Las reformas políticas y económicas de América del Sur pueden ser un ejemplo positivo para los países árabes en la reunión cumbre que se inicia este martes en Brasilia entre líderes de las dos regiones, sugirió el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim.
Ése habría sido uno de los motivos de la satisfacción por el encuentro árabe-sudamericano expresada por la secretaria de Estado (canciller) estadounidense Condoleezza Rice a su homólogo brasileño durante su visita a Brasilia, el 26 de abril.
Brasil y Sudamérica promueven reformas, Estados Unidos defiende también reformas sociales, políticas y económicas en el mundo árabe, y esto puede ser un ejemplo positivo, había argumentado la canciller, según dijo Amorim este lunes a la prensa.
Pero no fue por ese motivo que decidimos hacer esta reunión, aclaró Amorim, quien espera impulsar con esta reunión las relaciones políticas, económicas y de cooperación entre los doce países sudamericanos y los 22 miembros de la Liga de Estados Árabes.
Las diferencias de sistemas políticos entre algunos países árabes, gobernados por monarcas absolutos o por regímenes autoritarios, y los países sudamericanos, regidos por democracias representativas, no deberían ser obstáculo a esta aproximación, según autoridades brasileñas.
[related_articles]
Amorim restó importancia a las críticas de la prensa local sobre algunas ausencias relevantes en la reunión Cumbre América del Sur-Países Árabes (ASPA), como el príncipe heredero y regente de Arabia Saudita, Abdalá bin Abdul al-Aziz Al Saud, el rey Abdalá de Jordania, y el de Marruecos, Mohamed VI.
Arabia Saudita envió a Brasilia a su ministro de Asuntos Exteriores, el príncipe Saud al-Faisal bin Abdul al Aziz Al-Saud, que se encuentra en el cargo hace 30 años, Jordania también designó un miembro de su familia real, y Marruecos, al canciller Mohamed Benaissa.
El ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudita no es un simple mortal como yo, que puedo ser destituido. Él es hijo del Rey y tiene un poder que trasciende al cargo que ocupa, argumentó Amorim y agregó que la cumbre recibe a más de 60 ministros de Estado como parte de las delegaciones de sus países.
Según el sitio oficial de la cumbre, participarán del encuentro autoridades de Arabia Saudita, Argelia, Bahrein, Comoras, Djibouti, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Iraq, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Mauritania, Marruecos, Omán, Palestina, Qatar, Siria, Somalia, Sudán, Túnez y Yemen, por el mundo árabe.
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay, Venezuela son los sudamericanos representados con delegaciones oficiales.
Delegaciones de cientos de empresarios también se reúnen esta semana en Brasilia en varias ruedas de negocios.
La diplomacia brasileña ha procurado restar importancia a los temores de Israel en relación con esta cumbre, dejando claro que la Declaración de Brasilia, el documento que será divulgado al término de la reunión, no será contra nadie.
Algunos medios de comunicación divulgaron en semanas previas contenidos parciales del borrador de esa declaración, que condenaban a Israel por su ocupación continuada de territorios palestinos.
El gobierno de Brasil anunció una próxima visita de Amorim a Tel Aviv en la que informará directamente a las autoridades israelíes sobre los resultados de la cumbre árabe-sudamericana.
Nosotros debemos mucho también a Israel porque influyó mucho en nuestra cultura, en nuestra literatura y en nuestra política, señaló el canciller.
Pero lo que se pone de relieve estos días en la capital brasileña es la notable influencia árabe en la vida y las costumbres de Brasil, donde se estima viven cerca de 10 millones de inmigrantes árabes o sus descendientes, en una población de más de 182 millones.
La comunidad árabe habría comenzado a formarse a comienzos de la colonización de América, pero se intensificó a fines del siglo pasado con la llegada masiva de sirios, libaneses y palestinos que buscaban nuevos horizontes.
Existen comunidades árabes en muchas naciones sudamericanas.
La historia de esos inmigrantes está contada en una exposición fotográfica exhibida en Brasilia como parte de las actividades de la cumbre árabe-sudamericana.
Algunas imágenes son históricas, como el retrato de un comerciante árabe, llamado en portugués mascate, realizada por el francés Marc Ferrez en 1895.
La muestra retrata también el hormiguero humano de la calle 25 de Marzo, en la meridional Sao Paulo, centro comercial de gran concentración de árabes, así como a familias de inmigrantes en Uruguay y en Argentina.
La muestra destaca también la influencia árabe en la arquitectura de residencias ya sea en Recife (Brasil) o en Sucre (Bolivia), además de construcciones típicas como la Mezquita Omar Ibn Al Katar, en la Guajira colombiana, o la Cafetería Aladino, de Quito.
La aproximación que buscan árabes y sudamericanos no está en esta ocasión motivada por el petróleo, un recurso que hoy abunda en las dos regiones, sino por la posibilidad de aumentar el intercambio comercial y las inversiones en otras áreas, así como la cooperación científica y tecnológica.
Fiel al principio de ampliar horizontes, las diplomacias de las dos regiones se han empeñado en dar a este encuentro pionero un carácter más general que ya estimuló el interés por una segunda Cumbre que será realizada en un país árabe.