Estados Unidos y la mayoría de los países de Europa no están dispuestos a poner fin a sus multimillonarios subsidios agrícolas, pese a las fuertes críticas del Sur en desarrollo, dijo a IPS el ex comisario de Agricultura de la Unión Europea (UE) Franz Fischler.
Este experto austriaco presidió esta semana en París la Reunión de Alto Nivel del Comité Agrícola de la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE), a la que se sumaron también representantes de Brasil, China, India y Sudáfrica.
Estos cuatro países lideran el Grupo de los 20 (G-20) naciones en desarrollo, creado en 2003 para coordinar las posturas del Sur en la quinta reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) celebrada ese año en la sudoriental ciudad mexicana de Cancún, y que aún lucha por la apertura del mercado agrícola internacional.
Los alrededor de 230.000 millones de dólares en subvenciones que los países de la OCDE pagan a sus productores agrícolas es uno de los temas más polémicos en las negociaciones de la OMC.
La OCDE está conformada por 30 países industrializados, incluyendo a Estados Unidos, los 25 miembros de la UE, Japón y Australia, y también tiene entre sus filas a países con una importante agricultura, como México y Turquía.
Fischler dejó en claro que la reunión en París, el martes y el miércoles, no tuvo carácter negociador. El objetivo era lograr un entendimiento común sobre la dimensión global de las políticas agrícolas, señaló.
A pesar de que la reunión no contaba con una agenda definida, las subvenciones al sector agrícola fueron el tema principal.
La mayoría de los países en desarrollo han dejado de pagar grandes subsidios a sus agricultores. Un informe de la OCDE publicado este año confirma este contraste.
Las conclusiones del estudio, al que IPS tuvo acceso, subrayan la gran diferencia entre el Norte y el Sur en el apoyo estimado al productor, indicador de la OCDE para medir el valor monetario anual de las transferencias netas de los consumidores y contribuyentes al respaldo a los productores agrícolas.
El sistema de medición de la OCDE la adjudicó a Francia y Estados Unidos un nivel de apoyo al agricultor de 31 y 16 puntos respectivamente, mientras que a Brasil menos de 10. Los valores de China, India y Sudáfrica también son considerablemente bajos.
No hay ningún calendario para poner fin a este respaldo, explicó Fischler a IPS, y señaló que la reformas agrícolas adoptadas por la UE sólo cambiaron la naturaleza de las subvenciones.
La UE invierte alrededor de 40 por ciento de su presupuesto de 60.000 millones de dólares en apoyo a sus productores agrícolas. Francia es el país más beneficiado, con 23 por ciento del total.
Tras la reforma de la política agrícola común, en junio de 2003, los subsidios europeos seguirán en el mismo nivel hasta por lo menos 2013, pero en forma de pago anual fijo a los granjeros, con el objetivo de estimularlos a racionalizar la producción y concentrarse en la demanda verdadera del mercado.
Administrar los subsidios de acuerdo con el nivel de producción ha sido un paso en la dirección correcta, destacó Fischler.
Ahora los subsidios a la agricultura no representan un incentivo para producir más, sino un precio que paga el estado a los granjeros por proveer un beneficio público, añadió.
Esta misma postura se vio reflejada en la declaración de la OCDE al término de la conferencia. El texto reconoce que el progreso hacia la reducción de los subsidios ha sido lento, pero destaca que las contribuciones de la agricultura, además de producir alimentos, se han incrementado.
Esas contribuciones son la administración de la naturaleza, de la biodiversidad, la instalación de servicios rurales y las relaciones entre las comunidades del campo, entre otras.
Esta visión va en contra de la percepción general de que los subsidios agrícolas de la OCDE contribuyen al daño del ambiente por promover el cultivo y la ganadería intensivos.
El director de Análisis Económico del Ministerio de Agricultura de Sudáfrica, Ben Wan Wyk, sostuvo en París que los países de la OCDE deben seguir el ejemplo de las naciones en desarrollo, que han liberalizado el sector.
Por su parte, el jefe del Departamento de Política Agrícola del Ministerio de Agricultura de Brasil, Ivan Wedekin, aseguró que su país, junto a otros del Sur en desarrollo, seguirá trabajando en la OMC para que Europa y América del Norte reduzcan sus subsidios a la agricultura, que distorsionan los precios y afectan a millones de granjeros en el resto del mundo.
Brasil, así como otros países en desarrollo, puede beneficiarse de la liberalización del comercio mundial, pero nuestro potencial agrícola es afectado por los subsidios pagados a granjeros en los países más ricos, añadió.