Obrador, quien dejará su cargo a fines de mes para aspirar a la candidatura presidencial, es el favorito en intención de voto para los comicios de junio de 2006.
El PRD, fundado a fines de los años 80 por ex miembros del PRI, como Cárdenas y López Obrador, y por políticos socialdemócratas, comunistas y socialistas, es hoy la tercera fuerza de México, pero podría ser la primera dentro de un año, si el alcalde es su candidato, según proyecciones de analistas.
Pero el camino es largo, y desde la misma izquierda aparecen obstáculos a ese trayecto.
Un análisis interno del PRD, que se divulgó en 2004, indicaba que la colectividad vivía un "desorden estructural", estaba ahogada en "prácticas antidemocráticas" y sufría divisiones internas.
"Se ha mermado el prestigio del partido ante la sociedad y se ha perdido la confianza de muchos simpatizantes y miembros", reconoce ese documento interno.
Cárdenas, figura emblemática de la izquierda y de la lucha por la democratización de este país, había señalado en 2004 que competiría nuevamente por encabezar su partido en las elecciones presidenciales.
Sin embargo, en una carta abierta publicada este miércoles por la prensa nacional, informó que no lo intentaría, por no existir en el PRD condiciones adecuadas para debatir los proyectos de los aspirantes.
El hijo del ex presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) señaló debilidades estructurales y ausencia de debate sobre temas prioritarios en su partido.
Cárdenas convocó a sus seguidores "a continuar hoy nuestro esfuerzo en construir el consenso en torno al país que queremos y a la conformación de una nueva opción, la nueva mayoría política que lo haga realidad", y que debería comprender a partidos y a organizaciones sociales.
El retiro de Cárdenas "es un remezón violento contra el PRD" y "aunque lo maquillen, pesará mucho en el futuro, igual que el poco atendido punto de vista de los zapatistas", dijo a IPS la analista política Hilda Santiago.
Cárdenas se ganó la admiración de gran parte de la izquierda por perseverar en su lucha por la democracia, pese a los ataques intensos del PRI (que ejerció de forma hegemónica el poder entre 1929 y 2000) y a los asesinatos de unos 400 militantes de su partido en los años 90.
La sola mención del nombre de Cárdenas "produce un efecto hipnótico en la conciencia mexicana", sostiene el historiador Edgardo Bermejo.
López Obrador se negó a confrontarse con Cárdenas, quien fue uno de sus mentores. "No voy a pelearme, lo respeto, no me voy a pelear con la historia", dijo.
"El ingeniero Cárdenas es un dirigente fundamental en nuestro país, es precursor del movimiento democrático, merece todo nuestro respeto, nuestra admiración y él es libre de tomar sus decisiones, como siempre lo ha hecho", añadió.
Cuando se pidió al alcalde en junio un comentario sobre las críticas del EZLN, al que el PRD había respaldado en varias ocasiones, respondió con la señal de la paz, sin emitir una palabra.
En un escrito firmado en junio por el subcomandante Marcos, líder del EZLN, se afirma que el PRD es "el partido de los errores tácticos".
El documento cita varios de esos errores: los pactos electorales con el conservador y gobernante Partido Acción Nacional en unos estados, y con el PRI en otros, fomentando los negocios de "familias disfrazadas de partidos", la represión a estudiantes, las manchas de la corrupción y los fraudes electorales y las luchas internas intestinas.
"Y en el centro del PRD… 'Yo soy', dice Andrés Manuel López Obrador (…) el que tiene, como uno de sus primeros 'comités de apoyo' indígenas en Chiapas a los caciques y paramilitares (…), el que ya se ve a sí mismo cruzado por la banda presidencial", continúa el texto zapatista, que tampoco se ahorra críticas al PAN y al PRI.
El alcalde ofrece "estabilidad macroeconómica, es decir, ganancias crecientes para los ricos, miseria y despojos crecientes para los desposeídos, y un orden que controle el descontento de estos últimos", afirma.
"Cuando se critica el proyecto de AMLO (iniciales de Andrés Manuel López Obrador) no se trata de criticar un proyecto de izquierda, porque no lo es, así lo ha declarado y prometido López Obrador al Poder. Él ha sido claro, y sólo no lo ven quienes no quieren verlo (o no les conviene verlo) y se siguen esforzando por verlo y presentarlo como un hombre de izquierda", añade.
El proyecto del alcalde es de centro, lo que "no es más que una derecha moderada, una puerta a la clínica de cirugía plástica que transforma a los luchadores sociales en déspotas y cínicos", afirma el documento firmado por el subcomandante Marcos.
Marcos compara al alcalde con el ex presidente Carlos Salinas (1988-1994), por sus ambiciones desmedidas y su oferta de estabilidad económica, y le reprocha que sus principales asesores fueron colaboradores del ex mandatario del PRI.
Los zapatistas —una guerrilla sin armas que controla una pequeña zona selvática, pobre e indígena, rodeada de militares y con presencia de grupos paramilitares— anunciaron la semana pasada que sus dirigentes recorrerían el país en los próximos meses en busca de alianzas con la "verdadera" izquierda y de una "nueva forma de hacer política".