Ante las enérgicas protestas de grupos de derechos humanos en Estados Unidos, la misión de la ONU en Haití decidió que investigaría la presunta muerte de civiles a manos de sus tropas a comienzos de este mes.
La Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah, por sus siglas en francés) admitió el lunes que varios civiles pudieron haber muerto o resultado heridos en una incursión realizada el 6 de este mes en el barrio de Cité Soleil, uno de los más pobres de Puerto Príncipe.
Minustah es la sexta misión de la ONU enviada a Haití en los últimos 10 años, y fue desplegada luego de la segunda intervención militar liderada por Estados Unidos en este país caribeño en el mismo período.
Hasta esta semana, la misión de la ONU había negado en forma categórica la denuncia hecha por activistas de que muchas personas inocentes murieron por los disparos indiscriminados de los cascos azules en Cité Soleil, baluarte de los partidarios del depuesto presidente Jean Bertrand Aristide.
Haití tiene un gobierno de transición apoyado por Washington desde que el ex presidente Aristide fue derrocado en febrero de 2004. El ex mandatario asegura que fue obligado a abandonar el país por fuerzas de Estados Unidos que lo condujeron en un avión a República Centroafricana.
Las fuerzas de Minustah no atacaron a civiles en la operación del 6 de julio, aseguraron autoridades de Minustah en un comunicado, y explicaron que siempre hay riesgos de víctimas civiles cuando se realizan operaciones militares en áreas urbanas densamente pobladas.
El comunicado indica que la misión lamenta profundamente cualquier daño o pérdida de vidas humanas durante la operación , pero no confirma si hubo muertos o heridos.
Activistas informaron que los líderes comunitarios de Cité Soleil contaron por lo menos 23 cadáveres —entre ellos los de varias mujeres, niños y niñas— tras la operación en la que habrían participado más de 400 soldados de la ONU.
Autoridades de Minustah dijeron que la situación de seguridad en algunas partes de Puerto Príncipe sigue siendo muy tensa y subrayaron que en los últimos meses diversas bandas armadas aterrorizaron a la población y trastornaron la actividad económica de la ciudad.
La Minustah y la policía haitiana han actuado en forma conjunta en varias operaciones, tanto en la capital como en zonas rurales, enfrentando a diversas bandas armadas.
La misión de la ONU explicó que decidió adoptar una postura firme para detener las actividades de estas bandas armadas y llevar a los criminales a la justicia, y subrayó la necesidad de crear un ambiente seguro y estable en el que se pueda avanzar con el proceso político y constitucional.
Una delegación del Consejo de Seguridad de la ONU presidida por el embajador brasileño ante ese organismo, Ronaldo Mota Sardenberg, y miembros del Consejo Económico y Social (Ecosoc), que reúne a países integrantes del foro mundial y a representantes de la sociedad civil, visitó Haití en abril para buscar apoyo a una campaña de desarme de la población.
La delegación también promovió medidas para reformar las fuerzas policiales y el sistema judicial, así como para estimular el desarrollo económico y social y preparar las elecciones previstas para octubre y noviembre.
Activistas en Estados Unidos que entrevistaron a cientos de residentes y trabajadores de la salud voluntarios en Puerto Príncipe señalan que, desde que Aristide fue sacado del poder, los habitantes de los barrios más pobres como Cité Soleil han sido duramente reprimidos por la policía haitiana, que incluso ha realizado ejecuciones extra judiciales.
En respuesta a esta represión, muchos jóvenes organizaron grupos armados de resistencia a los que las autoridades califican de pandillas, según estas denuncias.
La misión de la ONU en Haití procura que esos jóvenes entreguen sus armas, pero no ha logrado controlar a la policía, que sigue aterrorizando a los habitantes de los barrios más pobres, señalaron activistas.
Esta no es la forma de dirigir una operación policial profesional. Se parece más a lo que hicieron los soldados de Estados Unidos en (la central ciudad iraquí de) Faluya para encontrar insurgentes, dijo a IPS el activista Seth Donnely, que ha seguido de cerca la situación en Haití.
Cientos de civiles iraquíes murieron en la incursión militar estadounidense sobre Faluya en abril de 2004, que incluyó ataques de artillería y bombardeos.
Donnelly y otros insisten en que debe ser la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, la que investigue lo ocurrido, y no Minustah.
Esperamos que la Comisión de Derechos Humanos haga su investigación. Está claro que aquí hay involucradas autoridades de más alto rango, afirmó el activista.
Donnelly contó que fue enviado a Puerto Príncipe a comienzos de este mes por el no gubernamental Consejo Laboral de San Francisco para participar de una conferencia sobre trabajo.
Aún estaba en la capital haitiana cuando las fuerzas de la ONU realizaron la incursión en Cité Soleil, y tuvo acceso a un vídeo con imágenes de la operación militar, en la que se veía la muerte de personas inocentes.
La evidencia de una masacre cometida por las fuerzas militares de la ONU es abundante y concluyente. Contradice por completo la versión oficial, afirmó.
Críticos de la Minustah señalan que, para poner fin a la violencia en Haití, la misión debe lograr contener a los grupos armados pero también a la policía.
La misión de la ONU se disculpó con la policía haitiana porque se demoró en llegar a la escena de un incidente el 22 de mayo en el que dos oficiales fueron asesinados, pero nunca pidió perdón por muchos casos documentados en los que sus soldados mataron a civiles, afirmó el activista Pierre Labossiere, del no gubernamental Comité por la Acción en Haití, con sede en Estados Unidos.
En lugar de detener el asesinato de civiles, la ONU agrava la masacre. Esto no debe ser aceptado por la comunidad internacional, añadió, y subrayó que Minustah tiene también como mandato supervisar a la policía haitiana.