AMBIENTE-PUERTO RICO: Muralla verde a la urbanización

La organización ambientalista puertorriqueña Casa Pueblo, con el esfuerzo de voluntarios e independencia de las autoridades, trabaja exitosamente para detener la creciente urbanización y proteger las áreas naturales de la isla, amenazadas también por el turismo.

”Si el ritmo del crecimiento urbano continúa así, todas las áreas verdes remanentes en Puerto Rico se convertirán en suburbanas dentro de unos 70 años”, alertó la directora del Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable de la Universidad Metropolitana de San Juan, María Juncos.

”Las iniciativas de Casa Pueblo son muy importantes porque protegen áreas delicadas como los principales ríos. Puerto Rico tiene una gran densidad de población, 426 personas por kilómetro cuadrado, y por eso se necesita con urgencia un uso eficiente de nuestra escasa tierra”, dijo Juncos a IPS.

La organización creó el año pasado una reserva natural de unos 251 kilómetros cuadrados en la franja montañosa que atraviesa la isla.

Este corredor ambiental es más grande que los 20 bosques administrados por el gobierno de Puerto Rico y el doble que la selva tropical de El Yunque, vigilada por Estados Unidos.

La zona protegida ayudará también a conservar la calidad del agua del país, ya que incluye los ríos que proveen a aproximadamente la mitad de los cuatro millones de puertorriqueños.

La creación del corredor fue todo un logro de Casa Pueblo, organización que ganó el prestigioso Premio Ambiental Goldman en 2002 y que tiene su sede en una casa equipada con generadores solares de elctricidad, ubicada en la montañosa localidad de Adjuntas.

La organización cobró notoriedad con su campaña contra la presencia militar estadounidense en la isla puertorriqueña de Vieques, entre 1999 y 2003. Casa Pueblo realizó estudios científicos sobre los efectos de las operaciones militares en la biodiversidad de la isla.

Para el director de Casa Pueblo, Alexis Massol González, la independencia de la organización es muy importante.

El grupo no acepta ningún tipo de asistencia del gobierno. Personas de distintos lugares de la isla y de distinta formación profesional contribuyen con donaciones y horas de trabajo. Pero el principal respaldo económico de Casa Pueblo es la venta de su propia marca de café: Madre Isla.

Ganar el Premio Ambiental Goldman fue una sorpresa para los integrantes de Casa Pueblo.

”Nunca había escuchado nada sobre el Premio Goldman. Así que pensé que se trataba de una broma. Les dije que yo no trabajaba por dinero o para ganar premios, y ellos me dijeron que era por eso que lo habíamos ganado”, recordó entre risas Massol González.

La organización se opuso en 1996 a un plan de explotación minera en Adjuntas. La campaña triunfó y en la tierra donde se preveía la instalación del proyecto se creó Bosque del Pueblo, espacio verde administrado por la comunidad local y que ahora integra el corredor ambiental.

Gracias a un acuerdo con el Departamento de Recursos Naturales de Puerto Rico, el bosque es cuidado por un grupo de voluntarios integrado por maestros de escuela, estudiantes, científicos y hasta poetas, que coordinan las visitas guiadas al lugar.

Ahora, con la creación del corredor biológico, los conceptos de Casa Pueblo sobre participación comunitaria y responsabilidad social pueden ponerse en práctica a gran escala.

La organización instaló en Adjuntas cinco estaciones de control para verificar la calidad del agua. Algunas se encuentran sobre el río Arecibo, que provee de agua a 1,3 millones de personas. Las estaciones son administradas por las propias comunidades locales.

El año pasado, una de estas estaciones detectó altos niveles de grasa animal en un arroyo. Luego, se descubrió que un restaurante de comida rápida estaba vertiendo sus deshechos en el afluente.

”Lo denunciamos a la Junta de Calidad Ambiental de Puerto Rico, que en menos de una semana hizo que el restaurante detuviera esta acción ilegal”, explicó el biólogo Arturo Massol Deya, hijo de Massol González y voluntario de Casa Pueblo.

Massol Deya supervisó los estudios de Casa Pueblo en Vieques, que hasta hoy son los únicos realizados en esa isla.

El grupo también procura introducir una nueva forma de turismo en Puerto Rico.

”No queremos el modelo convencional de turismo elitista, en que los recursos de belleza natural son privatizados y cercados, sino un turismo basado en la participación y el compromiso”, dijo Massol González.

Esto ya se logró en Bosque del Pueblo, donde a los visitantes se les pide primero asistir a un breve taller sobre la historia del lugar y su importancia cultural y ambiental.

Las granjas donde se produce el café Madre Isla son también parte de un proyecto piloto de ecoturismo y de educación ambiental.

El año pasado, el Instituto Smithsoniano de Estados Unidos y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico se unieron para abrir un curso sobre manejo de áreas naturales protegidas. Los estudiantes debían elaborar un proyecto de administración de las granjas de Madre Isla.

”No hay lugar para el pesimismo ni el cinismo en Casa Pueblo. Somos personas de esperanza, porque a través de nuestro activismo aprendimos que los problemas de Puerto Rico pueden solucionarse”, dijo Massol González.

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