UNIÓN EUROPEA: Maíz transgénico de EEUU se aleja

El acuerdo alcanzado por técnicos de la Unión Europea (UE) para analizar la prohibición de importaciones de alimento para animales a base de maíz estadounidense es un triunfo para las organizaciones que luchan contra los cultivos transgénicos.

El grupo de trabajo sobre Alimentación y Pienso Transgénicos y Riesgo Ambiental, dependiente del Comité Permanente sobre Cadena Alimentaria y Salud Animal de la UE, acordó reclamar la certificación de libre de maíz transgénico a todos los embarques desde Estados Unidos.

"La Comisión Europea (rama ejecutiva de la UE) está siendo obligada a aceptar que los procedimientos actuales no protegen a su mercado de importaciones transgénicas ilegales", dijo a IPS Katharine Mill, de la filial europea de la organización ambientalista Greenpeace Internacional.

Mientras esté pendiente la normativa y la aplicación de la autenticación de los embarques, la UE debe "prohibir que todo alimento, semilla, hierba o cultivo de Estados Unidos", dijo Mill.

La falta de controles científicos quedó de manifiesto en un artículo de la revista científica neoyorquina Nature el mes pasado.

La publicación informó entonces que entre 2001 y 2004 la corporación agrícola Syngenta vendió varios cientos de toneladas de la semilla de maíz transgénica Bt10 a productores estadounidenses como si fueran de la variedad Bt1.

La semilla Bt10, al contrario que la Bt11, no fue aprobada para consumo humano en ningún país del mundo, informó el miércoles la organización ambientalista Amigos de la Tierra.

Syngenta aseguró que las dos variedades eran "físicamente idénticas", explicación que aceptó la Comisión Europea. Pero Nature reveló que el maíz no aprobado contenía un controvertido gen que fortalece la resistencia a los antibióticos.

Este maíz ilegal ingresó en la cadena alimentaria europea, a través de pienso animal, e incluso fue cultivado en sitios de prueba en España y en Francia, advirtió Amigos de la Tierra.

Estos hechos llevaron a la conclusión de que Bruselas debía revisar su política de importación de transgénicos. Una reunión para considerar su prohibición está prevista para este viernes.

Una prohibición es muy probable, dada la aparición de importaciones ilegales.

"Es difícil saber el alcance exacto de la contaminación y los confines de los cultivos transgénicos, porque Syngenta no brindó a los gobiernos la información que habría permitido realizar las pruebas al respecto", dijo a IPS Clare Oxborrow, de Amigos de la Tierra.

Se prevé que el Comité Permantente sobre Pesticidas de la UE acoja la recomendación de los grupos de trabajo.

A través de los expertos en esos grupos, "los países de la UE dieron a la Comisión luz verde para imponer fuertes restricciones a las importaciones estadounidenses", dijo Adrian Bebb, otro especialista en transgénicos de Amigos de la Tierra.

"La Comisión Europea debe actuar con rapidez para proteger al público de estos alimentos genéticamente modificados sin licencia y sin pruebas científicas", agregó Bebb.

Syngenta cometió graves perjuicios a la agricultura europea al no facilitar información básica para detectar la contaminación de cultivos, sostuvo el experto.

"La Comisión debe insistir en que este silencio debe acabar y que Syngenta debe establecer un fondo para pagar las pruebas", recomendó Bebb. "El contaminante debe pagar, no el público."

La incapacidad de la industria de la biotecnología para analizar sus propios productos es "una burla completa a los sistemas de control de la UE", agregó. "La Comisión debe ordenar una inmediata revisión para garantizar al público de que nunca más quedará expuesto a alimentos transgénicos no aprobados."

La organización Greenpeace llamó a la Comisión Europea a "preparar la prohibición de todos los alimentos, semillas y cultivos de Estados Unidos, mientras las autoridades de la UE cuenten con los medios para analizar científicamente las importaciones".

Al mismo tiempo, el gobierno de Estados Unidos debe establecer un sistema de detección de partidas de maíz Bt10 entre las exportadas a la UE, según el experto.

Las empresas que procuran la aprobación para vender transgénicos en Europa deberán suministrar datos sobre cómo detectar las semillas que producen, dijo.

"Debemos asegurarnos de que las plantas genéticamente modificadas ilegales en Europa y sin pruebas sobre sus efectos en la salud humana o el ambiente queden fuera de nuestra cadena alimentaria", dijo el experto Christoph Then, de Greenpeace.

"En estos momentos no tenemos garantías, pues ni la Comisión Europea ni los países de la UE están equipados adecuadamente para identificar transgénicos. La situación es inaceptable", concluyó. (

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