VENEZUELA: Chávez se ensancha, oposición se diluye

El presidente Hugo Chávez conduce casi sin sombra de oposición la vida política de Venezuela, según mostró el tercer aniversario de las jornadas del 11 al 14 de abril de 2002, breve lapso en el cual un movimiento cívico-militar lo desalojó del poder y otro lo restituyó en la presidencia.

La oposición había reunido a centenares de miles de personas en una marcha sobre el palacio de gobierno el 11 de abril de 2002, y varias veces repitió esa demostración de fuerza hasta las vísperas del referendo sobre el mandato de Chávez, en agosto de 2004. Pero apenas consiguió que unos pocos cientos de fieles realizaran una caminata el lunes, en un sector residencial de clase media de Caracas.

”La gente está desanimada, porque los dirigentes han ido de fracaso en fracaso. Yo antes marchaba pero ya no, hasta que aparezcan líderes nuevos”, dijo a IPS una empleada de una cafetería, Daisy Torcatt, al paso de la reducida marcha opositora.

La principal marcha de los seguidores de Chávez, la tarde del miércoles en el centro de la capital, reunió a varias decenas de miles de seguidores. Había contingentes de barriadas populares de Caracas, pero muchos eran empleados del gobierno central, alcaldías y gobernaciones de regiones cercanas que acompañaban a sus superiores.

”Por aquí pasamos hace tres años para exigir que nos devolvieran al comandante. Es lo que estamos celebrando y hemos aprendido mucho. Otro golpe no nos volverá a sorprender”, dijo a 200 metros del palacio de gobierno y en medio de un centenar de motociclistas Luis Martínez, quien trabaja de taxista con su vehículo de dos ruedas.
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Chávez, ex comandante de paracaidistas, dirigió en 1992 una fracasada sublevación de unidades del ejército contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez (1974-1979 y 1989-1993, más tarde destituido y condenado por corrupción).

Pero en 1998, Chávez ganó las elecciones presidenciales. Con una nueva Constitución, en 1999, obtuvo un mandato sexenal al año siguiente, y en 2002 fue depuesto por una alianza de militares, empresarios y otros grupos opositores.

Oficiales constitucionalistas y miles de seguidores que se lanzaron a las calles de Caracas y de la vecina ciudad de Maracay devolvieron el poder a Chávez, y al cabo de dos años de intensa agitación y aguda polarización política, el gobernante fue ratificado en su cargo con 59 por ciento de los votos en un referendo, en agosto de 2004.

Los seguidores de Chávez ganaron en los comicios de octubre del año pasado 22 de 24 gobernaciones regionales y 75 por ciento de las 335 alcaldías del país. Analistas políticos coinciden en que el oficialismo volverá a triunfar en elecciones locales del próximo agosto, en la renovación del parlamento en diciembre y en las presidenciales de 2006.

De momento, han desaparecido las grandes manifestaciones callejeras, y Chávez pisa el acelerador en varios de sus programas más preciados, como una reforma agraria que permita liquidar el latifundio, otra de educación superior para que medio millón de bachilleres sin cupo accedan a la universidad, y la activación de una reserva militar que permita encuadrar a entre uno y dos millones de adultos en labores de defensa.

El mandatario desarrolla también una ofensiva internacional centrada en un duelo verbal con Washington, cooperación petrolera con los vecinos sudamericanos y caribeños, y tejido de alianzas políticas y comerciales con países influyentes, como China, España, India, Irán y Rusia.

Estados Unidos se irritó en particular por la compra de 100.000 fusiles rusos AK Kalashnikov, alegando que llevan municiones de calibre semejante al que emplean las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de la vecina Colombia (FARC).

El acto más espectacular de esta semana fue la formación el miércoles, en uniformes verde oliva, de 20.000 reservistas en la explanada de las academias militares en Caracas, para activar formalmente a la reserva como quinto componente de la Fuerza Armada, junto al ejército, la marina, la aviación y la guardia nacional.

Esta reserva no dependerá del Ministerio de Defensa sino directamente del jefe de Estado, quien designó para comandarlas a uno de sus cercanos colaboradores, el general Julio Quintero.

”Ustedes constituyen la más sublime expresión de la fusión cívico-militar que se ha transformado en la más fuerte columna de la Venezuela bolivariana”, dijo Chávez al arengar a los reservistas, llamados a defender el país en caso de una hipotética invasión que, en reiterados discursos, el mandatario atribuye a planes de Washington.

Chávez evocó batallas de la guerra de independencia contra España, que en las llanuras venezolanas ganó el general José Antonio Páez al frente de lanceros que cabalgaban tras una bandera negra con la inscripción ”Libertad o muerte”.

”Ahora decimos: Soberanía, o muerte”, clamó el mandatario.

Como expresión de esa fusión cívico-militar, jefes castrenses marcharon uniformados junto a los seguidores de Chávez luciendo sus camisas y boinas rojas.

Y algunos de ellos, como los generales Jorge García Carneiro, ministro de Defensa, Melvin López, secretario del Consejo de Defensa, y el coronel José Montilla —quien hace tres años apresó al empresario golpista Pedro Carmona, efímero reemplazante de Chávez— arengaron a la multitud desde las tribunas.

Una encuesta de la firma Hinterlaces a 1.500 personas en siete ciudades mostró un respaldo abierto a Chávez de 53 por ciento de los consultados contra 38 por ciento de rechazos, mientras que las fuerzas de oposición tienen apoyo expreso de apenas 10 por ciento de encuestados contra 83 por ciento que expresa desagrado.

”Hay un nuevo panorama político en el país. La población percibe a la oposición como una clase de políticos anclada en el pasado que quiere mantener sus privilegios y no trabaja por los intereses de la gente o por un programa alternativo al de Chávez”, dijo a IPS Óscar Schémel, director de Hinterlaces.

Sin embargo, ”más de la mitad de la población se reconoce como ni-ni, desaprueba la ineficiencia y el burocratismo o la corrupción que aprecia en el gobierno, aunque reconoce el liderazgo de Chávez y su identidad con los pobres”, añadió Schémel.

En grupos de discusión (focus groups) con encuestados, Schémel encontró que ”la demanda central es la de reconocimiento (con algún sector), que no aparece, y más de 60 por ciento de los consultados quisiera poder comparar a Chávez con una alternativa”.

El vicepresidente José Vicente Rangel pidió que este aniversario sirviera ”para que la oposición se renueve, haga un mea culpa sobre los atajos con los que ha intentado salir de Chávez, y recomponga sus fuerzas en beneficio de la democracia. Gobernar sin oposición es muy aburrido”.

Los partidos opositores, reunidos en la coalición Coordinadora Democrática que impulsó desde 2002 la salida del poder de Chávez mediante una huelga general y un referendo, quedaron muy reducidos tras las elecciones regionales de octubre y no logran acuerdos para ir unidos a los comicios locales que se efectuarán el 7 de agosto.

Quizá por ello, el dirigente del oficialista Movimiento V República (MVR), William Lara, pronosticó una victoria muy amplia en las venideras consultas electorales y dijo confiar en que el oficialismo alcanzará 80 por ciento de escaños en el próximo parlamento.

Pero en el bando oficialista no todo es miel sobre hojuelas. Las elecciones primarias para candidatos del MVR con miras a los comicios de agosto estuvieron plagadas de denuncias sobre irregularidades en las dos últimas semanas.

Y en las bases de grupos ecologistas y de otros movimientos sociales identificados con el chavismo, la disidencia crece y comienza a manifestarse en las calles.

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