La guerrilla zapatista asentada en el estado mexicano de Chiapas promete que no usará las armas, pero también anuncia su intención de que los «sinvergüenzas», apelativo con el que identifica a todos los políticos ya sean de derecha o izquierda, «no se salgan con la suya», sino que «rindan cuentas y paguen».
¿Qué harán estos guerrilleros indígenas, que en los últimos 11 años transitaron entre acciones políticas llamativas y el mutismo, pero que en los últimos cuatro ocuparon planos secundarios en la política?
Por lo pronto, el gobierno del presidente Vicente Fox se congratuló de que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) haya aclarado que no realizará acciones militares, luego de un anuncio inicial que confundió a muchos, pues el grupo se declaró en alerta roja sin precisar los motivos y consecuencias de esa medida.
Mediante su portavoz y uno de sus pocos integrantes mestizos, el llamado subcomandante Marcos, el EZLN indicó que planea hacer "otra cosa" para presentar sus demandas, pero que aún no informará con exactitud qué es ni cuándo lo llevará a cabo.
"Esa otra cosa no implica ninguna acción militar ofensiva por parte nuestra. No estamos planeando ni consultando (a las bases zapatistas sobre) el reinicio de los combates militares ofensivos", señaló Marcos en uno de los comunicados que emitió durante la tercera semana de este mes.
En los últimos cuatro años y tras su última acción de 2001, que consistió en un viaje de los máximos jefes guerrilleros desde Chiapas hasta la capital para demandar una reforma de ley que garantizara los derechos y la autonomía indígena, los zapatistas habían permanecido lejos de los reflectores de los medios de comunicación.
"Conociendo la historia de los zapatistas, habrá pronto una sorpresa que los regrese a escena y todos esperamos que no agregue confusión y encono al ambiente político", dijo a IPS el politólogo Patricio Benavides.
El EZLN irrumpió en la escena política el último día de 1993 con la toma de varios poblados y carreteras en el sudoriental estado de Chiapas. Tras 12 días de combates, en los que la mayoría de los guerrilleros portaban viejos fusiles de casa, machetes o simples palos, el gobierno del presidente Carlos Salinas (1988-1994) ordenó el cese de hostilidades, que se mantiene hasta hoy.
A diferencia de otros grupos armados de América Latina, los zapatistas alcanzaron casi sin combatir la categoría de fuerza beligerante, por lo que el Congreso aprobó una ley de pacificación, que es la actual garantía de que no se reiniciarán las hostilidades.
Los guerrilleros realizaron varias acciones políticas que movilizaron a la sociedad civil hasta su viaje a la capital de 2001, pero en los últimos años, cuando cambió el escenario en el cual comenzaron su actuación pública, pasaron a planos secundarios.
En diciembre de 2000 terminaron 71 años consecutivos de gobierno del Partido Revolucionario Institucional y nadie objeta ahora la legitimidad del Congreso o la Presidencia, como ocurría cuando apareció el EZLN.
Hoy, cuando las amarras de las campañas proselitistas están desatadas de cara a las elecciones presidenciales de 2006, los guerrilleros regresan a la palestra con varios comunicado públicos, en uno de los cuales criticaron duramente a todos los políticos y prometieron luchar "para impedir que esos sinvergüenzas se salgan con la suya".
"Es la hora de empezar a luchar para que todos esos que allá arriba desprecian la historia y nos desprecian rindan cuentas, para que paguen", señala uno de las misivas firmadas por Marcos.
Entre los "sinvergüenzas" de la política local el jefe guerrillero incluyó a Andrés Manuel López Obrador, el alcalde izquierdista de la capital mexicana, que desde hace más de seis meses es el potencial candidato presidencial mejor ubicado en las encuestas.
Según Marcos, la estabilidad política y macroeconómica que promete instaurar López Obrador en caso de llegar a la Presidencia significará sólo "ganancias crecientes para los ricos, miseria y despojos crecientes para los desposeídos y un orden que controle el descontento de estos últimos"..
La demanda central de los guerrilleros es que el Estado garantice plenos derechos de autonomía a los indígenas, tal como se estipuló en 1996, en el único acuerdo firmado por la comandancia del EZLN y el gobierno, que ejercía en ese momento el presidente Ernesto Zedillo (1994-2000). Pero también hablan de justicia para los pobres.
Más de la mitad de los más de los 103 millones de mexicanos son pobres, y entre ellos los que viven en peores condiciones son los 10 millones de indígenas.
El surgimiento del EZLN, que controla administrativa y políticamente 15 por ciento del sudoriental estado de Chiapas, una zona de 75.634 kilómetros cuadrados de extensión donde viven unas 100.000 personas, puso sobre la mesa de discusiones el tema de esa pobreza y marginación de los nativos.
Poco ha cambiado la vida de los indígenas desde que el grupo salió a escena, aunque en general se considera que la situación de los nativos residentes en la zona de influencia del EZLN es algo mejor que la del resto.
Con apoyo financiero de grupos no gubernamentales locales y extranjeros, y con la tolerancia del gobierno, los guerrilleros, que probablemente no son más de 5.000 personas mal armadas, establecieron en su zona de control programas de desarrollo comunitario, educación y salud.
Además, y hasta fines de los años 90, la guerrilla se mantuvo como uno de los primeros promotores del movimiento mundial contra el neoliberalismo.
El EZLN organizó en las selvas de Chiapas el Primer Encuentro por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, al que asistieron decenas de activistas de todo el mundo. Pero en los últimos años, los llamados grupos altermundistas (por la consigna "Otro mundo es posible") ya no contaron entre los participantes en sus reuniones internacionales a los miembros del grupo, aunque periódicamente hicieron mención de ellos.
Ahora el grupo está alistándose a salir nuevamente a escena con alguna estrategia que aún se desconoce.
"El colectivo que somos tomará una decisión. Se están sopesando los pros y los contras. Se están haciendo bien las cuentas, lo que se pierde y lo que se gana. Y, viendo que no es poco lo que se arriesga, se decidirá", escribió Marcos en su último comunicado, fechado el martes 21 de este mes. (