La competencia por el oro entre milicias de República Democrática del Congo que contaron con apoyo de Uganda y Ruanda condujo a graves abusos, advirtió la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
Las milicias tribales apoyadas por Uganda y Ruanda han luchado por el control de los grandes yacimientos de oro en el noreste del país, obstaculizando las gestiones para acabar definitivamente con la guerra civil, indica el informe La maldición del oro, publicada el miércoles por HRW.
Entre 2002 y 2004, unos 2.000 civiles fueron asesinados y decenas de miles desarraigados en la batalla por Mongbwalu, una de las principales áreas mineras. Los combatientes procuraban enriquecerse y financiar sus esfuerzos de guerra con el oro, indica el estudio.
Esa lucha fue el marco en que se cometieron numerosos asesinatos, torturas y violaciones, según los autores del informe de HRW.
Las milicias —el Frente Nacionalista e Integracionista (FNI), afín a Uganda, y la Unión de Patriotas Congoleños, cercana a Ruanda— ocuparon República Democrática del Congo durante la guerra civil que sumió al país entre 1998 y 2003.
Investigaciones conducidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) imputan a Ruanda y Uganda de explotación ilegal de recursos de República Democrática del Congo durante la guerra.
Los soldados de Uganda que asumieron el control directo de áreas ricas en oro para extraer el mineral en su beneficio solían golpear y arrestar arbitrariamente a quienes se resistían a sus órdenes, indica el informe.
HRW reproduce cálculos según los cuales pasaron a manos ugandesas más de nueve millones de dólares en oro.
En el periodo de posguerra, la compañía minera AngloGold Ashanti se instaló cerca de Mongbwalu, luego de brindar apoyo financiero y logístico al FNI, pese a los malos antecedentes de ese movimiento en materia de derechos humanos y de que se mantenía al margen de las negociaciones de paz.
Esta filial del grupo minero Anglo American pagó, supuestamente, 8.000 dólares al FNI para poder establecerse allí, a pesar de que ya había logrado esa concesión de manera oficial en 1996. La compañía debió retirarse a causa de la guerra civil.
El oro extraído con asistencia de grupos armados continúa exportándose a Uganda, donde es colocado en el mercado internacional. Eso convirtió el mineral en la tercera exportación del país, a pesar de que no cuenta con él en cantidades acordes.
Las estadísticas oficiales demuestran que la producción de oro de Uganda representa menos de uno por ciento de las exportaciones del país. Cuando le pedimos explicaciones al Ministerio de Energía y Desarrollo Minero, se negó a hacer comentarios, dijo Anneke Van Woudenberg, investigadora de HRW, en conferencia de prensa en Johannesburgo.
El oro es sacado de República Democrática del Congo, y cuando llega a Uganda se convierte en 'legal', al emitirse un certificado que permite su exportación a Europa y más allá, agregó.
Uganda ha negado su involucramiento en el saqueo de los recursos del país vecino.
Las tropas ugandesas cruzaron la frontera por primera vez para contribuir con la caída del dictador Mobutu Sese Seko en los años 90, y luego se volvieron contra Laurent Kabila, el guerrillero que se encaramó en el poder.
Cuando Uganda y Ruanda comenzaron a respaldar a milicias rivales de Kabila, el líder congoleño y su sucesor e hijo, Joseph Kabila, solicitaron asistencia a Angola, Namibia y Zimbabwe.
La ONU también ha apuntado contra Zimbabwe por la explotación ilegal de recursos mineros de República Democrática del Congo. Pero ese país, al igual que Ruanda y Uganda, niega las acusaciones.
A su vez, el jefe ejecutivo de AngloGold Ashanti convocó a una sorpresiva conferencia de prensa el miércoles, el mismo día en que HRW presentó su informe, para calificarlo de injusto y sesgado.
Pero la compañía admitió haber realizado pagos al FNI por un total de 9.000 dólares, pero por concepto de transporte aéreo local.
AngloGold Ashanti no apoya y no apoyará milicias u otros grupos cuya acción constituya un ataque a los esfuerzos hacia la paz y la democracia, aseguró la empresa.
Van Woudenburg consideró que Ashanti debió esperar hasta que las condiciones en Mongbwalu les permitieran operar sin necesidad de interactuar con señores de la guerra abusivos.
República Democrática del Congo necesita desesperadamente inversiones empresariales para reconstruir el país, pero las empresas no deben respaldar de manera alguna a grupos armados responsables de crímenes contra la humanidad, agregó.
La refinería de oro suiza Metalor Technologies fue también mencionada en el informe de HRW por comprar, supuestamente, oro de origen congoleño a Uganda. Pero esa empresa suspendió tales operaciones luego de realizar consultas con la organización con sede en Nueva York.
Hoy, una fuerza internacional de 17.000 soldados está desperdigada por el vasto territorio congoleño para asegurar la ley y el orden. El gobierno interino de unidad nacional instaurado por los acuerdos de paz está encabezado por Joseph Kabila.
Las versiones más aceptadas indican que la guerra civil acabó con cuatro millones de vidas, tanto a causa de los combates como por la hambruna y las enfermedades. (