La población de la capital de Haití se mostraba optimista este lunes, tras las redadas en que policías y fuerzas de paz de la ONU aplastaron el fin de semana una red de pandilleros, muchos de ellos ex soldados.
Dos de los ocho pandilleros que terminaron muertos en los enfrentamientos —los ex soldados Remissainthe Ravix y Jean-Anthony René— eran acusados de buena parte de la violencia que asoló Puerto Príncipe en los últimos meses.
Los 7.400 miembros de la fuerza de mantenimiento de la paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la policía haitiana y el gobierno interino eran objeto de intensas críticas por no haber acabado con la delincuencia y la violencia política.
A estos fenómenos se atribuyen 400 muertes, daños incalculables a la economía y la incertidumbre sobre la viabilidad de las elecciones generales planificadas para el otoño boreal.
El Consejo de Seguridad de la ONU prevé una visita de sus representantes esta semana para analizar la compleja situación.
Sin embargo, para la población de Puerto Príncipe el problema comenzó a resolverse. Por fin tenemos ahora algo de paz, dijo el domingo a IPS Josephine St. Fleur, una residente en la capital.
St. Fleur y sus hijos debieron abandonar su hogar y su pequeño comercio del barrio de Bel-Aire a causa de la violencia. Ella y otros miles de haitianos acudieron en masa a la morgue de la ciudad con la intención de echarle un vistazo a los cadáveres.
Quiero saber por qué se tardó tanto en acabar con estos hombres. Nos arruinaron la vida. Si los hubieran matado antes, el país no estaría así. Ahora deben ir a Bel-Aire y a Cité Soleil para terminar el trabajo, agregó la mujer. Esos dos barrios, dijo, están hoy controlados por las pandillas.
Ravix, un ex sargento que usaba uniforme militar y sable, era uno de los líderes de los ex soldados y ex policías rebeldes que alentaron la caída el 29 de febrero de 2004 del entonces presidente Jean-Bertrand Aristide.
Este soldado echado del ejército por tráfico de drogas en los años 90 se comprometió a luchar hasta la muerte por la restauración de las Fuerzas Armadas Haitianas, disueltas por Aristide en 1995.
Por su parte, René ganó una triste fama trabajando como informante policial y sicario para grupos de simpatizantes del gobierno de Aristide que alentaban la violencia.
La Coalición Nacional por los Derechos Haitianos, que analizó el fenómeno parapolicial en este país, aseguró que René encabezó la pandilla Tolerancia Cero, que operó en paralelo con oficiales de la estación de policía Delmas 33 entre 2001 y 2004.
Esta organización de derechos humanos acusa a René de haber participado en docenas de asesinatos y sesiones de tortura durante los tres últimos años del gobierno de Aristide.
Ravix y René, ex enemigos mortales, mantuvieron una alianza en los últimos meses, cuando la policía ofreció una recompensa de alrededor de 28.000 dólares por su captura.
De repente, lanzaron su insurgencia armada contra el gobierno interino. Solían amenazar a policías y funcionarios a través de mensajes emitidos en programas de radio.
Sus seguidores, apostados en la llanura central de Haití y en Puerto Príncipe, aterrorizaban a la población. Se los acusa de los recientes ataques contra el Consejo Electoral que prepara los comicios y del asesinato de cuatro oficiales de policía en febrero.
Lamentamos que Ravix y René hayan muerto antes de comparecer ante la justicia, declaró a IPS este lunes Marie Yolène Gilles, de la Coalición Nacional por los Derechos Haitianos.
René estuvo implicado en muchos asesinatos y desapariciones durante el régimen de Aristide , agregó Gilles. También tuvieron participación en la irrupción en la principal cárcel del país el 20 de febrero, agregó.
Una docena de hombres armados irrumpieron entonces en la penitenciaría y liberaron a 481 presos, entre ellos varios ex funcionarios del gobierno de Aristide. Unos 70 se entregaron luego a las autoridades, y aseguraron luego no haber participado en el plan de fuga.
Diversos políticos manifestaron este lunes sentimientos encontrados sobre la muerte de los dos pandilleros.
Pero, en general, casi todos en la morgue, en las calles y en los programas de la radio con participación de los oyentes manifestaron alivio. Algunos, incluso, admitieron estar contentos. Muchos hicieron sonar la bocina de sus vehículos en el momento en que se conoció la noticia.
Creo que es algo bueno, dijo uno de los cientos de haitianos concentrados frente a la morgue el domingo.
Esto me hace muy, muy feliz, dijo otro, sin ambages. Algunos de los policías convocados por las autoridades para dispersar a la multitud fueron recibidos como héroes, con aplausos y abrazos.
La operación fue organizada por un grupo de elite de la policía haitiana y por miembros policiales de la fuerza internacional, dijo a IPS el portavoz de este contingente, el canadiense Daniel Moskaluk.
Los informantes dieron la pista: Ravix y René se encontraban ocultos en el barrio de Delmas. Los uniformados acudieron allí el sábado.
Si bien la mayoría de los pandilleros huyeron, la policía arrestó a tres personas y se incautó de uniformes, cargadores de armas automáticas, varias pistolas, entre ellas la de uno de los oficiales asesinados en febrero, una ametralladora M-16, municiones y tres vehículos robados.
Estos tipos andaban por ahí vestidos como policías para cometer delitos, dijo Moskaluk.
Luego de esa redada, los policías y fuerzas internacionales rastrearon a los fugitivos hasta un complejo fabril en Delmas. En el tiroteo murieron Ravix y otros dos pandilleros. En total, 18 personas fueron detenidas.
La persecución continuó al día siguiente en el área cercana al aeropuerto. La policía rodeó la casa donde se ocultaban René y sus cómplices. En el tiroteo murió el jefe de la pandilla y otros cinco hombres. Ningún policía u oficial de la ONU resultaron ni siquiera heridos.
