El senador Jorge Lavandero alegó este martes ante la prensa su inocencia de cargos de abusos sexuales reiterados contra cuatro menores, un día después de admitir su culpabilidad ante un tribunal y desatar una conmoción política y judicial en Chile.
Lavandero, destacado luchador por la democracia durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), pertenece al cogobernante Partido Demócrata Cristiano (PDC), cuyo presidente y también senador Adolfo Zaldívar planteó que se le aplicara la sanción más drástica, expulsarlo de esa colectividad política.
Tuve que aceptar esta estrategia (de declararme culpable) como un mal menor para no afectar a mi familia, dijo Lavandero, quien el lunes, ante el tribunal de garantía de Temuco, 670 kilómetros al sur de Santiago, declaró ante la jueza Georgina Gutiérrez que aceptaba los cargos presentados en su contra por el fiscal especial Xavier Armendáriz.
Horas antes, en un juzgado civil, Lavandero pagó a las familias de las cuatro víctimas una indemnización equivalente a 260.000 dólares, para dar paso así al trámite ante el tribunal de garantía y librarse de un extenso juicio oral en el que habría confrontado a más de un centenar de testigos de la parte acusadora.
Las declaraciones de Lavandero y de su abogado, Matías Balmaceda, de que aceptó inculparse aun siendo inocente, fueron recibidas con escepticismo en medios judiciales y políticos, incluso de su propio partido, así como por la opinión pública.
El caso Lavandero se inició el 29 de septiembre de 2004, cuando el fiscal Armendáriz inició oficialmente la investigación por abusos sexuales contra cuatro niñas que el senador del PDC habría cometido en su propiedad agrícola de Metrenco, una localidad rural cercana a Temuco.
La acusación causó revuelo en un país que estaba todavía bajo el impacto de la investigación judicial de una red de pederastas que encabezaba el empresario Claudio Spiniak, en la cual se sospechaba participación de parlamentarios, según denuncias desechadas este año por la justicia.
El descubrimiento de esa red de pedofilia determinó el procesamiento de Spiniak y sus proxenetas por asociación ilícita para abusar sexualmente de al menos 25 menores desde 1984.
Según estadísticas policiales, de las 4.500 denuncias anuales por abuso sexual en Chile, 80 son con víctimas menores de 18 años, mientras se estima que unos 2.000 menores de 14 años, sobre todo niñas, son obligados a prostituirse.
En el caso de Lavandero se acumularon antecedentes de larga data sobre su inclinación a abusar sexualmente de menores, tanto en su entorno hogareño como en las familias campesinas que le prestaban servicios en su hacienda de Metrenco.
El 13 de diciembre, Lavandero salió al paso de las acusaciones afirmando ser objeto de una campaña de rumores e infamias que eran parte de una conspiración malévola con fines políticos.
El senador llegó a sostener que esa campaña era promovida por transnacionales mineras que buscaban desprestigiarlo por haber sido el principal impulsor de una ley para cobrar regalías a las empresas extranjeras que explotan el cobre, principal fuente de divisas de la economía chilena.
El periódico El Siglo, órgano del opositor Partido Comunista, apoyó a Lavandero y sostuvo que en la conjura estaba también involucrado el canal de televisión de la Universidad Católica, que en su programa Contacto había mostrado escenas del senador manoseando a una menor en su casa de Metrenco, grabadas a distancia.
Los comunistas y otros sectores de izquierda valoraban a Lavandero, un latifundista que fue firme opositor de la reforma agraria en los años 60, pero que evolucionó a posiciones progresistas y democráticas y estuvo amenazado de muerte por agentes de la dictadura de Pinochet a comienzos de los años 80.
Pero sus posibilidades de defensa se fueron debilitando ante las contundentes evidencias acumuladas por el fiscal Armendáriz, quien acusó inclusive a la fiscal de la región de la Araucanía, Esmirna Vidal, de proteger a Lavandero, y consiguió que fuera excluida del caso y removida finalmente del cargo este lunes.
Balmaceda dijo que aconsejó a Lavandero declararse culpable porque habría sido imposible contrarrestar en el juicio a cien testigos de contexto convocados por Armendáriz, quienes habrían certificado en algunos casos que fueron también abusados por el político siendo niños, o que supieron de sus inclinaciones pedófilas.
Sí, acepto (los cargos), esto ha sido demasiado doloroso y lamentablemente he tenido que aceptar. No he sido presionado por nadie, salvo por los medios de comunicación, dijo Lavandero a la jueza Gutiérrez, quien deberá dictar la sentencia el martes de la próxima semana.
Armendáriz había pedido inicialmente una condena de 15 años de presidio, pero al aceptar el acusado los cargos e indemnizar a las víctimas se expone a una pena máxima de solo cinco años.
Si la jueza lo condena a menos de tres años y un día, podría mantener su cargo de senador, cuyo período termina en 2008, pero Gutiérrez tiene también la potestad de imponer una pena de presidio menor con una sentencia añadida que le impida ejercer un cargo parlamentario y lo suspenda en el ejercicio de su profesión de abogado.
El presidente Ricardo Lagos hizo una referencia indirecta a Lavandero este martes, al elogiar la reforma procesal penal aplicada desde 2003 que, en este caso, dio fluidez a un proceso que en el antiguo sistema podía prolongarse por años. En Chile, nadie está sobre la ley, subrayó el mandatario.
Según Armendáriz, los alegatos de inocencia de Lavandero buscan dejarlo bien ante la opinión pública, pero en los procedimientos penales lo que vale es lo que se dice ante los jueces y no los planteamientos posteriores ante los micrófonos, enfatizó.
Julián López, abogado representante de las víctimas de Lavandero, dijo que su declaración ante el tribunal es un triunfo de la verdad sobre el poder, porque (el caso) enfrentaba a niños que pertenecen a familias desprotegidas con una persona que ha ocupado los cargos más altos.
No creo para nada en las declaraciones de inocencia que hace ahora Lavandero. Si alguien se considera de verdad acusado injustamente, alegará hasta el final por su inocencia, dijo a IPS Carmen Ayala, una estudiante de psicología. (