Activistas sindicales de Japón culparon a la compañía ferroviaria West Japan Railway Co. y a su operadora por el descarrilamiento esta semana de un tren que se estrelló contra un edificio de apartamentos, en las afueras de la occidental ciudad de Osaka, y causó al menos 106 muertes.
Estamos casi seguros de que el fatal occidente ocurrió porque el joven conductor estaba bajo una intensa presión para cumplir con su horario. El temor a ser castigado afectó su juicio y lo hizo conducir en forma imprudente, dijo a la prensa Osamu Yomono, vicepresidente del comité de asuntos internacionales de la Confederación Japonesa de Sindicatos de Trabajadores Ferroviarios.
Los rescatistas recuperaron este jueves el cadáver del conductor entre los restos retorcidos del tren. Hasta ahora, el peor accidente ferroviario de Japón en 40 años dejó 106 muertos y más de 450 heridos, en su mayoría de gravedad.
Muchos culparon al fallecido conductor Ryujiro Takami, de 23 años, por el desastre ocurrido en la localidad industrial de Amagasaki.
Informes de prensa señalan que el joven había estado en ese empleo por 11 meses y el lunes, día del accidente, se había pasado en varios metros una parada, lo que atrasó el recorrido 90 segundos.
Los registros muestran que el conductor ya había sido amonestado una vez por pasarse 100 metros de una plataforma. Presuntamente por temor a problemas con sus superiores, persuadió al guía de la parte trasera del tren de informar que la distancia excedida había sido de ocho metros, pero el miércoles se confirmó que fue de 40 metros, el equivalente a dos vagones.
La sanción de la firma operadora, JR West, coincide en obligar a los conductores de los trenes a escribir informes autocríticos, a trabajar en el cuidado de jardines o a pedir disculpas durante semanas a sus superiores.
El tratamiento es tan degradante que siete conductores cometieron suicidio luego de sufrirlo. Los casos de depresión también son comunes.
Hace dos años, un grupo de defensores de los derechos humanos de la prefectura de Hyogo, donde se encuentra JR West, urgió en un comunicado a la empresa a mejorar sus prácticas laborales.
Yomono, que ha trabajado durante décadas para detener esa práctica de castigo, señaló que esta situación debe tomarse en cuenta al atribuir culpas por la tragedia del lunes.
El accidente debe aprovecharse para tratar de entender que la seguridad sólo puede alcanzarse si los directores tratan mejor a los trabajadores. Un joven perdió su vida porque JR West coloca el lucro por encima de los derechos humanos y la seguridad de los trabajadores, dijo.
El temor a ser sancionado otra vez impidió al joven conductor tomar una decisión racional, y por eso se perdieron muchas vidas inocentes, lamentó.
Este mes, JR West envió un comunicado a sus empleados en el que advertía que las demoras en los trenes traicionaban la confianza de los clientes.
La abogada laboral Masako Shimano consideró que el accidente abre los ojos a un sistema que no considera las necesidades de los trabajadores y por eso provoca accidentes, en muchos casos fatales.
La globalización y la rápida privatización, unidas a un sistema en que los derechos humanos tienen baja prioridad, ha conducido a una situación de temor para los trabajadores y al debilitamiento de las normas de seguridad, dijo.
JR West se formó como empresa privada cuando Japan National Railway, en manos del Estado durante 115 años, fue privatizada en 1987 debido a fuertes pérdidas.
Seis firmas privadas manejan el vasto laberinto ferroviario de Japón, usado por más de 85 millones de pasajeros. JR East y JR West tienen 200.000 empleados.
Se prevé que las más altas autoridades de JR West renunciarán tras asumir la responsabilidad por el accidente. (