El gobierno de Galicia, cuya hegemonía ejerce desde hace 15 años el derechista Partido Popular (PP), será definido en las elecciones del próximo domingo por el voto de los gallegos emigrantes, según todas las encuestas.
Galicia, unas de las 17 comunidades autónomas que integran España, ubicada en el extremo noroccidental de la península ibérica, tiene como presidente a Manuel Fraga, quien fue ministro en la dictadura franquista (1939-1975) y en los primeros tramos de la posterior transición democrática, tras la muerte del dictador Francisco Franco.
Desde las elecciones gallegas de 1989, el PP postuló a Fraga y ganó por mayoría absoluta. Pero las últimas encuestas también indican que ese partido puede perder entre dos y tres escaños, lo que le impediría alcanzar las bancas necesarias en el Parlamento Autónomo, encargado de designar al presidente del gobierno.
Atendiendo al sistema electoral, que dispone la elección por distritos, unos pocos votos pueden alterar esos pronósticos. Y en ese campo es donde gana valor el sufragio de los gallegos en el extranjero, ya que de 2.616.956 ciudadanos registrados, 305.218 residen en el exterior, según cifras oficiales de esa comunidad.
Esto explica los viajes, en especial a Argentina, Uruguay y México (donde residen las más numerosas comunidades gallegas), de Fraga y de los candidatos de las otras dos fuerzas políticas que disputarán los votos, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Bloque Gallego Nacionalista (BNG).
Tanta es la importancia de esos sufragios que Fraga ha pedido a la Junta Electoral que designe interventores que controlen su ingreso por el aeropuerto de Barajas, Madrid, adonde llegarán despachados desde las embajadas y consulados en el exterior.
Hay un precedente inmediato, ya que en las elecciones para el Parlamento Europeo, en junio de 2004, el PSOE obtuvo 51 por ciento de votos españoles en el exterior, mientras al PP correspondió 38. Aunque esos porcentajes se refieren a toda España, y en Galicia tienen peso las preferencias que pueda recoger en el exterior el BNG, cuyas pancartas electorales ondean en las calles de ciudades como Buenos Aires.
En estos días, miembros del PSOE y del BNG han recordado una frase del escritor y médico republicano Alfonso Castelao, un nacionalista gallego fallecido en Buenos Aires en 1950: El gallego no protesta, emigra.
Los partidos opositores esperan que esa protesta contra el PP se exprese en votos y le niegue la mayoría absoluta, de manera que socialistas y nacionalistas puedan constituir un gobierno de coalición.
Así, en sus campañas en el exterior, el BNG golpeó a Fraga por las ayudas que dio o negó a los emigrados. Cuando visitó Montevideo el líder del BNG, Anxo Quintana, destacó que el presidente gallego fue débil a la hora de apoyar a los residentes en el exterior y en muchos casos de facilitar su regreso a España, y que en sus 15 años de gobierno, unos 200.000 jóvenes debieron buscar trabajo fuera de Galicia.
El Parlamento Autónomo está conformado por 75 diputados, y ninguna encuesta prevé que el PP obtenga 38 bancas, la mayoría absoluta necesaria para designar al jefe del Poder Ejecutivo.
Fuentes del PSOE dijeron a IPS que encuestas propias, no divulgadas, auguran entre 34 y 35 escaños para el PP, 26 o 27 para los socialistas y 13 o 14 para el BNG. Sondeos realizados por los principales diarios gallegos apuntan en la misma dirección.
Según la encuesta del diario La Voz de Galicia, el PP obtendría 34 bancas, y la del periódico La Región le otorga de 36 a 38, mientras Faro de Vigo estima entre 36 y 39 legisladores populares. En todos estos sondeos, la mayoría de consultados manifestaron preferir a un candidato que no fuera Fraga.
Ese rechazo al gobernante se debe tanto a su avanzada edad (nació en 1922) y a sus problemas de salud, como a sus gestos y declaraciones que reafirman su condición de derechista.
Entre las declaraciones de Fraga que provocaron escozor, críticas y, según los analistas, pérdida de intención de voto, se cuentan las del domingo 12, cuando periodistas consultaron su opinión sobre los ciudadanos aún indecisos.
Los comicios se juegan en la masa de indecisos, porque muchos ciudadanos no dicen lo que piensan, lo mismo que pasa con las féminas, ya que si a una mujer le preguntan con cuántos hombres se acuesta no suele dar una respuesta absolutamente certera, replicó Fraga.
Asimismo se pronunció contra la legalización del matrimonio homosexual, aprobada por iniciativa del gobierno español del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, y contra la ley que agiliza los trámites de divorcio. Sobre lo último argumentó que perjudicaba la natalidad.
Quizás por estos comentarios, considerados machistas por organizaciones feministas, de mujeres y por políticos progresistas, un grupo de personalidades muy reconocidas, como Mabel Rivera, actriz ganadora del premio Goya a la mejor interpretación por la película Mar adentro, crearon un movimiento anti Fraga.
El grupo Hai que botalos (hay que echarlos, en gallego), propugna el cambio político en Galicia, entre otras razones para reivindicar los derechos de las mujeres, que se consideran poco reconocidos en esa comunidad.
Algunos dijeron que las palabras de Fraga fueron erróneas y las atribuyeron a sus años, pero el candidato socialista Emilio Pérez Touriño contestó que el problema no era la edad, sino su talante no dialogante y que su proyecto político está agotado.
Ese agotamiento explica el deseo mayoritario por el cambio que expresan más de 60 por ciento de los gallegos consultados en los sondeos que maneja el PSOE, añadió Pérez Touriño.
Fraga, cuya postulación motivó fuertes discusiones dentro del PP, dejó trascender que de triunfar renunciaría a la presidencia en dos años y convocaría a nuevos comicios con otro candidato del PP para la presidencia. Y afirmó que garantizaría la unidad partidaria.
Un nuevo éxito de Fraga tendría importancia no tanto por el posible debilitamiento del gobierno nacional de Zapatero, sino para la unidad del PP y el liderazgo de su secretario general, Mariano Rajoy, muy amenazado por varias tendencias internas.
Las urnas decidirán el domingo y, dentro de ellas, los sufragios de los emigrados. La relevancia de este factor implica que los resultados finales no se conocerán antes del miércoles, cuando se escruten los votos de ultramar.