Los cancilleres de los 19 países latinoamericanos del Grupo de Río manifestaron este viernes en Argentina su preocupación por la prolongada crisis de Haití, y expresaron un fuerte respaldo al gobierno constitucional de Nicaragua.
Al concluir la XXV reunión de cancilleres, celebrada en la localidad bonaerense de Pilar, 50 kilómetros al noroeste de la capital, los funcionarios también definieron una posición común ante la agenda de la IV Cumbre de las Américas, que se realizará en noviembre en este mismo país.
Nueve cancilleres, ocho viceministros y dos embajadores destacaron el papel imprescindible de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah son sus siglas en francés, mayoritariamente conformada por militares latinoamericanos) a fin de garantizar la seguridad de esa nación caribeña sumida en la violencia de bandas armadas.
También expresaron la importancia de que los países ricos materialicen su promesa de entregar ayuda al país más pobre de América para contribuir a su reconstrucción.
Los montos comprometidos eran de 1.000 millones de dólares. En rueda de prensa, el canciller argentino Rafael Bielsa, presidente de la secretaría temporal del Grupo, precisó que la tercera parte de los fondos ya fue volcada en proyectos, y justificó la demora del resto por la falta de capacidad nacional para gerenciar presupuestos.
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Haití vive una situación de creciente violencia y desamparo. Su presidente constitucional, Jean-Bertrand Aristide, fue derrocado en febrero de 2004 en confusas circunstancias, cuando grupos armados ilegales ingresaron a la capital.
Aristide, exiliado en Sudáfrica, denunció haber sido derrocado por marines (infantes de marina) estadounidenses. De inmediato, el país fue ocupado por fuerzas de Estados Unidos y Francia, reemplazadas a mediados de 2004 por la Minustah.
Bielsa señaló que el gobierno interino de Haití no dispone de herramientas para llevar adelante licitaciones públicas, por ejemplo, pero confió en que con el fortalecimiento de la institucionalidad en ese país los fondos comenzarán a fluir mejor.
Los cancilleres aprobaron una propuesta venezolana de reforzar programas que apunten a atender las necesidades materiales de la población haitiana y otra para que los observadores que asistirán al proceso electoral haitiano que debería comenzar en septiembre prolonguen su permanencia más allá de los comicios.
La cita de cancilleres precedió a la XIX Reunión Cumbre de presidentes del Grupo de Río, que tiene previsto reunirse el 24 y el 25 de agosto en la ciudad turística de San Carlos de Bariloche, en el sur de Argentina.
Los delegados firmaron además una declaración de rechazo a acciones que comprometen gravemente el orden democrático en Nicaragua y llamaron al cese de actividades legales o inconstitucionales dirigidas a destituir al presidente Enrique Bolaños o a desestabilizar su gobierno.
Bolaños ha soportado varios intentos de acortar su mandato, tanto por partidos de la oposición como de la mayoría de la colectividad gobernante.
Bielsa consideró que ese pronunciamiento, requerido por la cancillería nicaragüense, mostró la vigencia del Grupo de Río como mecanismo dinámico y elástico para responder rápidamente a asuntos urgentes. En otros ámbitos, una declaración de este tipo sería más difícil de aprobar y seguramente saldría menos drástica y efectiva.
Bielsa reivindicó la vigencia del foro para atender con una herramienta propia las crisis de gobernabilidad que surgen dentro de la región. El canciller citó a su par brasileño Celso Amorim, quien planteó el principio de no intervención, pero también de no indiferencia ante las crisis.
El Grupo de Río fue establecido en 1986 para apoyar los esfuerzos de paz en América Central y está integrado por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y Guyana, en representación de los Estados del Caribe.
Otro asunto que atendieron los cancilleres fue la multiplicidad de foros regionales, que preocupa a todos, dijo Bielsa.
Los diferentes ámbitos se superponen, las incumbencias se duplican y las agendas se hacen difíciles de administrar, resumió aludiendo a las reuniones del Grupo de Río, las iberoamericanas, y las de los distintos bloques subregionales, que deben añadirse a la naciente Comunidad Sudamericana de Naciones.
Los ministros propondrán compactar instancias ante otros ámbitos y foros. Lo que quedó claro es que el Grupo de Río es una herramienta que habrá que preservar porque tiene enorme potencialidad, remarcó Bielsa.
Los países del Grupo de Río expresaron absoluta homogeneidad sobre la agenda de la IV Cumbre de las Américas, que tendrá como lema Crear empleo para combatir la pobreza y reforzar la gobernabilidad democrática.
Bielsa sostuvo que el problema de la pobreza y del desempleo es real y no conceptual en esta región, y subrayó que dentro del Grupo de Río no hubo ninguna diferencia respecto del lema en sí, ni tampoco con el modo de abordarlo.