Policías, ex militares, pandillas armadas y civiles continúan violando los derechos humanos en todo el territorio de Haití a pesar de la presencia de 7.600 soldados y policías de la misión de paz de la ONU, advirtió Amnistía Internacional.
La última escalada de la interminable crisis haitiana comenzó con la caída del presidente Jean-Bertrand Aristide el 29 de febrero de 2004, y continúa con las disputas sobre la legitimidad del gobierno interino del primer ministro Gerard Latortue, apoyado por Estados Unidos.
Según el informe de Amnistía, publicado el jueves y titulado Haití: Desarme postergado, justicia denegada, el gobierno de Latortue ha mostrado poca determinación para trabajar con la Minustah (siglas en francés de Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) por la estabilización efectiva del país.
El resultado es un clima cercano a la anarquía, alentado por una fuerza policial brutal y corrupta, señala el estudio.
Confiamos en que el gobierno interino y la Minustah consideren ahora nuestras recomendaciones, para sentar las bases de mejoras sin esperar a después de las elecciones, dijo a IPS el autor del informe, Gerard Ducos.
La Minustah está facultada para desarmar, desmovilizar y reintegrar a los grupos armados haitianos, pero no ha logrado avances tangibles, según Amnistía.
De hecho, la propia misión de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) ha sido acusada de matanzas de civiles en Puerto Príncipe el 6 de este mes, en una redada de pandilleros.
La Minustah carece de la fuerza y la inteligencia militar para garantizar la seguridad en las áreas donde se registra la mayor parte de la violencia, como los vecindarios capitalinos de Cité Soleil, Bel-Air, Martissant, Delmas y Vilage de Dieu, sostuvo Amnistía.
Los civiles son, a diario, víctimas de pandillas armadas y de represión policial, indica el informe.
La presencia militar de la Minustah se limita a las principales avenidas. En las pequeñas calles de Cité Soleil, la población civil continúa sufriendo graves abusos a manos de pandillas armadas que matan, violan, incendian y saquean con impunidad, añade.
Integrantes de Minustah informaron a la delegación de Amnistía que la misión carece de poder ejecutivo para asumir actividades policiales independientes.
Parte del objetivo de la Minustah es profesionalizar a la fuerza policial haitiana, según el informe publicado el 6 de mayo por la misión del Consejo de Seguridad de la ONU en Haití.
Pero a pesar de esas buenas intenciones, el apoyo a la misión entre la población haitiana se diluye con cada abuso supuestamente cometido con impunidad por la policía nacional, según Amnistía.
En un solo incidente ocurrido en octubre, al menos nueve jóvenes fueron muertos a tiros en un vecindario de Puerto Príncipe, luego de que cuatro vehículos policiales y una ambulancia llegaran al área. De los automóviles descendieron personas en uniforme negro identificados como policías, indica el informe.
Con los rostros ocultos con pasamontañas, ordenaron supuestamente a los ocupantes de una vivienda arrojarse al suelo y les dispararon, sin haber sido provocados ni motivo aparente, señaló Amnistía.
A pesar de la existencia de numerosos testigos y otras evidencias, representantes de la policía han negado persistentemente que el incidente haya ocurrido, agregó.
Ducos cree que una solución a corto plazo podría ser que la Minustah informara periódicamente de las violaciones a los derechos humanos y las investigara a fondo.
La Minustah tiene entre sus tareas reducir la violencia contra las mujeres, pero no ha avanzado mucho en este punto, según Ducos.
El informe incluye tres casos de ataques contra mujeres, entre ellos el de una que fue golpeada y violada el 9 de julio de 2004 por tres hombres que usaban ropas negras y pasamontañas, y que la interceptaron cuando se dirigía a su casa en Puerto Príncipe.
Estaba embarazada de tres meses. Al parecer, los hombres eran policías que iban a buscar a su esposo, un ex empleado del palacio de gobierno durante la presidencia de Jean-Bertrand Aristide, informó Amnistía.
El Hospital de la Universidad Estatal Haitiana en Puerto Príncipe atendió a la víctima y le certificó posible violencia sexual e infección genital. La mujer no quiso denunciar el caso a la policía, en parte porque su esposo continuaba escondido.
La situación se deteriora más y más. Las víctimas de violación no confían en la policía porque es una fuerza represiva. Cientos (de ellas) no presentan demandas ni siquiera ante organizaciones no gubernamentales, señaló Ducos.
El activista sostuvo que la Minustah debería trabajar con organizaciones de la sociedad civil y enviar trabajadores sociales experimentados para atender casos de violencia de género y violaciones a los derechos humanos.
La Minustah debe seguir asistiendo y entrenando a la policía haitiana para garantizar que esté capacitada en derechos humanos. Sólo con una fuerza policial profesional, la gobernanza, el imperio de la ley y el respeto de los derechos humanos serán una realidad en Haití, señaló Amnistía.