Japón procura seducir a India para que apoye su intención de obtener un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El respaldo de India es clave para Japón, que trabaja duro para ser incluido en el Consejo, señaló el analista Masaaki Fukunaga, experto en asuntos de Asia meridional en la japonesa Universidad Gifu.
Fukunaga explicó que Tokio apela al respaldo de Nueva Delhi luego de la hostilidad mostrada por China y Corea del Sur a sus pretensiones.
Los últimos pasos dados por Japón demuestran cuán importante se han vuelto las relaciones con India. Tokio se dio cuenta de que ese país es un socio estratégico que le puede ayudar a mantener el equilibrio de poderes en Asia, indicó la economista Yoshie Shimane, del Instituto de Economías en Desarrollo, con sede en Tokio.
Japón convirtió a India en el principal destino de su ayuda oficial al desarrollo (ODA), al prometerle más de 12.500 millones de dólares para este año fiscal.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, presentó el mes pasado dos proyectos para aumentar de 15 a 24 el número de miembros del Consejo de Seguridad, e instó a la Asamblea General a que escojiera uno antes de su reunión de septiembre.
De los actuales 15 integrantes del Consejo, Estados Unidos, China, Francia, Gran Bretaña y Rusia son los únicos que tienen un lugar permanente y ejercen derecho a veto.
Annan sostiene que el órgano debe ser ampliado para que efectivamente refleje los intereses de toda la comunidad internacional.
Japón demandó un asiento permanente arguyendo que es uno de los principales contribuyentes financieros de las operaciones de paz de la ONU, junto a Estados Unidos, y que constantemente brinda asistencia económica a países en desarrollo a través de su ODA.
Pero la pretensión japonesa no cayó bien ni en Beijing ni en Seúl.
Millones de chinos habrían firmado una petición publicada en Internet para pedir que se rechace la iniciativa del gobierno japonés, al que acusan de haber distorsionado los hechos históricos de su pasado imperialista en libros de texto escolares.
Entre otras cosas, los textos señalan que Tokio posee las islas de Takeshima, en el mar de Japón, disputadas con Corea del Sur.
El archipiélago fue ocupado en las primeras décadas del siglo XX por el otrora imperio japonés, que lanzó una campaña colonialista en Asia oriental cometiendo toda clase de crímenes contra la población civil.
Corea del Sur ha dicho que ubica la soberanía de las islas por encima de sus relaciones con Japón.
Por su parte, China anunció la semana pasada que se opondría a cualquier iniciativa para ampliar el Consejo de Seguridad.
El embajador chino ante la ONU, Wang Guangya, dijo a la Asamblea General el miércoles que su gobierno entendía la preocupación de Annan, pero adelantó que no apoyaría ninguna de las fórmulas presentadas.
A fines del mes pasado, Tokio anunció la suspensión de sus préstamos en yenes a Beijing, que han contribuido al crecimiento económico chino desde los años 80.
Beijing llegó a recibir créditos japoneses con bajos intereses por 25.000 millones de dólares en 2000.
Japón suspendió los préstamos en repudio a la decisión de China de incrementar 12,6 por ciento su presupuesto militar para este año.
Analistas prevén que Tokio y Nueva Delhi lograrán una nueva y estrecha relación en los próximos meses, que complementará la ambición económica india con el objetivo de Japón de consolidarse como una potencia mundial con ejército nacional propio.
La Constitución japonesa, diseñada por la ocupación estadounidense tras la segunda guerra mundial (1939-1945), prohíbe a las Fuerzas de Autodefensa participar en conflictos internacionales.
El primer ministro Junichiro Koizumi procura dejar atrás ese papel pacifista y tener un mayor peso militar.
El mes pasado, el canciller japonés Yoriko Kawaguchi, al participar de una reunión con empresarios en Nueva Delhi, comparó la relación entre los dos países con la de una pareja que comienza a descubrir el amor.
Por su parte, Yukio Okamoto, ex asesor diplomático de Koizumi, dijo en el mismo encuentro que la presencia de una India democrática y robusta en el continente asiático contribuye directamente con los intereses nacionales de Japón.
Koizumi tiene previsto visitar India en mayo, pero no le será fácil obtener los favores de Nueva Delhi, que procura una relación económica mucho más dinámica que la actual.
El ministro de Industria y Comercio de India, Kamal Nath, señaló que su gobierno busca una nueva asociación, ya no centrada en la ODA sino en las inversiones extranjeras directas.
Nath indicó que las inversiones directas japonesas en India sumaron 3.200 millones de dólares entre 1991 y 2004, 4,8 por ciento de todas las inversiones extranjeras en ese período.
La economista Shimane señaló que cada vez más compañías japonesas están interesadas en invertir en India, atraídas por las fuertes leyes democráticas en ese país, su experiencia tecnológica y la mano de obra barata.
Pero, mientras Japón corteja a India, ésta se acerca más a China.
Los primeros ministros Wen Jiabao, de China, y Manhoman Singh, de India, firmaron este lunes en Nueva Delhi una serie de acuerdos para mejorar sus relaciones diplomáticas, económicas y culturales.