El futuro de la Unión Europea (UE) parecía incierto este lunes, cuando el continente se despertó con la noticia de que Francia había rechazado en referéndum la propuesta de constitución para el bloque.
El panorama se enrarece por la inminencia, en el referéndum que se celebrará en Holanda este miércoles de una nueva derrota para el Tratado Constitucional acordado el año pasado por los jefes de Estado y de gobierno.
Alrededor de 55 por ciento de los votantes franceses rechazaron el domingo en las urnas el proyecto de Tratado Constitucional, lo que sumió al bloque en una crisis política sin precedentes. Setenta por ciento de los ciudadanos habilitados participaron en la consulta.
Fue la primera vez que un miembro del bloque —y, en este caso, uno de los dos principales por su población y peso económico— rechazaba directamente el proceso constitucional.
La redacción del Tratado Constitucional fue finalizada el año pasado por la Convención Europea, dirigida por el ex presidente francés Valéry Giscard d'Estaing, y acordada luego por los jefes de Estado y de gobierno.
Entre uno de los objetivos de la carta figura la adaptación a las instituciones europeas tras la admisión de 10 nuevos miembros el año pasado.
Hasta ahora, nueve de los 25 países adhirieron formalmente al Tratado Constitucional (Alemania, Austria, Eslovaquia, Eslovenia, España, Grecia, Hungría, Italia y Lituania).
El mecanismo de ratificación varía de estado en estado: puede ser a través de un referéndum —como en el caso de España, Francia y Holanda— o de una votación parlamentaria o resolución gubernamental.
España fue el primer país de la UE que aprobó el Tratado Constitucional por referéndum. Lituania, Hungría y Eslovenia, entre otros, lo hicieron a través de sus respectivos gobiernos.
Los países donde aún resta la celebración de referendos son Luxemburgo, Dinamarca, Polonia, Portugal, Irlanda, Gran Bretaña y República Checa.
La gran pregunta que muchos se hacen se llama Gran Bretaña, un estado que tiene previsto convocar el referéndum entre marzo y junio de 2006 y sobre el que todas las encuestas realizadas hasta la fecha indican que 55 por ciento de los consultados votarían por el "no".
De todas maneras, como los 25 países deben aprobar la constitución para que adquiera fuerza de ley, el rechazo francés implica que la carta está, técnicamente, muerta.
Además, el resultado del referéndum es una señal política doblemente negativa, pues Francia es una de las fuerzas motrices del origen de la UE y, también, del Tratado Constitucional.
El non francés también significa que la constitución no logró acercar la UE a la población, uno de los objetivos fundamentales del tratado.
Ahora, tanto Francia como la UE afrontan el difícil desafío político de sortear el resultado del referéndum para mantener en avance el proceso constitucional.
Según el Tratado Constitucional, si las cuatro quintas partes de los socios lo ratificasen y algún país tuviese problemas, los jefes de Estado y de gobierno de la UE deberán ser los que adopten una resolución al respecto.
Si bien analistas advirtieron que la suerte del bloque está echada, algunos funcionarios de la UE intentaron dar alguna muestra de optimismo este lunes. El resultado de la votación en Francia constituye la oportunidad para abrir un nuevo ciclo de negociaciones, aseguran.
El tono del debate en Francia y el resultado del referéndum refuerza nuestra convicción de que los políticos nacionales y europeos deben hacer todo a su alcance para explicar la verdadera dimensión de lo que está en juego, advirtieron, en un comunicado conjunto, los líderes del Parlamento Europeo y de la Comisión Europea (rama ejecutiva del bloque).
Europa ya ha conocido momentos difíciles y siempre ha resurgido fortalecida, preparada para afrontar sus desafíos y responsabilidades. Hoy, Europa continúa, y sus instituciones funcionan a pleno. Estamos al tanto de las dificultades, pero tenemos confianza en que encontraremos el modo de avanzar, añadieron.
El jefe de la Política Exterior de la UE, Javier Solana, insistió en que el rol internacional del bloque no debe considerarse erosionado por el resultado del referéndum francés, y advirtió a los europeos contra la posibilidad de que entren en una zona de parálisis psicológica.
Algunos miembros del Parlamento Europeo, único órgano comunitario de elección popular, insistieron en que debe mantenerse el proceso de ratificación constitucional.
La UE se compone de 450 millones de ciudadanos, y su futuro no puede ser decidido apenas por los votantes de un país miembro. Debemos asegurarnos de que todos los 25 estados se hayan manifestado. Eso dejará un espacio abierto para que Francia reflexione su decisión, dijo este lunes el líder del grupo europarlamentario de la Alianza Liberal-Demócrata, Graham Watson.
La UE se ha despertado con resaca. Nuestro proyecto de una unión de Europa políticamente fuerte es hoy más difícil de concretar, indicaron este lunes los europarlamentarios verdes Monica Frassoni y Daniel Cohn-Bendit.
Daniel Keohane, investigador del Centro para la Reforma Europea con sede en Londres, sostuvo que la constitución podrá estar muerta, pero acotó que la UE puede recuperarse del knock-out.
La pregunta es cómo podrá la UE levantarse después del golpe. Es, obviamente, muy serio cuando un miembro de la familia vota contra el tratado. Eso nunca había sucedido antes, dijo Keohane a IPS.
El problema es que la UE ha sido un proyecto declarativo, con poco compromiso con sus ciudadanos. Los líderes políticos deben pensar de nuevo cómo explicar a la gente los beneficios del bloque, consideró el experto.
La paradoja es que la mayoría de la gente critica a la UE por no ser suficientemente democrática, transparente o eficiente. Y el tratado habría hecho una UE más democrática, transparente y eficiente, agregó Keohane.