En la justicia de antes, uno era inocente hasta que se demostrara lo contrario. Ahora uno es sospechoso hasta que se demuestre lo contrario, dijo a IPS el coordinador de la Guardia Indígena de la etnia nasa de Colombia, Alfredo Acosta, al confirmar la liberación de 12 comuneros.
Los indígenas, liberados el martes por la noche, habían sido arrestados 17 días antes por el ejército colombiano, sin previa orden de captura, según la Asociación de Cabildos del Norte del Cauca, ACIN. La fiscalía los acusó de rebelión y terrorismo. Pero no encontró pruebas, agregó Acosta.
Los indígenas demandarán por calumnia a los funcionarios que acusaron públicamente a los detenidos de pertenecer a las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el mayor actor armado ilegal en el conflicto de más de cuatro décadas que vive este país sudamericano.
Mientras, se cumplen seis semanas de batalla entre el ejército y las FARC en la región de Toribío, una de las capitales de los nasas en el sudoccidente del país.
El pueblo nasa se declaró el lunes en estado de emergencia ante el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, que celebra su cuarto período de sesiones entre el 16 y el 27 de este mes en Nueva York.
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El líder nasa Ezequiel Vitonás, consejero mayor de la ACIN, y Aidé Quilcue, de la Organización Nacional Indígena de Colombia, llamaron a la ONU a tomar acción urgente para hacer respetar la autonomía aborigen, reconocida en la Constitución colombiana, en una carta dirigida al relator especial Roberto Stavenhagen.
La batalla se inició en la primera quincena de abril, cuando las FARC atacaron posiciones de la policía en el casco urbano de Toribío, en el sudoccidental departamento del Cauca.
A la muerte de un niño de 11 años, por una bala de fusil de la guerrilla durante el ataque, se sumaron 27 civiles heridos, tres policías muertos y cinco heridos, 18 casas totalmente destruidas y otras 206 averiadas que deben ser demolidas.
El pulso militar no se define. Los combates se desarrollan en zonas pobladas por civiles que se niegan a tomar parte de la guerra.
La guerrilla se pasea y campea por todas las veredas (vecindarios rurales) y caminos, dijo a IPS Feliciano Valencia, coordinador de derechos humanos de la ACIN.
Diariamente hay hostigamientos en las áreas rurales de Jambaló (municipio vecino) y Toribío y en el área urbana del corregimiento de Tacueyó, agregó Valencia.
De acuerdo con una comisión de autoridades indígenas que recorrió la zona, parece que el control absoluto lo tiene la guerrilla, señaló.
Los miembros de la fuerza pública están diezmados, cansados. Ellos mismos dicen que esto es una guerra absurda, agregó.
El ejército, apoyado por la fuerza aérea, penetró hasta las partes altas. Eso es zona de páramos (clima muy frío de alta montaña), y allá los soldados están en unas condiciones muy críticas. Se lo comentan a uno cuando pasan por el camino, relató Valencia.
Aunque no ha habido más muertos ni heridos civiles desde el 14 de abril, la población también vive una situación crítica, abandonando y regresando a los albergues previstos por las autoridades nasa, al vaivén de los enfrentamientos.
Las mujeres en el refugio de López, cercano al páramo, en la parte alta de Tacueyó, tendrán que marcharse a otro albergue, pues a pesar de los esfuerzos del Comité Internacional de la Cruz Roja, no llega hasta allí comida suficiente, dijo el dirigente indígena.
La lluvia persistente no permite que la ropa se seque en los albergues, y se necesitan pañales para los niños. Las epidemias son el pan de cada día y las escuelas no funcionan por la emergencia.
Los militares toman las casas abandonadas por los pobladores e instalan sus tanquetas junto a ellas, según el portavoz de ACIN.
Con unos 150.000 comuneros, los nasas son la segunda etnia más numerosa de Colombia, país en el que conviven 90 pueblos indígenas que constituyen casi dos por ciento de los 44 millones de colombianos. Los cabildos reunidos en la ACIN comprenden a 85.000 aborígenes.
La semana pasada, el estatal servicio de inteligencia civil anunció órdenes de captura contra 200 nasas, sospechosos de colaborar o pertenecer a las FARC.
