El anuncio del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de que revisará las relaciones diplomáticas con Estados Unidos si no le entrega al terrorista cubano Luis Posada Carriles cosecha respaldo en las calles y fuertes críticas en los medios de comunicación.
La amenaza del mandatario venezolano no provocó reacción inmediata del gobierno estadounidense de George W. Bush, con quien mantiene fuertes choques políticos y diplomáticos desde hace año y medio.
En caso de no concretarse la extradición solicitada por Caracas, en las próximas semanas, vamos a colocar en revisión integral las relaciones, porque no estamos dispuestos a seguirà, dijo Chávez, sin concluir la frase, en su programa dominical de radio y televisión, Aló Presidente.
Aunque no mencionó expresamente la palabra ruptura, Chávez dijo que Venezuela evaluará si vale la pena tener una embajada abierta allá (en Washington) y ellos una acá (en Caracas). Es muy difícil tener relaciones diplomáticas así, remarcó.
Estados Unidos importa de Venezuela 1,5 millones de barriles de petróleo por día, que equivalen a 13 por ciento de su consumo.
Varios centenares de seguidores de Chávez se congregaron el sábado pasado en el centro de Caracas para reclamar la extradición de Posada Carriles, nacionalizado venezolano en 1967 y confeso autor de atentados contra objetivos civiles de Cuba.
El canciller de Venezuela, Alí Rodríguez, recordó ante los manifestantes la frase en que Bush sostiene que no sólo es terrorista quien comete actos de terrorismo, sino quien es cómplice de los terroristas.
Analistas políticos en ambos países coinciden en que la situación de Posada Carriles es una dura prueba para el gobierno de Bush porque lo coloca contra la pared, entre su retórica antiterrorista y su lealtad con un ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) que actuó contra el gobierno cubano de Fidel Castro.
Posada Carriles, de 77 años, y su compatriota Orlando Bosch fueron juzgados en Venezuela como organizadores del atentado con bomba contra un avión civil cubano que estalló en pleno vuelo sobre aguas del mar Caribe en octubre de 1976, costándole la vida a sus 73 ocupantes, en su mayoría jóvenes deportistas.
Los venezolanos Freddy Lugo y Hernán Ricardo, en tanto, fueron condenados como autores materiales del atentado.
Tras sortear complejos trámites de competencia entre la justicia militar y la civil, Posada Carriles fue procesado con prisión en 1984 por delitos de traición a la patria y cooperador inmediato en homicidio calificado y fabricación de armas de guerra. El 18 de agosto de 1985 se fugó de la Penitenciaría General de Venezuela, en las llanuras del centro del país.
En 1997, el terrorista cubano organizó un ataque a un hotel en La Habana, donde murió un ciudadano italiano, y en 2000 fue detenido y condenado a ocho años de cárcel en Panamá por organizar un atentado contra Castro, que participaba de una cumbre iberoamericana.
En septiembre, la entonces presidenta panameña Mireya Moscoso lo indultó poco antes de finalizar su mandato.
El militante anticastrista apareció finalmente este mes en Miami, donde fue detenido por autoridades migratorias de Estados Unidos y trasladado luego a la meridional ciudad de El Paso, mientras aguarda que un tribunal evalúe el 13 de junio las condiciones de su ingreso ilegal a ese país.
La justicia de Venezuela reclama la extradición a Estados Unidos invocando un tratado bilateral al respecto que data de 1922.
A su vez, una multitudinaria manifestación en Cuba, encabezada por el propio Castro, también pidió hace cinco días que Posada Carriles sea devuelto a Venezuela.
Este lunes, decenas de seguidores de Chávez, liderados por el diputado Darío Vivas, acudieron en automóviles y motocicletas ante la embajada de Washington en Caracas, en un lujoso sector residencial, también para exigir la extradición del terrorista cubano.
Los manifestantes, que coreaban consignas como Chávez sí, CIA no, Bush, fascista, guardián de terroristas y Cuba sí, yanquis no, entregaron un documento al ministro consejero de la embajada, Stephen McFarlane, a las puertas de la legación.
El pueblo venezolano exige respeto a su dignidad y que no se proteja a terroristas, dijo Vivas, para luego anunciar nuevas movilizaciones que incluirán una marcha nacional, el próximo fin de semana en Caracas, para apoyar la demanda de extradición.
McFarlane precisó que la solicitud de extradición todavía no se ha formalizado, reiteró el criterio estadounidense de que decidirá de acuerdo con sus leyes y compromisos internacionales, y agregó que respeta a la gente que manifiesta y hace valer sus derechos. Es una buena lección para los venezolanos y para los cubanos.
Preguntado sobre una eventual ruptura de relaciones, McFarlane dijo que Venezuela y Estados Unidos son países soberanos. Venezuela tiene derecho soberano a decidir con quién tiene relaciones diplomáticas. Nosotros también.
Estados Unidos ofrece a todos los países del mundo relaciones amistosas, basadas en el respeto mutuo, pero tampoco vamos a mendigar, agregó el diplomático.
La oposición venezolana criticó este lunes la advertencia de Chávez, y el más contundente fue el director del diario caraqueño Tal Cual, el ex líder socialista Teodoro Petkoff, quien calificó las palabras del mandatario como la más irresponsable y torpe de las bravuconadas a que nos tiene acostumbrados.
Es justamente lo que necesitaban 'los halcones' de Washington. El exilio cubano en Florida debe estar bailando en una pata (muy feliz). Precisamente cuando el gobierno y el sistema judicial norteamericano se encontraban en una situación dilemática, nuestro genio de la diplomacia les lanzó un salvavidas, dijo Petkoff.
Chávez se ha colocado en una postura de la cual sólo podría volver al precio de perder la cara, en el caso de que Estados Unidos optara por cualquier salida que no fuera la extradición. Ya Chávez debe estar comenzando a sentirlo, apuntó.
Romper relaciones con Estados Unidos no es tan fácil como decirlo y las consecuencias de una eventual ruptura serían muy graves, no sólo para el país sino para el continente. Las consecuencias económicas de una ruptura son incalculables. Chávez no entiende de bisturís, la suya es una diplomacia de hachazos, agregó.
César Pérez, jefe del pequeño partido socialcristiano Copei (5 bancas en el parlamento de 165) dijo que la amenaza de Chávez busca enardecer más el conflicto sobre el anticastrista Posada para tratar de ocultar el inmenso fracaso en el manejo de la industria petrolera y el desvío de los dólares que produce.
La oposición acusa al gobierno de mantener una caja negra en el manejo de las divisas que ingresan por exportación petrolera y en la información acerca del negocio para ocultar fallas en la operación de la industria y supuestos negociados con Cuba.
Segundo Meléndez, portavoz del centrista Movimiento al Socialismo (6 diputados) dijo que con esta forma de escandalizar Chávez busca desviar la atención de otros problemas, como la crisis de Pdvsa (la corporación estatal Petróleos de Venezuela).
La profesora universitaria de asuntos internacionales Elsa Cardoso estimó que para Chávez es rentable la pelea con Estados Unidos, nacional e internacionalmente, además de que contribuye a evidenciar y fortalecer la alianza con Cuba.
El mandatario venezolano tiene razones para reclamar la extradición de Posada, pero este caso delicado merece cuidado especial y no tomarlo como una bandera de lucha política, irritando una relación que ya es complicada, agregó Cardoso.
Por su parte, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Omar Mora, subrayó que Estados Unidos está obligado a la extradición por el convenio de 1922, que es ley entre las partes. Si no lo hace, violaría la ley internacional. (