El acuerdo firmado esta semana por el presidente estadounidense George W. Bush y el primer ministro indio Manmohan Singh para la venta de avanzada tecnología nuclear de Estados Unidos a India confirma un giro político de Washington con consecuencias mundiales y regionales, según expertos.
Por un lado, el gobierno de Bush parece haber dado la espalda a una estrategia de 30 años para disuadir a los países no signatarios del Tratado de No Proliferación Nuclear de adquirir armas atómicas, así como a la tradicional inclinación de Estados Unidos hacia Pakistán, rival de India, para promover un equilibrio de poderes en Asia meridional.
Aunque Washington aceptó en marzo vender a Pakistán avanzados aviones de combate largamente reclamados por ese gobierno, Islamabad anunció el lunes que postergaría una visita del primer ministro Shaukat Aziz a la Casa Blanca, programada para la semana próxima.
Muchos consideraron la postergación como una medida de protesta, pero funcionarios pakistaníes negaron que estuviera relacionada con el nuevo acuerdo.
Al mismo tiempo, el acuerdo del lunes y otro pacto bilateral de defensa firmado hace tres semanas, que vuelve a Nueva Delhi elegible para comprar avanzados equipos militares estadounidenses, marcan una nueva etapa en los esfuerzos de Washington por convertir a India en un aliado que sirva de contrapeso para China.
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Distintas fuerzas de Washington, especialmente del Pentágono (Departamento de Defensa), consideran que China es la mayor amenaza de largo plazo para el mantenimiento de la hegemonía estadounidense en Asia.
Los nuevos acuerdos con India son vistos como un bloque más en la estrategia de contención de China, observó Joseph Cirincione, un analista de política exterior de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, quien también consideró un gran error la decisión de Bush de vender combustible y tecnología nucleares a Nueva Delhi.
El último pacto favorece a India pero debilita todo objetivo de no proliferación y volverá mucho más difícil la cooperación internacional necesaria para prevenir el aumento de armas atómicas, dijo a IPS, y agregó que ahora será mucho más fácil para Rusia defender sus ventas de equipos nucleares a Irán.
Muchos países que quieren tener tecnología nuclear de uso civil pero también se sienten inseguros sin armas atómicas se preguntarán ahora cuál es la sustancia de la política estadounidense, dado que trata con suavidad a los países que tienen esas armas y con fuerza a los que no las tienen, advirtió Arjun Majijani, director del Instituto de Investigaciones sobre Energía y Ambiente (IEER), con sede en el oriental estado de Maryland.
El acuerdo nuclear, firmado durante una visita de Estado de Singh a Washington, fue el último paso en un cortejo bilateral que comenzó poco después de la desintegración en 1991 de la Unión Soviética, aliado de Nueva Delhi durante la guerra fría.
Ese cortejo llegó a su punto máximo a fines de la década de 1990, cuando Washington intervino para calmar la tensión entre India y Pakistán, al borde de una tercera guerra, y se aceleró después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
La importancia de la visita de Singh quedó de manifiesto en el tratamiento de alfombra roja que recibió de Bush, con sesión conjunta en el Congreso y cena formal incluidas.
Singh no recibió todo lo que pretendía: Bush no apoyó públicamente la candidatura de India a un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ni levantó su oposición a la construcción de un gasoducto entre Irán e India, pasando por Pakistán.
Sin embargo, la prensa india celebró el acuerdo nuclear como un paso histórico y una confirmación de la transformación de India en una nueva potencia mundial.
India, que nunca firmó el Tratado de No Proliferación, sorprendió al mundo al detonar una bomba nuclear en 1974, y luego otra vez en 1998, cuando realizó tres pruebas atómicas nucleares subterráneas que fueron seguidas de inmediato por ensayos nucleares de Pakistán, llevando la tensión entre ambos países a un máximo.
Washington respondió a la prueba de 1974 con el corte de la cooperación nuclear bilateral y la creación del Grupo de Proveedores Nucleares, ahora integrado por 44 países, que acordó no transferir tecnología nuclear sensible a países no signatarios del Tratado de No Proliferación o que no aceptaran inspecciones completas de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Tras las pruebas de 1998, el gobierno de Bill Clinton (1993-2001) impuso sanciones económicas a India, que Bush levantó después del 11 de septiembre de 2001.
Expertos nucleares señalaron que el acuerdo del lunes amenaza en particular al Grupo de Proveedores Nucleares.
La idea era no compensar a los países que construyeran armas nucleares, recordó George Perkovich, otro analista de Carnegie especializado en asuntos de Asia meridional.
Queremos que otros países nos ayuden a aplicar las reglas, pero si nosotros mismos las rompemos, ellos pueden no aplicarlas y hacer lo que no queremos que hagan, comentó, y sugirió que China podría ahora vender tecnología nuclear a Pakistán, que tampoco integra el Tratado de No Proliferación.
Se prevé que Bush pedirá al Grupo de No Proliferación que modifique sus normas, pero también que Francia y Rusia, dos miembros de ese grupo, se opondrán, señaló Cirincione.
Si Bush logra que otros cambien las normas, no hay objeciones, pero si no lo logra e igualmente sigue adelante con sus planes, estará rompiendo normas establecidas y habrá graves problemas, advirtió Perkovich.