El gobierno de China usa calificativos como separatistas y terroristas para justificar la represión religiosa contra la minoría nómada y musulmana uigur en la noroccidental provincia de Xinjiang, denunció Human Rights Watch (HRW).
La organización internacional, en colaboración con el grupo Derechos Humanos en China, publicó un informe de 114 páginas titulado Golpes devastadores: la represión religiosa de los uigures en Xinjiang, basado en documentos del gobierno chino, artículos periodísticos y entrevistas a pobladores de la provincia.
El estudio revela una red de leyes y políticas adoptadas por el gobierno chino desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington. Beijing lanzó entonces una ofensiva contra los uigures, acusándolos de estar vinculados con la red terrorista Al Qaeda, a la que Washington responsabiliza de aquellos ataques.
HRW sostiene que, en realidad, Beijing reprime a los ocho millones de uigures para acallar sus demandas de autonomía y de igualdad de derechos.
China usa la represión religiosa como un látigo sobre los uigures, que desafían o molestan al gobierno de Xinjiang, señaló el director de la oficina en Asia de la organización, Brad Adams.
En otras partes de China, los individuos tienen más espacio para el culto que prefieran. Pero los musulmanes uigures son víctimas de una discriminación ordenada por el Estado. La situación no es diferente a la del Tíbet, donde el gobierno controla la religión y a la minoría étnica, añadió.
El portavoz de la cancillería china, Qin Gang, negó este martes las afirmaciones contenidas en el informe y señaló que en Xinjiang todos los grupos étnicos gozan de sus derechos civiles y de la libertad de cultos.
Pero HRW, citando documentos oficiales, asegura que el gobierno limita la libertad religiosa, de asociación, de asamblea y de expresión de los uigurs.
Las autoridades ejercen el control de muchas maneras, ordenando a los musulmanes que se afeiten la barba, vigilando las mezquitas o haciendo purgas de maestros religiosos en las escuelas. Muchos activistas uigures han sido acusados de separatismo, detenidos y torturados. Tres uigures fueron ejecutados en 1997 luego de una manifestación callejera en la ciudad de Yili.
Los uigures son vistos en Beijing como una amenaza nacionalista al Estado. China toma medidas draconianas para sofocar la religión islámica y así aplastar el sentimiento nacionalista uigur, señaló el director ejecutivo de Derechos Humanos en China, Sharon Hom.
La regulación religiosa en Xinjiang es tan dominante que crea una red legal para, en definitiva, detener a cualquiera que las autoridades deseen, agregó.
Manuales oficiales citados en el informe señalan que las autoridades pueden intervenir cualquier práctica religiosa que sean perjudiciales para el buen orden de la sociedad.
El informe incluye textos de regulaciones represivas, documentos sobre el creciente número de uigurs detenidos y evidencias de que el gobierno chino mantiene información detallada sobre grupos religiosos y minorías étnicas en secreto de Estado.
El propio secretario del Partido Comunista de Xinjiang, Wang Lequan, dijo que el mayor desafío de las autoridades de la provincia es manejar la religión y guiarla para que esté subordinada a los objetivos principales, que son la construcción económica, la unificación de la patria y la unidad nacional.
Una de las revistas chinas más populares, Life Weekly, publicó varios artículos sobre la lucha de China contra el terrorismo, en los que consideró a los radicales islámicos de Xinjiang como los mayores enemigos de Beijing.
El instituto independiente Política Exterior en Foco (FPIF, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, sostuvo que la principal razón por la cual China ofreció colaborar con la guerra mundial contra el terrorismo, liderada por Estados Unidos, fue la posibilidad de justificar su represión contra los uigures.
HRW y Derechos Humanos en China instan a la comunidad internacional a que presione a Beijing para que ponga fin a la discriminación de los uigures y deje acusar a los movimientos separatistas de estar vinculados con redes terroristas internacionales.
El nacionalismo uigur intentó declarar la independencia de su provincia en 1933 y en 1944, pero todos sus proyectos fracasaron con el triunfo de la revolución china en 1949.
El desempleo y el índice de pobreza en Xinjiang aumentaron debido a las reformas económicas aplicadas desde 1979.
En los últimos 10 años, llegaron más de 1,2 millones de colonos chinos a la provincia, lo que puso en jaque la supervivencia cultural uigur.
Las demandas de los uigures por la independencia de lo que llaman Uigurstán o Turkestán Oriental se incrementaron en los años 90, con manifestaciones callejeras e incluso atentados. Beijing se mantiene firme, entre otras cosas, porque la provincia es rica en petróleo.
Aún están activos grupos como Juventud de Turkestán Oriental, conocida como el Hamas de Xinjiang, en referencia al grupo islámico palestino, y que estaría integrada por 2.000 voluntarios con experiencia militar.
El gobierno chino tiene una fuerte presencia militar en Xinjiang, donde también ha realizado ensayos nucleares.
FPIF señala que son muy pocos los uigures que actualmente colaboran con los movimientos separatistas violentos. No obstante, son también pocos los que hablan abiertamente contra estos grupos.