PETRÓLEO-VENEZUELA: Golpe de timón ante transnacionales

Venezuela cambió las reglas de juego con las que compañías extranjeras producen 500.000 barriles diarios de crudo, para obtener más dinero en momentos en que la sed energética aguijonea el interés de gobiernos y corporaciones por acceder a los pozos petroleros en todo el mundo.

”Le hemos dicho a las compañías norteamericanas: queremos una sana relación, pero estamos en nuestro pleno derecho de ejercer nuestra soberanía en lo militar, en lo económico y sobre todo en lo petrolero”, afirmó el ministro de Energía, Rafael Ramírez.

Las nuevas reglas de juego obligan a pagar un impuesto de 50 por ciento sobre la renta a la veintena de empresas (gigantes como la angloholandesa Shell y la estadounidense Chevron-Texaco, o modestas como la argentina CGC y la venezolana Suelopetrol) que desde los años 90 operan como contratistas en 32 campos marginales o maduros, semiabandonados al cabo de décadas de explotación intensiva.

El gobierno calculó que al pagar a los contratistas por sus costos operativos y por amortización del capital que inviertieron, a valores variables según los volúmenes producidos y los precios internacionales del petróleo, entregó a las corporaciones el año pasado 258 millones de dólares más de lo que considera apropiado.

Desde mediados de la década anterior el Estado pudo perder de 1.400 a 2.000 millones de dólares, según evaluaciones oficiales. Además ”gracias a interpretaciones abusivas de los convenios, la mayoría de las compañías no han pagado impuesto sobre la renta o han pagado muy poco”, se quejó Ramírez.

En el futuro inmediato la tasa de impuesto sobre la renta pasa de 33 a 50 por ciento de los ingresos, más regalías de 16 por ciento. Pero lo más importante es que en un plazo de seis meses los contratos de servicio deberán transferirse a empresas mixtas en las que el grupo estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) tendrá 51 por ciento de las acciones.

”¿Las compañías lo entienden? Seguimos trabajando. ¿No lo entienden? Entonces no nos interesa seguir trabajando con compañías que no entienden este asunto”, afirmó Ramírez, que es al mismo tiempo ministro de Energía y presidente de Pdvsa.

El año pasado, para otro tipo de operaciones, la extracción y mejoramiento de 600.000 barriles diarios de 159 litros de crudos pesados en la sudoriental Faja del Orinoco, el gobierno elevó la regalía (que se paga a la nación, dueña del subsuelo) de uno a 16 por ciento.

Hacia el futuro inmediato, el reacomodo de la industria en lo que el ministro explica como ejercicio de soberanía llevará seguramente a vender en Estados Unidos refinerías que Pdvsa posee a través de su filial Citgo, y en Europa destilerías en las que ha tenido como socia a la alemana Veba Oel.

Un portavoz de la pequeña firma japonesa Teikoku Oil dijo al diario estadounidense The Wall Street Journal que con los cambios no será rentable trabajar en Venzuela, a menos que se obtengan compensaciones.

En cambio, un ejecutivo de Shell comentó en Caracas que esa compañía ya está en fase de negociaciones con el gobierno. Ramírez dijo que si es preciso el Estado extenderá a los operadores derechos de explotación en campos maduros por plazos más largos que los iniciales, o bien los concederá sobre áreas nuevas.

”Tenemos conversaciones positivas con el Ministerio y Pdvsa y esperamos que pronto estén definidos los modelos” de las nuevas asociaciones. Comentó a IPS el presidente de la empresarial Asociación Venezolana de Hidrocaburos, Luis Grisanti.

En su opinión, Venezuela debe esforzarse para llevar de tres a cinco millones de barriles diarios su potencial de producción de crudo, y de 6.000 a 12.000 millones de pies cúbicos (de 170.000 a 340.000 millones de litros) diarios el de gas, lo que implica ”un esfuerzo titánico” antes de 2010 y la inversión de unos 30.000 millones de dólares.

El mundo consumió 82,4 millones de barriles diarios de petróleo en 2004, y demandará este año 84,3 millones de unidades, según la Agencia Internacional de Energía, de países industrializados.

Arabia Saudita, el país más presionado para que aumente su producción a fin de contener los precios (que hace meses escalaron los 50 dólares por baril) anunció que en cinco años invertirá 50.000 millones de dólares para colocar su capacidad de producción sobre los 15 millones de barriles por día, en vez de los 11 millones actuales.

La sed de petróleo llevó la semana pasada al presidente estadounidense George W. Bush a pedir que el Congreso de su país apruebe una ley que permita explotar un área de Alaska actualmente vedada porque es parte del Refugio Natural de Vida Silvestre del Ártico.

”Desarrollando esa sección (de Alaska) se podría sacar hasta un millón de barriles diarios ¿Se dan cuenta de que eso es más de la mitad de lo que importamos cada día de Venezuela?”, dijo Bush en un encuentro con cámaras de comercio en Washington.

Estados Unidos devora uno de cada cuatro barriles de crudo que se producen en el mundo, y 60 por ciento de su petróleo es importado, con tendencia al aumento de esa proporción.

En la búsqueda de petróleo, las grandes transnacionales emplean procedimientos tan complejos, y están tan sujetas a esquemas de negociación que satisfagan a sus accionistas, que a menudo pierden la carrera por yacimientos con firmas medianas o pequeñas, incluso de economías emergentes como China e India.

”Se acabó la era de acceso fácil a la energía. Hay más competencia por los recursos energéticos en todo el mundo”, admitió el presidente de la corporación estadounidense Chevron-Texaco, David O'Reilly.

La combinación de sed petrolera y precios altos es una magnífica oportunidad para que los productores mejoren sus condiciones. Rusia no sólo dicta nuevas leyes sobre el sector sino que restringe a la mitad la participación en él de las empresas extranjeras.

También Nigeria discute nuevas y más duras condiciones para las empresas que acudan a buscar petróleo en sus costas.

En una conferencia sobre petróleo, la semana pasada en París, el ministro francés de Energía, Patrick Devedjian, se quejó de que ”ciertos países productores permanecen herméticamente cerrados a los inversionistas, o les ofrecen condiciones poco atractivas”.

”En México, una ley prohíbe la propiedad extranjera de reservas de petróleo. En Rusia se limita a 51 por ciento (la propiedad extranjera de esas reservas), en Kazajstán las reglas cambian para los extranjeros y los países del Golfo (Pérsico) simplemente no se abren”, dijo Devedjian.

Pese a ello, la carrera por la energía continúa: nuevamente en Caracas, pese a los cambios en las normas y políticas del sector, la semana pasada 29 trasnacionales pagaron 250.000 dólares cada una para acceder a la información básica sobre los bloques para prospección gasífera que Venezuela licitará bajo las aguas de su noroeste. (

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