Si la mayoría de los franceses rechaza el proyecto de Constitución de la Unión Europea (UE) este domingo 29, como indican las encuestas, esa propuesta quedará enterrada para siempre. Gran Bretaña, Holanda y Polonia, entre otros países, podrían seguir su ejemplo.
Un no francés a la Constitución Europea este domingo significaría el fin de este proyectoà y obligaría a los gobiernos europeos a redactar uno nuevo, más adecuado a las expectativas de la gente, dijo a IPS el profesor Jacques Généreux, del Instituto de Ciencias Políticas, con sede en París.
Généreux, uno de los numerosos intelectuales franceses que hacen campaña contra la Constitución, es autor de un libro muy vendido en el que expone sus argumentos en contra del proyecto.
El 29 de octubre de 2004, los jefes de Estado o de gobierno de los 25 Estados miembros y los tres países candidatos a ingresar en la UE firmaron el tratado por el que se instituye una Constitución para Europa.
El tratado sólo puede entrar en vigor si lo adoptan todos los países miembros, ya sea por la vía parlamentaria o del referendo.
Según encuestas de opinión, 55 por ciento de los franceses rechazarán la propuesta de Constitución Europea en las urnas este domingo. Los sondeos también predicen un no en los referendos de Holanda el 1 de junio y de Polonia más adelante. Dinamarca, Irlanda, Luxemburgo y Portugal también votarán la propuesta.
España ya aprobó la Constitución por referendo. Austria, Bélgica, Alemania, Grecia, Italia, Hungría, Lituania y Eslovaquia lo hicieron por la vía parlamentaria.
En Francia, el referendo creó nuevas divisiones. Entre los opositores a la ratificación de la Constitución se cuentan varios partidos de izquierda, una disidencia del partido socialista y los sindicatos, según los cuales la carta magna europea afectará los derechos de los trabajadores.
Oficialmente, el Partido Socialista apoya la Constitución, después de un referendo interno el pasado diciembre en que 58 por ciento de los miembros apoyaron el proyecto. Pero el ex primer ministro socialista Laurent Fabius se convirtió en la principal voz nacional a favor del no.
Existen divisiones similares a la derecha del espectro político. El presidente Jacques Chirac y su partido Unión por un Movimiento Popular (UMP) apoyan la Constitución, mientras que el nacionalista Movimiento por Francia, de Philippe de Villiers, se opone.
El derechista De Villiers se encuentra entonces del mismo lado que los líderes comunistas Marie-José Buffet y Olivier Besancenot.
De Villiers arguye que la Constitución fortalecerá las instituciones europeas en detrimento del gobierno francés, mientras que Buffet y Besancenot la ven como una herramienta del poder empresarial y de políticas económicas neoliberales.
En un debate público con jóvenes, Chirac advirtió que si Francia vota en contra de la Constitución, se transformará en la oveja negra de Europa.
Algunos analistas señalaron que tales argumentos han sido contraproducentes. En tres meses de debate, los defensores de la Constitución nunca presentaron argumentos positivos a favor del tratado… Los argumentos siempre han sido defensivos y carentes de entusiasmo y coherencia, escribió el diario Libération.
Mientras, los opositores del proyecto han ridiculizado esos argumentos negativos. Incluso compusieron canciones en honor a la oveja negra.
Si la Constitución se aprobara, sería el único fundamento jurídico para la Unión Europea, que hasta ahora se ha ido construyendo en base a distintos tratados. El proyecto incluye una Carta de Derechos Fundamentales, aclara el reparto de las competencias y simplifica instrumentos y procedimientos, de acuerdo con el sitio web oficial de la UE.
Las innovaciones institucionales más importantes son la creación de la figura del Ministro de Asuntos Exteriores de la Unión y del Consejo Europeo.
Pero según Généreux, no se trata de una constitución en sentido estricto. Por tradición, una constitución es una ley general que define el marco institucional de una entidad política, explicó.
En cambio, el proyecto actual define en extremo detalle los servicios públicos, limita políticas gubernamentales y otorga vía libre a la competencia económica liberal en Europa, señaló.
Dado que cualquier enmienda requeriría una decisión unánime, en su estado actual es imposible que el proyecto alcance la unanimidad, con los 25 miembros presentes, y en el futuro, con unos 30 miembros, será más inviable todavía, afirmó Généreux.
Más allá de la influencia que el voto francés tenga en otros países europeos, el referendo del domingo tendrá profundas consecuencias en la política interna de Francia.
Casi todos los analistas coinciden en que el rechazo de la Constitución sería una expresión de descontento con el gobierno de Chirac.
Una encuesta publicada esta semana reveló que menos de 30 por ciento de la ciudadanía apoya el gobierno de Chirac y el primer ministro Jean Pierre Rafarin. Un no podría significar la destitución de Rafarin y una reestructuración del gabinete.