Expertos estadounidenses recomendaron al FMI vender parte de sus reservas de oro para pagar la deuda externa del Sur en desarrollo, pero es improbable que la entidad decida medidas para paliar el problema en su reunión conjunta con el Banco Mundial.
El presidente saliente del Banco Mundial, James Wolfensohn, dijo que no espera una decisión final sobre el asunto este fin de semana por parte de los representantes del mundo industrializado en la reunión en Washington.
Es posible, agregó Wolfensohn, que los ministros de finanzas de esas naciones quieran esperar hasta julio para realizar un anuncio al respecto. Entonces se celebrará en Escocia la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo.
La mayor parte de la deuda del Sur en desarrollo es detentada por el Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón). El G-8 incluye, además de esas naciones, a Rusia.
Esto es como la obertura: se escucharán los temas que se desarrollarán en los actos subsiguientes, pero las arias, al parecer, serán cantadas por las estrellas en diferentes momentos, dijo Wolfensohn el jueves.
Por eso, mi expectativa es que se escuche ahora una buena obertura o preludio, agregó.
Según diversas versiones, Wolfensohn y el director gerente del FMI (Fondo Monetario Internacional), Rodrigo Rato, dijeron esperar una consideración seria del asunto, incluidos mecanismos financieros para la condonación de deudas.
Entre las propuestas figura una según la cual el FMI usaría sus enormes reservas de oro para costear un programa de alivio de la deuda.
Con la venta de apenas 15 por ciento de sus reservas de oro, el FMI podría obtener hasta 7.000 millones de dólares, suma que permitiría la condonación del total del crédito de los países calificados para programas de alivio de deuda con el FMI, indicaron el jueves el Centro para el Desarrollo Global y el Instituto para la Economía Internacional, dos instituciones académicas estadounidenses.
El FMI avalúa su oro en 9.000 millones de dólares, sobre la base de su costo histórico, pero muy por debajo de su precio actual de mercado, que ascendería a unos 45.000 millones de dólares.
El dinero necesario para el plan de los expertos estadounidenses se obtendría mediante la venta de 16 millones de onzas de oro del FMI a una cotización de 425 dólares por onza.
Vender el oro del FMI constituiría la transformación de una reserva estéril en un recurso productivo. El oro no es sólo, ni siquiera básicamente, un bien del Fondo sino un recurso mundial, con el cual se puede atender un desafío mundialmente reconocido, aseguraron el jueves los dos institutos.
El FMI ya ha echado mano a su oro para aliviar la pobreza en el pasado. A fines de los años 70, las ventas de esas reservas del FMI le permitieron asignar 3.300 millones de dólares en préstamos a bajo interés a países de escasos ingresos.
En 1999, la Junta del FMI autorizó transacciones en oro para financiar la participación de la institución en la iniciativa para los países pobres altamente endeudados.
Estas transacciones se realizaron fuera de los mercados abiertos, por el temor a una caída de precios expresada por países productores de oro como Canadá, Ghana, Sudáfrica, Uganda y Estados Unidos.
Los riesgos se han reducido desde entonces, pues el precio del oro aumentó 50 por ciento, lo que permitiría una venta exitosa, según los autores del informe del Centro para el Desarrollo Global y el Instituto para la Economía Internacional.
Canadá y Sudáfrica apoyan la propuesta de una venta gradual y limitada de oro destinada al alivio de la deuda.
El FMI dice promover la transparencia, pero sus propios libros contables pierden el examen. Entre sus bienes figura uno sobrevaluado —préstamos a los países pobres fundamentalmente impagables— y uno subvaluado, sus reservas de oro, indica el informe.
Esta operación requeriría la aprobación de 85 por ciento de los votos de la junta del FMI. Estados Unidos tiene 17 por ciento de los votos, lo cual convierte a su gobierno en clave para implementar el plan.
Organizaciones de asistencia al desarrollo y activistas por la condonación de la deuda externa de los países pobres manifestaron su desilusión por los retrasos en la consideración del problema.
Desde la reunión del G-7 en febrero, otros dos millones de personas murieron a causa de la pobreza, dijo Bernice Romero, de Oxfam Internacional, organización humanitaria con sede en Londres y de matriz católica.
Los países pobres gastan 100 millones cada día en repagos de la deuda externa. Por ejemplo, Zambia gastó el año pasado en ese rubro 150 millones de dólares más que en educación.
Entre 1970 y 2002, África recibió unos 540.000 millones de dólares en préstamos, y ya ha repagado más de 550.000 millones a acreedores ricos como los países del G-7, el Banco Mundial y el FMI, dijo Neil Watkins, coordinador de la coalición estadounidense por la condonación de la deuda Jubilee USA Network.
Pero la carga de los intereses mantiene la deuda africana en casi 300.000 millones de dólares, agregó Watkins.