AMÉRICA: Estados Unidos no entiende a latinoamericanos

El gobierno de Estados Unidos, derrotado esta semana en la Organización de los Estados Americanos (OEA), acumula fracasos en el continente porque tiene hoy una visión regional ”distorsionada” por el combate prioritario al terrorismo.

Washington se equivoca al mirar América Latina ”con el ojo de la lucha contra el terrorismo”, y no sólo porque concentra sus esfuerzos en otras regiones, como Medio Oriente, y en la guerra de Iraq, evaluó para IPS Clovis Brigagao, director del Centro de Estudios Americanos de una universidad en Río de Janeiro.

La XXXV Asamblea General de la OEA concluyó el martes en Fort Lauderdale, en el sudoriental estado estadounidense de Florida, aprobando una declaración que descartó la propuesta de Washington que buscaba crear un mecanismo de supervisión de la calidad de la democracia en los países del continente.

No basta que los gobiernos sean elegidos democráticamente, tienen que gobernar también de forma democrática, viene argumentando la secretaria de Estado (canciller) estadounidense Condoleezza Rice, y agrega que varios países afrontan crisis que amenazan las instituciones democráticas.

El caso de Ecuador en abril (cuando cayó el presidente Lucio Gutiérrez) y la convulsión social que vive Bolivia en estos días (donde el presidente Carlos Mesa presentó al Congreso el lunes su segunda renuncia en menos de tres meses) serían ejemplos concretos, pero las interpretaciones apuntaron a Venezuela como el verdadero blanco de Washington.

La OEA no tiene mandato para evaluar las democracias nacionales, reaccionó el canciller venezolano Alí Rodríguez. La democracia ”no puede ser impuesta, sino que nace del diálogo”, añadió su colega brasileño, Celso Amorim, reflejando el consenso formalizado en la Declaración de Florida.

Esa derrota se suma a sucesivas iniciativas malogradas de Estados Unidos para el continente, desde que no logró respaldo latinoamericano en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas para la invasión de Iraq en 2003.

En la misma OEA, Washington no logró en abril su propósito de que se eligiera como secretario general al canciller mexicano Luis Ernesto Derbez. Ganó el chileno José Miguel Insulza.

En noviembre del año pasado, las principales propuestas estadounidenses en la VI Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, realizada en Quito, también fueron derrotadas.

Entonces, y pese al apoyo centroamericano, no se aprobó sobreponer la Junta Interamericana de Defensa a la soberanía nacional en cuestiones de seguridad. Tampoco se aceptó como principio concentrar los recursos disponibles en la represión del terrorismo y el narcotráfico, ni formalizar una lista continental de grupos terroristas.

A todas esas batallas perdidas se suma la suspensión de las negociaciones del Área de Libre Comercio de las Américas, debido a la resistencia de muchos países, y especialmente de Brasil, a los términos pretendidos por Estados Unidos.

La razón de tantos fracasos se debe a la ”falta de interés”, ya que ”América Latina perdió prioridad para Estados Unidos”, dijo a IPS Rosendo Fraga, director del argentino Centro de Nueva Mayoría.

”Hoy no es relevante para Washington tener una derrota en la OEA, como sí lo era en tiempos de la Guerra Fría. Hace 40 años la OEA decidía enviar una fuerza interamericana a República Dominicana, bajo el mando de un general brasileño” y para intervenir contra una insurrección, porque el asunto tenía prioridad por el gobierno estadounidense, ya que los insurgentes eran considerados comunistas, acotó.

Según Jorge Chabat, profesor de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas de México, ”ya no es tan sencillo para Estados Unidos fijar agendas en América Latina”, aunque tampoco se puede afirmar que ya no disponga de influencia y poder en la región.

”En algunos temas Washington no puede ir por sí solo, sino que busca y necesita consensos”, ya que si actuara con imposiciones, ”como sucedía en el pasado, pagaría costos muy altos”, señaló.

El investigador mexicano coincide asimismo en que la región perdió importancia para Washington, que ahorra recursos diplomáticos y prefiere ”el consenso e incluso alguna aparente derrota”, porque ”no le interesa gastar capital en cosas que no son sus prioridades, y América Latina ya no lo es, por ahora”.

La falta de interés fue evidente en el primer periodo del presidente George W. Bush (2001-2005), cuando países de América Latina pudieron ”forjar nuevas alianzas” como el Grupo de los 20 países en desarrollo para actuar en la Organización Mundial de Comercio, o el Grupo de los Tres que Brasil integra con India y Sudáfrica, recordó Brigagao.

Pero hubo cambios tras la reelección de Bush en 2004, reflejados este año por las giras de Rice y del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, por países latinoamericanos. El problema es que la política latinoamericana del actual gobierno estadounidense está ”sin rumbo”, al supeditarse a la lucha antiterrorista y a la ”narcoestrategia” con enfoques intervencionistas, opinó el experto brasileño.

Además ”América Latina ganó madurez”, con gobiernos más equilibrados y ”mayor confianza en la democracia”, expresada en la Carta Democrática de la OEA y otros mecanismos como las cláusulas democráticas en los acuerdos de bloques subregionales como el Mercado Común del Sur y la Comunidad Andina, destacó.

Brasil cumple en ese proceso un papel clave, porque tiene intereses económicos implantados en muchos países, con inversiones en distintos sectores y un intercambio comercial relevante. Por eso tiene interés en la estabilidad de tales países, ”ocupando parte del espacio que antes era de Estados Unidos”, opinó Brigagao.

* Con aportes de Diego Cevallos (México) y Marcela Valente (Argentina).

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