La mayoría de los incidentes violentos motivados por el racismo no son registrados como tales por las autoridades de la Unión Europea (UE), lo que dificulta la lucha contra este flagelo, advirtió un organismo especializado del bloque.
Según el Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia, la recopilación de datos sobre violencia racista en 15 de los países miembros del bloque es inexistente o ineficaz y debe ser mejorada.
Esta falta de información pone en riesgo los esfuerzos para acabar con estos actos de violencia, indica el informe publicado este miércoles por el Observatorio, titulado Violencia racista en 15 estados miembros de la UE.
El Observatorio, organismo radicado en Viena, dijo que solo seis países de la UE —Dinamarca, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Irlanda y Suecia— mantienen un sistema exhaustivo que revela adecuadamente el alcance y naturaleza de la violencia racista en sus sociedades.
Otros tres —Grecia, Italia y Portugal— carecen de datos oficiales a disposición del público sobre el asunto.
En la mayoría de los países de la UE, los ataques contra minorías étnicas o religiosas no son específicamente registrados como ofensas racialmente motivadas. Como consecuencia, estos actos no constan en las estadísticas criminológicas oficiales.
El Observatorio consideró que tal falta de información podría poner en serio peligro los esfuerzos para responder al racismo violento, pues la recopilación es, indicó, un paso clave en ese sentido.
La UE necesita saber cuán amplio es el problema de la violencia racista y xenófoba. De otro modo, no podrá proteger a sus minorías culturales, religiosas y étnicas ante la violación de derechos humanos fundamentales como el derecho a la dignidad, la vida y la integridad personal, dijo Beate Winkler, directora del Observatorio.
No registrar estos incidentes significa que subestimamos el problema y que las víctimas permanecen invisibles, agregó.
Las diferencias dificultan el establecimiento de una respuesta global europea al problema, según el Observatorio.
Como consecuencia, a los políticos se les dificultará desarrollar políticas adecuadas y respuestas prácticas al problema. Necesitamos saber más sobre los perpetradores de delitos racistas y adoptar leyes eficaces que aseguren un castigo proporcional y disuasivo, indicó Winkler.
El órgano consideró que la comparación entre los datos de diversos países puede conducir a una malinterpretación, pues la eficacia de los sistemas oficiales de recolección datos —en caso de que existan— difiere mucho de un caso a otro.
Tal eficacia depende de las leyes nacionales, del entrenamiento de los funcionarios de los organismos de justicia en materia de violencia racista y en la existencia y accesibilidad de los datos al respecto.
Las diferencias entre países conducen a un panorama distorsionado. Los países con los mejores sistemas de recolección de datos, una definición amplia de 'acto racista' y legislación bien aplicada tendrán la información más completas, según el informe.
Pero figurarían, agrega, como los que tienen una peor situación en la materia.
Entonces, al Observatorio le ha resultado difícil afirmar si la violencia racista aumenta o disminuye dentro de la UE.
La recolección extraoficial de datos a cargo de organizaciones académicas y no gubernamentales no arroja, generalmente, información completa, pues carecen de los recursos necesarios, dijo a IPS el portavoz del Observatorio, Frederick Banson.
Las filiales nacionales del Observatorio en esos países consideran que es en ellos, precisamente, que se subestima el problema de la violencia racista, agregó Banson.
La buena recaudación de datos es esencial para proteger a las víctimas y castigar a los victimarios, según el Observatorio.
Las autoridades deberían alentar a las víctimas de violencia racista a denunciar incidentes, desarrollar respuestas delicadas, eficaces y visibles al temor y emplear los sistemas y procedimientos de inteligencia criminal para construir un banco de datos sobre los perpetradores, indica el informe.
Medidas globales tomados en el marco de la UE enviaría a los victimarios una señal inequívoca de que no habrá lugar en qué refugiarse dentro del bloque, explica. Además, las víctimas sabrían que la UE está actuando como un todo para luchar contra este mal.