DESARROLLO-BRASIL: El barco de la Agenda 21

El barco Zona Franca Verde sigue una tradición de la Amazonia brasileña: llevar asistencia médica y otros servicios públicos en embarcaciones fluviales a gran parte de la población local, que vive en las orillas o cerca de numerosos ríos.

Pero su misión es más amplia y representa ”la mejor definición práctica de la Agenda 21” aprobada en la Cumbre de la Tierra que se realizó en 1992 en Río de Janeiro a convocatoria de la Organización de las Naciones Unidas, afirma Virgilio Viana, secretario de Medio Ambiente del noroccidental estado de Amazonas.

El barco es el principal instrumento del Programa de Desarrollo Sustentable (PDS) del Gasoducto Coari-Manaos, que promueve ciudadanía, salud, organización, diagnósticos y créditos para 131 comunidades asistidas, explicó.

Esas comunidades son las que se ubican en la zona de influencia del gasoducto de 417 kilómetros que construirá la empresa estatal Petrobras para aprovechar el gas natural descubierto en la Provincia Petrolífera de Urucú, en medio de la selva, transportándolo a Manaos, capital del estado.

El PDS es financiado por la Petrobras como una forma de compensar a las comunidades que serán afectadas por el gasoducto. El gobierno de Amazonas cuenta con la participación en su diseño y ejecución de 50 instituciones gubernamentales, universitarias y no gubernamentales.

”Es gratificante ver la alegría de personas como un anciano de más de 90 años que quedó feliz al obtener su certificado de nacimiento”, destacó Helena Souza Paixao, al final de la más reciente misión de del Zona Franca Verde, que duró 44 días y concluyó la semana pasada.

A los 46 años de edad, ella coordina a la tripulación del barco como una especie de capitana y ”es el alma del proyecto” según sus dirigentes. Desde septiembre hubo cinco expediciones entre Coari y Manaos, en general de hasta un mes.

Pero Paixao vive desde hace más de siete años largos periodos en el mismo barco, que antes fue usado para capacitar profesores en el interior y para llevar documentación legal y seguridad social a comunidades ribereñas aisladas en otro programa del gobierno estadual, llamado Pronta Atención Itinerante.

Quizá por vivir tanto tiempo fuera de su casa, Paixao se divorció. Su hijo de 12 años la echa de menos, pero ella dice que ”es compensador” prestar tantos servicios a poblaciones pobres, ”salvando vidas” como la de un anciano que resultó gravemente herido en un accidente y la de un hombre mordido por una serpiente.

Romario Tavares da Costa, jefe de máquinas del barco, de 48 años, con dos hijos y también divorciado, dijo haberse emocionado cuando el proyecto sirvió para otorgar de inmediato una pensión a un joven discapacitado mental que de otro modo probablemente jamás habría obtenido ese beneficio, por falta de información, pobreza de su familia y lejanía de las sedes estatales.

El Zona Franca Verde es un conjunto de oficinas móviles en cuatro pisos. El primero ”ofrece ciudadanía” según Viana, al proporcionar certificados de nacimiento y cédulas de identidad, legalizar matrimonios y permisos de pesca, y abrir paso a beneficios previsionales y de otros programas sociales.

Luego viene la asistencia médica, ”por primera vez con oftalmólogos, espejuelos y un aparato de ultrasonografía”, destacó. Educación ambiental y generación de renta son otros componentes del programa.

Lo que se busca es crear condiciones para elevar el ingreso de la población de forma permanente, y por eso una tarea en las primeras visitas fue iniciar un diagnóstico socioeconómico de las comunidades, señaló Valcleia Lima, coordinador de organización comunitaria en el programa.

Con participación de las comunidades se evalúan 27 aspectos que abarcan desde educación a seguridad alimentaria y actividades económicas como pesca, crédito y tecnología.

Se ofrece a las comunidades recursos para inversiones ambientales, sociales y económicas, después de una elección de prioridades y una planificación participativa, comentó Viana, ingeniero forestal que dejó las clases en la Universidad de Sao Paulo por el desafío de promover el desarrollo sustentable en el Amazonas.

La disposición adecuada de basura y aguas servidas que no contamine los ríos y asegure agua potable es clave para la salud de los ribereños, observó Lima, cuya misión principal es participar en numerosas reuniones para impulsar la organización de las comunidades, sus reglas y liderazgos.

Crédito con bajos intereses y largos periodos de gracia es lo más reclamado para ampliar la producción y generar mayores ingresos, pero las actividades que pueden diversificar la economía local, como artesanía, piscicultura y cría de pequeños animales, carecen de mercados salvo que se caiga en manos de intermediarios, deploró.

Las acciones en los siete municipios que serán cruzados por el gasoducto Coari-Manaos se insertan en el Programa Zona Franca Verde del gobierno de Amazonas, una estrategia para el desarrollo sustentable del más extenso estado brasileño, que posee 1,5 millones de kilómetros cuadrados de bosques y ríos.

Sólo dos por ciento del territorio estadual fue deforestado, destacó Viana. Es una situación excepcional en la Amazonia brasileña, que sufrió, de agosto de 2003 a agosto de 2004, la deforestación de 26.100 kilómetros cuadrados, según datos oficiales divulgados la semana pasada.

El gobierno de Amazonas creó un ”mosaico” de nueve áreas de conservación en el sur del estado, la parte más amenazada, para contener ese proceso de devastación que es motivo de preocupación mundial.

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