La alerta roja que decretó en el sur de México la guerrilla zapatista, sin explicar sus motivos ni consecuencias, parece estar vinculada a movimientos castrenses inusuales en la zona y a la creciente presencia de paramilitares, dijo este martes una organización humanitaria.
En el meridional estado de Chiapas hay un reposicionamiento táctico (de soldados) en una campaña de guerra vigente, es decir, el ejército no se retira, se reactiva, afirmó el no gubernamental Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas en una nota entregada a IPS.
Pero para el gobierno de Vicente Fox, en esa área hay plena normalidad, como aseguró el lunes un portavoz suyo, luego que el insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con siento allí se declaró en alerta y puso en guardia a sus militantes.
El EZLN no explicó lo motivos de su actitud, pero algunos observadores creen que es su forma de regresar a escena.
Mientras, el portavoz gubernamental Rubén Aguilar afirmó de forma categórica que en Chiapas existe hoy paz y tranquilidad plenas, a la par de que se negó a opinar sobre cuáles serían los motivos del grupo armado irregular para ponerse en guardia.
En un comunicado fechado el domingo, la comandancia del EZLN informó que cerró sus centros administrativos comunitarios ubicados en las selvas y cañadas de Chiapas y que acuarteló sus tropas. Además, anunció que realizará acciones futuras, pero no precisó de qué tipo serían.
El Comisionado para la Paz en Chiapas del gobierno, Luis Álvarez, declaró que no tiene razón de ser la alerta roja emitida por esta guerrilla surgida el 1 de enero de 1994, pero que no dispara un solo tiro desde la segunda semana de ese mismo año, cuando el entonces gobierno de Carlos Salinas (1988-1994) decretó el cese del fuego unilateral.
Casi en forma paralela al anuncio de alerta de los zapatistas, la Secretaría (ministerio) de Defensa Nacional informó que la semana pasada soldados destruyeron plantíos de marihuana sembrados en unas cuatro hectáreas ubicadas en la zona de influencia de la guerrilla.
Para el diputado Francisco Espinosa, presidente en turno de la Comisión de Concordia y Pacificación del Congreso legislativo, la movilización del EZLN es totalmente sorpresiva.
No entendemos los motivos, pues la situación en Chiapas estuvo los últimos meses muy tranquila, dijo el legislador del pequeño Partido del Trabajo en entrevista con IPS.
No vamos a especular sobre los motivos del EZLN, pero esperamos no estar frente a una situación de enfrentamientos, pues no encontramos motivos, declaró el titular de la comisión integrada por diputados de todos los partidos políticos y creada hace 10 años para coadyuvar en los procesos de pacificación de Chiapas.
Pero el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas entiende que los zapatistas estarían respondiendo a una situación de hostigamiento. Desde hace dos meses se han registrado movimientos del Ejército mexicano (en la zona de influencia de la guerrilla), en lo que constituye el mayor movimiento militar desde 2001, afirmó esta organización, que trabaja en Chiapas.
El Centro reporta haber detectado desplazamientos de soldados en al menos siete comunidades indígenas de influencia zapatista y una reactivación de grupos paramilitares.
Sobre la anunciada destrucción de plantaciones de marihuana, el grupo humanitario dijo que es peligroso relacionar el componente del narcotráfico al conflicto en Chiapas, dado que lo distorsiona, mucho más si se busca con él justificar una escalada de violencia.
El académico Patricio Benavides cree que la alerta decretada por el EZLN debe tener motivos fundados, aunque no se los conozca plenamente por ahora.
Sin embargo, con base a informes de grupos humanitarios y a versiones de personas que han estado en zonas de Chiapas, se especula que se pueda deber a la presencia de grupos paramilitares que acosan a los zapatistas, señaló el experto a IPS.
Según el académico de ciencias políticas, lo que parece claro con el anuncio del estado de alerta, más allá de los motivos puntuales que pueda existir ahora, es que los guerrilleros vuelven a la escena política de la que han estado ausentes desde comienzos de 2001, cuando realizaron un viaje a la capital de México con la anuencia y protección del gobierno.
En una carta pública dirigida al presidente del club de fútbol italiano Milan FC, Massimo Moratti, el líder del EZLN, el subcomandante Marcos, insinuó en mayo a manera de cronista deportivo que el partido entre el grupo y los políticos estaba a punto de reanudarse.
Con el balón en la mano ha caminado (Marcos) como en cámara lenta desde la portería zapatista. Luego de reclamar al árbitro la ilegitimidad del gol recibido, pone el esférico en el centro de la cancha. Voltea a ver a sus compañeros e intercambian miradas y silencios, escribió el jefe guerrillero en aquella misiva.
Con el marcador, las apuestas y el sistema entero en contra, nadie tiene esperanzas en los zapatistas. Empieza a llover. En un reloj son casi las seis (podría referirse a junio). Todo parece estar listo para que se reanude el encuentro, decía la carta en la que Marcos invitaba al presidente del club Milán a realizar un partido de fútbol entre su equipo y el de los guerrilleros.
En su último movimiento público de envergadura, los jefes del EZLN llegaron a la capital mexicana en 2001 para pedir a los parlamentarios la aprobación de una ley sobre derechos indígenas. El EZLN ha advertido que sólo reanudará sus diálogos de paz con el gobierno, suspendidos en 1995, cuando esa norma esté vigente.
El Poder Legislativo aprobó poco después de la visita de los zapatistas una ley sobre derechos indígenas, pero su contenido no satisfizo a los guerrilleros, que desde entonces permanecen en el territorio que controlan para desarrollar, según dicen, la verdadera autonomía indígena.
Reportes del gobierno de Fox, corroborados por diversos investigadores, indican que el grupo controla administrativa y políticamente 15 por ciento del sudoriental estado de Chiapas, de 75.634 kilómetros cuadrados de extensión.
En esa zona, donde el ingreso de cualquier persona es controlado y los programas sociales del gobierno no operan, viven alrededor de 100.000 personas, la gran mayoría indígenas pobres y marginados, igual que las poblaciones originarias del resto del país.
Pero también están allí los alrededor de 5.000 hombres, en general mal armados, que pertenecen a las bases militantes del EZLN.
El control de los guerrilleros sobre parte de territorio de Chiapas tuvo un paréntesis en 1996, cuando el gobierno de entonces de Ernesto Zedillo (1994-2000) ordenó una ofensiva militar en la zona, no respondida por los zapatistas, que prefirieron replegarse junto con sus bases de apoyo.
Esa ofensiva gubernamental fue interrumpida por presiones de organizaciones de la sociedad civil y políticas, y los nativos comenzaron a regresar a sus tierras de manera parcial.
La zona zapatista está rodeada de cientos de militares ubicados en 91 campamentos, que allí se apostaron con el surgimiento del grupo armado.
Cuando Fox asumió la presidencia de México, en diciembre de 2000, se ordenó el retiro del Ejército de zonas cercanas a la presencia de guerrilleros, pero según grupos defensores de los derechos humanos en los hechos sólo se trató de una reubicación estratégica.
Desde 2001, el EZLN no realiza acciones importantes y su presencia en la escena política ha sido marginal.
El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas sostiene que en Chiapas sigue presente la violencia entre indígenas, que están divididos por filiaciones políticas o religiosas. Además, denunciaron la presencia de grupos armados irregulares contrarios a la guerrilla, asunto negada por las autoridades.
Desde el punto de vista de los derechos humanos no vemos casi ningún cambio con el actual gobierno (de Fox), ni en respeto a los indígenas ni el fin del acoso militar, señaló a IPS en enero, Michael Chamberlain, en nombre de esa organización no gubernamental.
