Los objetivos de la OMC de concertar a fines de este mes un compromiso, que siente las bases para las negociaciones de la Ronda de Doha, no serán alcanzados, admitió una fuente negociadora.
Eso es claro desde hace por lo menos varias semanas, confirmó. El propio director general de la OMC (Organización Mundial del Comercio), Supachai Panitchpakdi, lo ha venido advirtiendo desde hace largo tiempo, insistió.
Sin embargo, la fuente añadió que por ahora no se cuestiona la posibilidad de que ese compromiso se alcance en la sexta conferencia ministerial de la OMC, que se celebrará en diciembre en Hong Kong.
Desde que fuera lanzada en la capital de Qatar, en noviembre de 2001, la Ronda de Doha ha ido aplazando y renovando sus ambiciones de un acuerdo acelerado y amplio. Pero en realidad nunca pudo coronar esas aspiraciones como volvió a ocurrir esta semana, cuando debía establecer los lineamientos que orientarán la etapa final de la negociación.
Como siempre hasta ahora, la cuestión de la agricultura sigue siendo el nudo gordiano de la negociación que los representantes de los 148 estados miembros de la organización no atinan a deshacer.
Los responsables de la negociación para la disminución de los aranceles industriales, otro de los rubros clave de la Ronda de Doha, reconocieron que en la marcha de esas discusiones todo depende de agricultura.
Los desacuerdos identificados, especialmente en agricultura, requerirán decisiones políticas en extremo dificultosas, dijo la fuente. Las negociaciones que se reanudarán en septiembre, luego del receso de la OMC en agosto, no se presentan nada fáciles, alertó.
Las organizaciones no gubernamentales especializadas tienen una visión aún más desfavorable de la marcha del proceso de Doha. Aftab Alam, jefe de la campaña por un comercio justo de la organización ActionAid, describió que las actuales negociaciones caen en espiral fuera de control.
Los países ricos presionan a los pobres para que firmen un acuerdo que, en lugar de combatir la pobreza, la incrementará, dijo Alam. Por ese motivo, las negociaciones deben ser suspendidas, sostuvo.
Celine Charveriat, de la organización Oxfam Internacional, observó un pesimismo creciente respecto de las discusiones de Doha. Por lo pronto, ya podemos afirmar que la ronda es un fracaso para el desarrollo de los países pobres, agregó.
Empero, el Consejo General de la OMC se reunirá este miércoles y el viernes para tratar de obtener algún progreso, aunque mínimo, en la negociación.
El Consejo es el máximo cuerpo de la institución durante los períodos de receso de la conferencia ministerial y sus decisiones afectarán a los consumidores en los años venideros, advirtió Emma Harrison, activista de la campaña de comercio de Consumidores Internacional.
Harrison resaltó que la OMC tiene poder para asegurar acceso justo a los mercados, reducir las barreras de ingreso y mejorar el nivel de los pobres. Si antes de la conferencia de Hong Kong fracasa en el objetivo de lograr progresos en esos puntos, los consumidores de todo el mundo serán los perdedores, previno.
En la práctica, las negociaciones de la Ronda de Doha no han registrado avances desde hace un año, cuando se adoptaron directrices para orientar el proceso y conseguir la aprobación de las modalidades en Hong Kong.
Pero las tratativas de hace un año, también en Ginebra, se desarrollaron en la clandestinidad, sostuvo Alessandro Pelizzari, de la organización no gubernamental Attac Suiza, en referencia al estilo de las discusiones en grupos reducidos de países, que excluyen a la gran mayoría de las naciones en desarrollo.
Mediante ese acuerdo, la Ronda de Doha retomó la senda abandonada durante el fracaso de la quinta conferencia ministerial, celebrada en 2003 en el sudoriental balneario mexicano de Cancún, aunque sin la participación de la sociedad civil, criticó Pelizzari.
Saliou Sarr, de la Red de Organizaciones de Campesinos y Productores Agrícolas de Africa occidental (Roppa), mencionó que los acuerdos de la OMC agravan los problemas de la agricultura africana y en especial causan una caída permanente de los precios agrícolas, un factor de empobrecimiento y de éxodo rural.
La OMC sólo sirve los intereses de las firmas transnacionales de la agroindustria, sostuvo Sarr.
Por su parte, Elroy Paulus, dirigente de la Central de Sindicatos Sudafricanos, declaró su oposición a la apertura de los mercados de los productos industriales. Estamos muy preocupados porque esa liberalización amenaza con profundizar las desigualdades sociales, dijo. (