Militares allanaron el jueves 19 el domicilio del destacado líder nasa Vicente Otero y aseguraron haber encontrado allí uniformes camuflados y armas. Los indígenas sostienen que se trata de un montaje.
Otero, ex alcalde del poblado nasa de Caldono, se mantiene fuera de la zona y está bajo protección de la Defensoría del Pueblo (ombudsman).
El portavoz denunció amenazas reiteradas de las FARC contra las comunidades del área rural. La guerrilla dice que somos colaboradores del ejército. Que hemos ayudado al ejército, que le abrimos las puertas mientras a ellos los despachamos, dijo.
Le estamos diciendo a la guerrilla que desocupe nuestros territorios, porque son para sembrar comida, agregó.
El ejército ha desatado toda una campaña pedagógica al interior de las comunidades, especialmente con los niños. Les llevan unos muñequitos con figura de soldados y el mensaje 'vincúlate', 'colabora'. Inclusive hay textos donde ponen números de teléfonos para que denuncien a la guerrilla, dijo Valencia.
Con unas cartillitas de mano preguntan quién es el papá, con quién habla su papá, quién los visita en la casa y qué piensan de los soldados. Les hacen gráficos, donde ponen al soldado y al guerrillero y dicen que el soldado es el bueno y el guerrillero es el malo, porque le dispara al soldado, agregó.
Esta es una situación que nos coloca en grave riesgo, advirtió.
Los nasas no permitieron que estas operaciones se llevaran a cabo en Toribío. Entonces los militares instalaron un altavoz por el cual todos los días emiten sus pronunciamientos, y ya están cuestionando al cabildo, diciendo que nos oponemos, que somos los enemigos del Estado, dijo Valencia.
Además, circulan panfletos anónimos donde amenazan con nombre propio a comuneros y líderes. El ejército ha argumentado que el alcalde de Toribío, Arquímedes Vitonás, ya no es un alcalde sino simplemente un gobernador (autoridad indígena del resguardo) y que por eso no lo respetan. No acatan las directrices de la autoridad principal en el municipio, agregó.
Vitonás, nombrado por la prensa en 2004 personaje del año en Colombia, y cuyo plan de desarrollo fue considerado el mejor del país por el estatal Departamento Nacional de Planeación, recibió el título de maestro de sabiduría de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Valencia prevé una arremetida selectiva contra los indígenas. Los panfletos nos preocupan hondamente porque asimismo sucedió en 2001, cuando se presentaron grandes masacres aquí, atribuidas a derechistas paramilitares, y que dejaron decenas de indígenas muertos y 24 desaparecidos.
Los nasas, como decenas de comunidades de Colombia, proclaman su derecho a ser civiles en medio del conflicto.
Indígenas y campesinos que optaron por negar apoyo a los combatientes y declararse en resistencia civil contra el desplazamiento forzado, han pedido el acompañamiento de la Guardia Indígena, dijo su coordinador, Acosta.
La Guardia Indígena de unos 11.000 miembros dotados de bastones de mando, que protege el territorio de agresiones externas y desastres naturales, recibió en 2004 el Premio Nacional de Paz.
En Nueva York, Ezequiel Vitonás y Aidé Quilcue urgieron una definición de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) sobre el pedido efectuado un año atrás al secretario general Kofi Annan, para que el foro mundial reconociera esa estructura comunitaria como agente internacional de paz, una figura inexistente para el cuerpo jurídico de las Naciones Unidas.
Autoridades indígenas del Cauca, reunidas el domingo, refrendaron la decisión de la resistencia, el reclamo de cese del fuego y la desmilitarización total del territorio nasa, dijo Acosta a IPS, adelantando el contenido de un comunicado aún no hecho público.
Los nasas designarán una comisión para denunciar su situación ante el Grupo de los 24 países e instituciones multilaterales donantes de Colombia y pedirán una relatoría permanente de la ONU para los pueblos indígenas de este país.
Ya pasamos de la preocupación a la ira, dijo Valencia. Ya hay muchos compañeros a los que se les está agotando la paciencia, añadió.