La elección del secretario general de la OEA se vio frustrada este lunes por un persistente empate entre los candidatos de Chile y de México, tras cinco rondas de votaciones que evidenciaron el clima de división que prima en América.
Los cancilleres y representantes de los 34 países miembros activos de la OEA (Organización de Estados Americanos) acordaron volver a realizar la elección el 2 de mayo, para cuando podría surgir un tercer candidato.
Hasta tanto, se mantiene en paréntesis la recomposición del foro del continente, del que sólo permanece suspendido Cuba desde 1962 y que hoy aparece golpeado por problemas de prestigio y dinero.
En la reunión de este lunes, realizada en la sede de Washington, el canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez, obtuvo 17 de los 34 votos en juego, lo mismo que su contendiente, el ministro del Interior de Chile, José Miguel Insulza.
Luego de tres rondas de votaciones en las que ninguno de los dos logró los 18 votos requeridos, se abrió un receso para negociaciones. En las dos rondas siguientes el resultado fue el mismo, por lo cual finalmente se decidió la nueva fecha de la elección.
Los observadores indicaron que el candidato mexicano fue favorecido por el retiro sorpresivo de esta competencia del ex presidente salvadoreño Francisco Flores (1999-2004), quien el viernes anunció que abandonaba su intento para apuntalar así la unión de la región Mesoamericana, integrada por América Central y nueve estados del sudeste de México.
Sin embargo, eso no fue suficiente para ganar. Aunque los votos emitidos en la OEA fueron secretos, por pronunciamientos previos se supo que gran parte de los países de América del Sur y algunos del Caribe apoyaron a Insulza, mientras que los de América Central, varios del sur del continente, también caribeños y al parecer Estados Unidos se inclinaron por el mexicano.
El respaldo de Washington, que en un principio fue para Flores, se considera decisivo, por su peso como potencia. La sede de la OEA está en Washington y 60,2 por ciento del presupuesto de ese foro, que este año es de 76,2 millones de dólares, esté a cargo de Estados Unidos.
Derbez, un economista de 58 años y de posiciones conservadoras, aspirada a transformarse en el primer mexicano en el poco más de medio siglo de historia de la OEA en competir y acceder a su secretaría general, mientras que el socialista Insulza, un abogado y posgraduado en ciencias políticas de 61 años, buscaba triunfar en su segunda postulación.
La votación se realizó seis meses después de que renunciara a la secretaría del organismo el ex presidente costarricense Miguel Ángel Rodríguez, contra quien ya había competido y perdido Insulza.
El prestigio del foro ha caído en los últimos meses por la renuncia de Rodríguez, quien enfrenta en su país un proceso penal por actos de corrupción durante su mandato de 1998 a 2002.
También afronta una añeja crítica por la persistencia de una sombra sumisión a los dictados de Estados Unidos y, últimamente, por sus problemas financieros, que se expresan en la urgencia de obtener más de 17 millones de dólares para cumplir sus tareas en este año.
Pero no sólo eso. La competencia para suceder al último secretario de la OEA, incluido el momento de la votación, puso en evidencia de que en América hay alineamientos políticos y diplomáticos contrastante.
Así, apoyaron a Insulza gran parte de los países de América del Sur que están identificados con posiciones de izquierda o centroizquierda y opuestos a varias de las tesis de comercio y diplomacia de Estados Unidos. Mientras, a Derbez lo respaldaron gobiernos más afines a Washington.
Para el académico mexicano Francisco Espino, las votaciones de este lunes demostraron que la región está muy lejos de la unidad. América está claramente partida en dos, por lo que el objetivo de tener una secretario de la OEA de consenso no pasó de eso, de un objetivo, dijo el experto a IPS.
Según las ofertas de campaña de Derbez, como secretario general pondría acento en apoyar la agenda de desarrollo económico y político de los países con mayor grados de pobreza del continente y promovería la creación de un Fondo de Cooperación Especial de las Américas, con aportes de los países con mayores recursos para respaldar a las comunidades marginadas.
Además, alentaría los consensos políticos y establecería mecanismos para enfrentar emergencias naturales. También apoyaría programas de corte educativo y de fortalecimiento de la democracia y encararía la crisis financiera de la OEA.
Por su parte, Insulza prometió promover el multilateralismo, ejercer una conducción colectiva y acentuar el trabajo del foro en materia de democracia, gobernabilidad, seguridad y derechos humanos, civiles, políticos, culturales y económicos.
Al analizar la votación de este lunes, en medios diplomáticos en Chile se aseguró que Estados Unidos se jugó de lleno en contra de Insulza, forzando el retiro de Flores y el endoso de sus votos a Derbez.
El gobierno estadounidense de George W. Bush vio en la candidatura de Insulza la articulación de una tendencia estructurada a través de los gobiernos de centro-izquierda sudamericanos que, con apoyo importante en el Caribe anglófono, puso en cuestión su tradicional hegemonía en América Latina, señalaron las fuentes.
Analistas, a su vez, entienden que el factor de mayor rechazo de Washington a la candidatura de Insulza fue el respaldo expreso brindado por el presidente venezolano Hugo Chávez en la víspera de la elección. A ello se le agregan los apoyos de los gobiernos progresistas de Argentina, Brasil y Uruguay.
Pero en Chile también se sumaron críticas a la gestión del canciller de Chile, Ignacio Walker, por haberse apresurado a sostener que la elección de Insulza estaba asegurada antes de la elección.
El diputado Jorge Tarud, del cogobernante Partido Por la Democracia, dijo en Santiago que la prudencia siempre ha sido muy recomendada en diplomacia y el hacer augurios de votaciones cuando no se tienen confirmados los votos no me parece adecuado. Esto lo digo específicamente por nuestro canciller Walker.
Insulza confirmó que continuará en carrera, pese a la posibilidad de que el canciller de Perú, Manuel Rodríguez Cuadros, se constituya una de las cartas alternativas en busca del liderazgo regional.
La elección de cualquiera de estos dos contendientes hubiera llevado a la secretaría general de la OEA por primera vez en 11 años a un dirigente político que no pasó antes por la presidencia de su país. De los ocho secretarios que ha tenido el foro desde su fundación en 1948, cinco han sido ex mandatarios.
El nuevo secretario tendrá un mandato de cinco años, con posibilidad de reelección por un periodo más.
En los años de vida de la OEA, que ha sido dirigido en el pasado por representantes de Chile, Uruguay, Ecuador, Argentina, Brasil, Colombia y Costa Rica, ha vivido bajo la égida del dominio estadounidense, según coinciden activistas sociales y expertos.
Sin embargo, en los últimos años los organismos de la OEA ligados a los derechos humanos obtuvieron prestigio y a ellos acuden cada vez más quienes se sienten afectados en esa materia.
Además, el foro ha puesto mayor interés en apoyar la solución de crisis institucionales, aunque también ha recibido duras críticas por no defender a gobiernos elegidos en las urnas como el de Jean Bertrand Aristide en Haití, cuyo derrocamiento el 29 de febrero de 2005 se le atribuye el apoyo de Washington.