Tras seis años de ausencia, el ex presidente de Guinea-Bissau João Bernardo Vieira, el legendario comandante Nino que causó las más pesadas derrotas al ejército portugués en la guerra anticolonial, decidió interrumpir su lujoso reposo forzado y regresar a su devastado país.
En Guinea-Bissau, uno de los países más pobre e inestable de África, nadie permanece indiferente ante Nino. En los últimos 30 años ha sido odiado o amado, temido o venerado, y lo que sucederá en los próximos días es difícil vaticinar.
Unos 5.000 incondicionales esperaban este jueves al ex presidente, quien llegó al estadio de Bissau a bordo de un helicóptero de la Fuerza Aérea de la vecina República de Guinea, demorando tardó más de 10 minutos en salir del aparato debido a la multitud que lo rodeó cuando aún estaban las hélices en movimiento.
Entre las figuras públicas que le saludaron, se contaban varios dirigentes del Partido Africano de la Independencia de Guinea y Cabo Verde (Paigc), tales como su primer vicepresidente, Arístides Gomes, el líder del grupo parlamentario, Cipriano Cassamá, y Hélder Proença, miembro del Buró Político.
A pesar de la entusiasta recepción, adornada con centenas de banderas y fotos del ex hombre fuerte de Bissau, el receptor del homenaje declinó hacer declaraciones y abandonó el estadio en dirección a la casa de su madre, ubicada en el centro de la capital, Bissau.
La decepción respecto de los gobernantes que sucedieron a Nino Vieira explica el que gran parte de la población lo vuelva a apoyar, señaló Lassara Câmara, el periodista de la Radio Nacional de Guinea-Bissau entrevistado por la emisora portuguesa TSF-Radio Jornal.
Este pequeño país de África occidental, con 1,2 millones de habitantes y ubicado entre Senegal y la República de Guinea (ex Guinea-Conakry), ha vivido bajo el estigma de la incompetencia, la corrupción y una pobreza y violencia extremas desde su independencia de Portugal, tras la guerra anticolonial de 1962 a 1974.
En el balance de cuatro décadas, una de lucha contra el ejército portugués y tres de vida independiente, la violencia es siempre el primer actor del palco de Guinea-Bissau.
Luis Cabral, hermano del padre de la patria Amilcar Cabral, asesinado en Conakry en 1973 por fuerzas especiales portuguesas, juró como el primer presidente tras la independencia, gobernando en uno de los pocos periodos de escasa violencia extrema, pero marcado por el régimen de partido único.
En 1980, Cabral se refugia en Portugal, donde aún vive, luego de ser depuesto por el ex comandante y luego general Nino Vieira, el más cercano de sus colaboradores.
Al contrario de Cabral, el nuevo señor de Bissau caracterizó su régimen como una férrea dictadura, más que del Paigc, bajo el cuño del poder absoluto personal.
También amasó una considerable fortuna, que le ha permitido vivir a pleno lujo durante su exilio lusitano, tras también él ser derribado por el jefe del ejército, brigadier Ansumane Mané, en 1999.
La fuerte personalidad de Nino Vieira, así como sus aciertos mediáticos, le han granjeado simpatías imprevisibles.
En 1996, protagonizó en Portugal un acto que muchos describieron como pura demagogia y otros tantos como un gesto de gran nobleza, al visitar en su lecho de moribundo a su más viejo enemigo: el ex gobernador-general y comandante de las Fuerzas Armadas de la entonces Guinea Portuguesa, Antonio de Spínola.
Vine a prestar mi homenaje a Antonio Sebastião Ribeiro de Spinola, otrora mi enemigo en el campo de batalla y hoy un amigo a quién respeto y admiro, dijo en esa oportunidad tras haber sido fotografiado y filmado en la cabecera del anciano mariscal moribundo, que no logró contener lágrimas de emoción.
Esta evidente capacidad comunicativa de Vieira y la serie de golpes de Estado que perpetró podrán afianzar el regreso triunfal del ex mandatario.
Entre los pronunciamientos militares se cuenta el asesinato de Mané en 2001, el derrocamiento del presidente autocrático Kumba Ialá en 2003 y luego la ejecución sumaria de quien depuso en su momento a Vieira, el general Verissimo Correia de Seabra, en 2004.
En las elecciones presidenciales de junio de este año, el Partido de la Renovación Social (PRS), que logró en 2000 romper el monopolio mayoritario del partido de Cabral y Vieira, postula nuevamente a Ialá, quien es el más serio contendor tanto del PAIGC como de Nino Vieira.
La fuerza de Ialá se fundamenta en el factor étnico, con el apoyo de los mayoritarios balantes. Sin embargo, aún están frescas en la memoria su política de características dictatoriales, que se tradujeron en la exoneración de 50 ministros y viceministros, cinco primeros ministros, la prisión de jueces del Tribunal Supremo y restricciones a la libertad de prensa.
Por su parte, Vieira, en materia de política internacional, siempre cuidó las relaciones con sus vecinos africanos e impulsó el intercambio con Portugal y con los países lusófonos, el grupo formado por Angola, Brasil, Cabo Verde, Mozambique, Santo Tome y Príncipe y Timor Oriental.
En cambio Ialá, durante su presidencia amenazó con invadir Gambia, romper relaciones con Portugal, pese a que es el principal inversor y donante extranjero, expulsó periodistas lusos y clausuró por dos meses la Radio Televisión Portuguesa-Africa (RTP-A).
Sin embargo, estas arbitrariedades de Ialá, no hacen olvidar que el periodo de gobierno de Nino Vieira se caracterizó por fusilamientos sumarios con la acusación de traición a la patria, nepotismo y corrupción generalizada.
El ex comandante guerrillero de la lucha de liberación nacional acabó por asilarse en la ex metrópoli, con una inmensa fortuna, que le colocó en el listado de los hombres más ricos de Portugal.
Entre los asuntos que deberá tratar en los próximos días, Nino Vieira deberá censarse como elector para los comicios presidenciales del 19 de Junio, los que también pretende disputar como candidato.
La reunión más difícil, seguramente será la que sostendrá con el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general Tagmé Na Waie, quien, en entrevista a un canal privado portugués de televisión en 1999, dijo que no daría treguas al ex presidente, al que lo acusó de haberle torturado y humillado, marcas que me quedaron para toda la vida.
La semana pasada, en una entrevista a la agencia de noticias portuguesa Lusa, el primer ministro guineano, Carlos Gomes Júnior, afirmó que su gobierno no podrá garantizar la seguridad a Vieira, lo que fue criticado por varios partidos políticos, al recordar que cabe al Poder Ejecutivo asegurar la protección de todos los ciudadanos.
Jorge Pinto, coordinador del Grupo de los 30.000, organización que promovió el regreso del ex jefe de Estado al país, garantizó que, tras cumplir el censo y presentar la candidatura, Vieira viajará el viernes a Lisboa para más tarde organizar su regreso definitivo, el que considera indispensable para el proceso de reconciliación nacional.
Reconciliación que podrá presentar algunas dificultades, ya que en las elecciones presidenciales, el oficialismo del Paigc no está dispuesto a apoyar a Nino Vieira y designó como candidato a Malam Bacai Sanhá, presidente del parlamento entre 1994 y 1998.
La inesperada participación del independiente João Bernardo Nino Vieira en los comicios programados para junio y el peligroso resucitar de los preceptos étnicos del imprevisible Kumba Ialá, fácilmente se podrían traducir en los preámbulos de una nueva guerra civil en el azotado país africano. (