La dictadura militar de Birmania se vio obligada a resignar su turno para presidir la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), debido a las presiones internacionales por su falta de compromiso con la apertura política.
Pero las sanciones previstas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a los países que reclutan niños soldados le habrían impedido al régimen, de hecho, ejercer esa función. Y la resolución del Consejo de Seguridad le duele más a la junta militar que el retroceso en la ASEAN.
Una de las sanciones previstas por el Consejo el martes para los países que integren a niños en sus fuerzas armadas es la prohibición de realizar viajes internacionales, lo que dificultaría a los generales liderados por Than Shwe presidir la ASEAN.
Esta sanción se dispondría contra los líderes de los 54 países y organizaciones insurgentes acusadas por la ONU de violar las normas sobre abusos contra menores en áreas de conflicto armado. Otros posibles castigos son la interrupción de la asistencia militar y financiera.
Según organizaciones de derechos humanos, los niños obligados a convertirse en soldados en Birmania son 70.000. Las fuerzas armadas cuentan con 415.000 uniformados.
[related_articles]
La oposición birmana considera que la decisión de la ONU es más dañina para el régimen que la decisión de resignar la presidencia de la ASEAN, bloque que también integran Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.
Aunque referida a todos los países en general, la resolución del Consejo ha sido hasta ahora la presión más fuerte contra la junta, dijo a IPS Sann Aung, integrante del gobierno birmano en el exilio en Tailandia.
Este golpe contra el régimen fue propinado apenas un mes después de que otra agencia de la ONU, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), apoyara con fuerza la posibilidad de que los países miembros impongan a Birmania sanciones económicas por sus prácticas de trabajo forzado.
Entre otras medidas, la resolución de la OIT ampara a los gobiernos que decidan restringir las inversiones en Birmania y a los sindicatos que dispongan el boycot de los productos de ese país.
La renuncia de Rangún a la presidencia de la ASEAN, cediendo a la presión internacional y regional, es vista por los exiliados como un mero gesto simbólico.
Hay pocos motivos de celebración, porque no hay garantías de que la resignación mejore el clima dentro de Birmania, dijo el editor de la publicación birmana en Bangkok The Irrawady, Aung Zaw.
Muchos birmanos políticamente comprometidos son muy cínicos al respecto, y algunos temen, incluso, que la junta empeore el panorama, agregó.
La cautela es comprensible, dado que la junta gobierna con mano de hierro desde 1962 y se resiste a demostrar su compromiso con la apertura democrática, como reclama la ASEAN.
Entre las principales exigencias de la comunidad internacional figura la liberación de la líder prodemocrática Aung San Suu Kyi, en arresto domiciliario desde mayo de 2003. Pero se trata apenas de la última instancia de sus detenciones, que comenzaron en 1989.
Cuando el canciller birmano Nyan Win anunció el martes la renuncia de su país a la presidencia de la ASEAN, durante una conferencia ministerial de la ASEAN, hubo escasa mención a la libertad de Aung San Suu Kyi ni al reconocimiento de su Liga Nacional para la Democracia, el partido que ganó las últimas elecciones.
La cuestión de la presidencia de Birmania dominó el debate preliminar a la reunión de seis días en Vientiane, iniciada el lunes.
Singapur, Malasia, Tailandia, Filipinas e Indonesia han dado muestras de preocupación por el destino del bloque luego de que Estados Unidos y la Unión Europea amenazaran con boicotear sus reuniones si Birmania continuaba reprimiendo a su población en ejercicio de la presidencia.
Pero al mismo tiempo, en consonancia con su principio de no interferencia en asuntos internos de otro país, los miembros de la ASEAN minimizaron deliberadamente el asunto.
De todos modos, Birmania mostró pocas señales de voluntad de ayudar a la ASEAN a evitar el embarazo, al menos hasta el anuncio de último momento por parte de Nyan Win.
Esto demuestra que la presión concertada de todas las partes funciona. El gobierno militar no podía ignorar el mensaje, en especial al proceder de países de la ASEAN, dijo a IPS el analista político birmano Aung Naing Oo.
Se trata de la primera ocasión en que la junta es obligada a actuar en contra de su voluntad, y el episodio podría tener repercusiones mayores dentro de las fuerzas armadas que entre la población, según analistas.
Esto puede afectar la moral de los soldados, a quienes se hace creer que el régimen es una fuerza benevolente, dijo Sann Aung.
La junta ha tratado de construir legitimidad a través de la propaganda, diciéndose respetada por la comunidad internacional, explicó el parlamentario en el exilio.
Esto puede explicar por qué no hubo anuncios públicos este miércoles por parte de Rangún ni información en los medios de comunicación estatales sobre el anuncio de Nyan Win.
La noticia más importante del diario estatal La Nueva Luz de Myanmar, por ejemplo, fue la reunión de altos funcionarios de los ministerios de agricultura en Vientiane.