AMÉRICA LATINA: Un mundo virtual para la equidad real

Todos quieren que la sociedad de la información sea un factor de equidad, pero las tecnologías que permiten su construcción acentúan los desequilibrios internacionales y las desigualdades sociales, como muestran las cifras de acceso a Internet en América Latina.

“Dejar librado el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación sólo a las fuerzas del mercado ahondará estas inequidades”, advirtió Marta Maurás, secretaria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), al finalizar una Conferencia Ministerial Regional el viernes en Río de Janeiro.

Sólo 14 por ciento de la población latinoamericana y caribeña accede a Internet, contra más de 50 por ciento en los países desarrollados, destacó el secretario ejecutivo de CEPAL, José Luis Machinea, al inaugurar el miércoles la conferencia preparatoria de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, a celebrarse en noviembre en Túnez.

La región avanzó mucho en conectividad. Los usuarios de Internet pasaron de seis a 72 millones entre 1998 y 2004, mientras los teléfonos celulares aumentaron de 20 a 72 millones, pero los bajos ingresos de la población obstaculizan la expansión de Internet, observó.

La rápida multiplicación de los usuarios se concentró en las regiones metropolitanas, en las grandes y medianas empresas, en las familias de altos ingresos y en el gobierno central, exigiendo mayores esfuerzos para universalizar el acceso, capacitar la sociedad, digitalizar el sector público e impulsar estrategias de desarrollo digital, sostuvo Machinea.

El ministro brasileño de Ciencia y Tecnología, Eduardo Campos, destacó la brecha nacional. En 24 millones de domicilios con ingreso familiar de hasta 300 dólares, sólo cuatro por ciento dispone de computadoras, índice que alcanza 70 por ciento en las familias que ganan mas de 2.000 dólares, comparó.

La Declaración aprobada en la Conferencia Ministerial de América Latina y el Caribe insiste en la necesidad de hacer de las tecnologías de información y comunicación (TIC) un instrumento de “desarrollo humano equitativo” y de inclusión social.

Para eso, destaca compromisos con la solidaridad, la integración regional y el uso de las TIC para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que incluyen reducir la extrema pobreza y el hambre, universalizar la enseñanza primaria y reducir la mortalidad infantil y la desigualdad de género.

Pero otros desequilibrios son blanco de los distintos actores en el proceso que culmina en Túnez, donde tendrá lugar la segunda fase de la Cumbre que se inició en Ginebra en diciembre de 2003, cuando se aprobaron los principios y un Plan de Acción que deberían regir la construcción de la sociedad de la información.

Hay un predominio de la visión tecnológica en desmedro de las dimensiones sociales, de los derechos humanos, de las cuestiones de género y étnica, se quejó a IPS Magaly Pazello, que acompaña el proceso por la organización Alternativas de Desarrollo con las Mujeres para una Nueva Era (DAWN, por sus siglas en inglés).

Un grupo de organizaciones feministas reclama la creación de un Grupo de Trabajo de Género en el Plan de Acción latinoamericano, para que las mujeres tengan “efectiva participación” en las instancias de decisión nacionales y regionales. “Lamentablemente” el plan aprobado no lo contempló, señaló Pazello.

La sociedad de la información “no puede retroceder en relación a lo aprobado en cuestión de género en las conferencias de El Cairo y Beijing”, que en los años 90 trataron de los temas de población y de las mujeres, afirmó la activista.

El campo de la tecnología, así como el de las finanzas, es de “mucha violencia simbólica” y discrimina duramente las mujeres, acusó, y observó que en un panel sobre Gobernanza de Internet, el jueves, no había una única mujer entre los 10 ponentes.

Pero las quejas contra esta Conferencia latinoamericana unieron a todas las organizaciones y movimientos sociales presentes, porque ellos fueron totalmente excluidos de las discusiones deliberativas, en contra de las reglas establecidas en el marco de la Cumbre.

Grupos indígenas también estuvieron en la Conferencia para pedir participación y que la Cumbre contemplara el uso de “las máquinas del hombre blanco” para el desarrollo y la sobrevivencia cultural de los pueblos originarios.

Las trabas a la participación de la sociedad civil y de las mujeres preocupan estos sectores, especialmente en lo relativo al tema clave de la gobernanza.

La Declaración política aprobada en la Conferencia de Río defiende un sistema internacional de gobernanza basado en “el multilateralismo, la transparencia y la democracia”. En otro punto manifiesta “enérgico rechazo a toda medida unilateral”.

Uno de los principales problemas de Internet es que su administración es hoy un monopolio estadounidense, apuntó Maurás, refiriéndose a la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN, por sus siglas en inglés), institución privada sin fines de lucro, con sede en California.

Para solucionar ese problema, se creó un Grupo de Trabajo para proponer formas de gestión mundial de Internet. Su informe debe ser presentado en julio y después de una discusión o revisión en la Organización de las Naciones Unidas será llevado a la Cumbre de Túnez.

La idea predominante es la creación de un foro mundial permanente, una especie de parlamento, en que estén representados no sólo los gobiernos, sino también la sociedad civil, el sector privado, la comunidad científica y otras partes interesadas, explicó a IPS Carlos Afonso, representante brasileño del Tercer Sector en el Grupo de Trabajo.

Pero el desarrollo desigual de las TIC en América Latina y el Caribe fue evidente en esta Conferencia, con un destacado liderazgo de Brasil en la presentación de principales propuestas. En materia de gobernanza, el modelo brasileño de Comité Gestor de Internet sirve de inspiración.

Los programas informáticos de código abierto o “software” libre que Brasil empezó a implantar en el gobierno no lograron consenso como alternativa a la promoción de la gobernanza en las políticas públicas. En casi todos los países de la región no hay cantidad suficiente de técnicos ni conocimientos para enfrentar ese desafío.

Con respecto a la televisión digital, la Conferencia sólo recomendó continuar los estudios. Brasil intenta adoptar un sistema que en buena parte sea nacional, y no simplemente adquirir una de las tecnologías disponibles, la estadounidense, europea o japonesa.

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