Una medida que obliga a Cuba a pagar sus importaciones de alimentos desde Estados Unidos antes de que éstos sean embarcados, afecta en primer lugar a pequeñas y medianas empresas agropecuarias estadounidenses.
La restricción a este comercio limitado, anunciada en febrero y aplicada en marzo por la estadounidense Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), llevó a La Habana a comprar en otros mercados productos por valor de 300 millones de dólares, un monto que tenía destinado a sus importaciones desde Estados Unidos.
Las regulaciones "encarecen los productos estadounidenses, los ponen fuera de la competencia y ceden su espacio a países vecinos o de la Unión Europea", dijo el director de la empresa estatal cubana Alimport, Pedro Álvarez.
Cuba estaba preparada para dar "un salto sensible" este año en sus compras a Estados Unidos, según Álvarez. Pero de un monto estimado en 700 a 800 millones de dólares para compras de alimentos, el comercio cerrará en una cifra cercana a la de 2004, de 474 millones.
Álvarez y miembros de una delegación empresarial estadounidense de visita en La Habana, aseguraron en conferencia de prensa este jueves que las limitaciones afectan sobre todo a las pequeñas y medianas empresas de Estados Unidos.
A la ronda de negocios en Cuba asisten representantes del Departamento de Desarrollo Económico del estado de Louisiana, de la Asociación de Productores de Arroz de Estados Unidos y de la Asociación de Comercio Estados Unidos-Cuba.
Este comercio se lleva a cabo pese a un embargo al régimen cubano, impuesto desde hace más de 40 años por Washington.
El Congreso legislativo de Estados Unidos autorizó en 2000 la venta de alimentos a Cuba, como excepción a dicho bloqueo. El intercambio, iniciado al año siguiente, sólo puede ser en un sentido (exportaciones hacia territorio cubano) y al contado.
A esas limitaciones se sumó desde marzo de este año la exigencia del pago de la mercancía en territorio de Estados Unidos antes de su embarque.
Según fuentes oficiales, Cuba compró 175,8 millones de dólares en productos agroalimentarios en 2002, 343,9 millones en 2003 y 474 millones en 2004. En tres años, la isla caribeña pasó a ocupar el puesto 25 de los mercados para productos agrícolas estadounidenses.
Unas 145 compañías productoras y procesadoras de alimentos, puertos y empresas de diversos rubros, afincadas en 37 estados estadounidenses, se han beneficiado desde 2002 con la exportación de unos 300 productos, por un valor cercano a 1.000 millones de dólares.
Pero las transacciones cayeron 26 por ciento entre enero y abril de este año con relación a igual período de 2004, de acuerdo con el Departamento (ministerio) de Agricultura de Estados Unidos. La contracción incluye una caída de 52 por ciento en las compras de arroz.
En total, según cifras de Alimport, este año se han realizado compras por 263,8 millones de dólares, incluyendo el costo de los embarques.
Las importaciones de arroz previstas inicialmente desde Estados Unidos fueron realizadas desde China y Vietnam, proveedores tradicionales de este país caribeño.
"Tenemos productores de arroz para quienes el mercado cubano es importante, y lo están perdiendo", aseguró Kirby Jones, presidente de la Asociación de Comercio Estados Unidos-Cuba.
La asociación, creada en abril pasado, agrupa a 45 entidades estadounidenses, entre asociaciones, puertos, oficinas de agricultura de unos 20 estados y empresas grandes, medianas y pequeñas.
Esta es la primera vez que empresas estadounidenses se organizan en una sola entidad para trabajar a favor de la normalización de las relaciones comerciales con Cuba y respaldar los esfuerzos legislativos que se realizan en esa dirección.
Una carta enviada el lunes por la asociación a un grupo de legisladores favorables a flexibilizar el embargo a Cuba, afirma que las ventas seguirán cayendo durante todo el año si no se cambian los requerimientos de pago.
Según el texto, el sector alimentario estadounidense está registrando pérdidas por el descenso en sus ventas a Cuba de arroz, aceite de soja, maíz, tomate, manzanas y otras frutas, y leche en polvo, entre otros productos.
"Antes de 2001 no existía el comercio y no había motivos para luchar por algo que nunca se había tenido. Ahora tenemos una comunidad agropecuaria y empresarial que por primera vez se encuentra perdiendo algo", afirmó Jones.