Es el fin de nuestra última esperanza, se lamentó Dircilea da Silva Vieira, expresando la desilusión que se expande en las últimas semanas en Brasil, como consecuencia del escándalo de corrupción que afecta al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
Sí, hay corrupción que compromete incluso al presidente, quien fue avisado antes y no creyó en las denuncias, dijo Silva Vieira, de 48 años, portera de un edificio de clase media de Río de Janeiro que siempre votó a candidatos del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), fundado en 1980 por Lula.
Nunca más votaré a Lula y al PT, afirmó a IPS, para luego añadir que es un sentimiento que manifiestan muchos de sus amigos y conocidos.
En cambio, Helio Dutra aún cree en Lula, que continúa siendo mi esperanza. El mandatario sabrá superar esa crisis con su sensatez, declaró este viejo militante del PT que fue secretario de Deportes de Belo Horizonte, la capital del meridional estado de Minas Gerais, durante el gobierno municipal de ese partido en los años 90.
Pero también Dutra, un defensor incondicional de la ética, admite que hay podredumbre en el PT. Todo ser humano está sujeto a errores, sea en la política, en la iglesia o en cualquier lugar, razonó, resaltando su convicción de que Lula no es culpable, aunque no pone las manos en el fuego por los demás.
Es necesario comprobar quiénes son los responsables y limpiar el PT y otros partidos, extendiendo a esa área el combate sin precedentes que el gobierno realiza contra la corrupción, con la Policía Federal deteniendo una cuadrilla tras otra, acotó Dutra, odontólogo y católico fervoroso.
El PT no es un partido de Dios, también tiene muchos demonios, y le conviene realizar una reflexión para recuperar la coherencia perdida y superar la soberbia del poder y volver a sus principios éticos y políticos. Si se convierte en un partido como los demás no tendré razones para permanecer en él, concluyó Dutra.
Son opiniones que reflejan las dificultades que afrontan el gobierno, Lula y su partido ante una opinión pública acostumbrada a oír al PT presentarse como defensor intransigente de la ética y que ahora lo ve del otro lado, tratando de obstruir investigaciones parlamentarias sobre denuncias de corrupción.
Las denuncias son corroboradas por varios indicios y testimonios, pese a que el acusador, el diputado Roberto Jefferson, tiene escasa credibilidad, señaló Vieira.
Jefferson, separado de la presidencia del Partido Laborista Brasileño (PLB), acusa desde hace tres semanas al PT de sobornar diputados de dos partidos conservadores para asegurar su apoyo al gobierno. El PTB es aliado del gobierno
Empero, Jefferson consideró aceptable que su partido obtenga dinero ilegalmente, por medio de empresas estatales, ya que todos lo hacen, según expresó.
El presidente del PT, José Genoino, y el ex jefe de la Casa Civil de la Presidencia (especie de primer ministro), José Dirceu, niegan tajantemente las acusaciones del diputado.
Sin embargo, Dirceu, acusado de dirigir una red de corrupción, dejó ese cargo con rango de ministro la semana pasada para volver a su escaño de la Cámara de Diputados con el objetivo de defender su persona, al gobierno y al PT, según sus propias palabras.
El escándalo puede acentuar la caída de popularidad del gobierno y del propio Lula, una tendencia persistente reflejada en las últimas encuestas, comentó a IPS Ricardo Guedes, director del Instituto Sensus, de sondeos de opinión pública.
La última encuesta realizada por Sensus, a fines de mayo, indicaba que 39,8 por ciento de la población evaluaba al gobierno de manera positiva, frente a 41,9 por ciento del mes anterior. Sólo recogía efectos de la divulgación de indicios de corrupción en la empresa estatal de Correos en provecho del PTB de Jefferson, hecho que provocó sus acusaciones contra el PT, como represalia.
Encuestas más recientes hechas por otras firmas ya reflejan un poco la pérdida de confianza provocada por las denuncias de Jefferson, pero a un ritmo siempre inferior al esperado, según Guedes.
Esa tendencia se debe, en su evaluación, a que la economía está creando nuevos empleos por encima de las expectativas de una población que espera el mínimo, y a los programas sociales del gobierno que distribuye becas que pueden alcanzar el equivalente a 40 dólares mensuales a más de seis millones de familias.
Son factores que sostienen la popularidad de Lula, sostuvo el cientista político. Pero los índices de confianza en el gobierno cayeron a poco más de 35 por ciento, según las encuestas, y 33 por ciento es el punto critico por debajo del cual se hace muy difícil una recuperación, explicó.
Además, por primera vez en las encuestas del Instituto Sensus, la corrupción fue señalada como el primer motivo para no sentir orgullo de Brasil, apuntado por 27,1 por ciento de los entrevistados, superando la violencia, el principal motivo anterior, y la pobreza.
La última encuesta de Datafolha, instituto especializado del diario Folha de Sao Paulo, indicó que 65 por ciento de los militantes del PT creen que hay corrupción en el gobierno.