Las últimas encuestas previas a las elecciones del próximo domingo en el País Vasco indican que el Partido Socialista podría condicionar la formación de un gobierno nacionalista o, incluso, participar en el mismo.
El jefe del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, se refirió en la víspera a esa posibilidad, aunque de modo indirecto.
Zapatero, también líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), al que pertenece el Partido Socialista del País Vasco (PSE), sostuvo que espera un gobierno (autónomo) dispuesto a hablar con todos, que no distinga a nacionalistas y no nacionalistas, sino que hable de vascos, de ciudadanos y de demócratas.
La conformación del gobierno de la Comunidad Autónoma del País Vasco, una de las 17 que integran España, se decide en el Parlamento Autónomo, cuyos 75 diputados se elegirán en estas elecciones.
Todas las encuestas de opinión de votos publicadas el domingo, el último día permitido para hacerlo en esta ocasión, le otorgaron a la coalición del Partido Nacionalista Vasco y su escisión Eusko Alkartasuna (PNV-EA) entre 33 y 36 de los escaños, seguida del PSE, con 18 o 19, y del conservador Partido Popular (PP), con una adhesión que podría darle de 14 a 17 diputados.
Más atrás aparecen Izquierda Unida (IU), la coalición basada en el Partido Comunista y que integra el gobierno vasco encabezado por PNV-EA, que recoge voluntades como para darle de tres a cuatro representantes, Unidad Alavesa, próxima al PP y que lograría apenas uno, al igual que Aralar, escisión de la rama política del grupo terrorista ETA que rechaza la violencia.
Pero lo que esas consultas no registraron fue la intención de votos del hasta hace poco tiempo desconocido Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK, por sus siglas en vascuence).
El EHAK surgió de la nada tras conocerse que el Tribunal Constitucional ratificó la prohibición de participación en los comicios de Aukera Guztiak, la Lista Blanca del brazo político de ETA, llamado sucesivamente Batasuna, Euskal Herritarrok y Herri Batasuna hasta ser ilegalizado.
Luego de ese fallo, EHAK presentó entonces sus candidatos al parlamento.
Aunque aún es técnicamente posible el recurso de estas candidaturas ante el Tribunal Supremo, dado que cuentan con el apoyo de la rama política de ETA (Euskadi ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad en lengua vasca) y por no haber condenado el terrorismo de ese grupo, ni el gobierno español ni la Fiscalía General del Estado se han preocupado por hacerlo.
El opositor y centroderechista Partido Popular acusa a Zapatero de haber obviado este trámite para beneficiar al PSOE, dado que la presencia de EHAK en estos comicios puede conseguir que parte de los votos que tradicionalmente favorecen a la fuerza política pro ETA no vayan al PNV-EA. De esta manera, al no ganar más adhesiones esta coalición, el beneficiado sería el PSE.
Otra situación que explica el optimismo expresado el domingo por Zapatero es el resultado de una encuesta interna del PSOE, que fuentes confidenciales transmitieron a IPS y que indicaría mejores perspectivas de voto para el PSE que las que le atribuyen todas las demás.
Esta situación permite pensar que existen mayores probabilidades de que los socialistas formen parte o condicionen la formación del próximo gobierno Vasco, en el que ya estuvieron cuando se restauró la democracia en España, tras la muerte en noviembre de 1975 del dictador Francisco Franco.
La primera vez fue en 1978, cuando el entonces presidente de los socialistas Ramón Rubial presidió el gobierno vasco mientras se gestaba el Estatuto de Autonomía, que dio estructura jurídica a la actual Comunidad Autónoma del País Vasco.
La segunda, se dio entre 1987 y 1999, periodo en que gobernó una coalición del PNV y del Partido Socialista. En aquella oportunidad, los votos de todos los nacionalismos totalizaron 68 por ciento de los sufragios emitidos.
No obstante, para las elecciones de este domingo todas las encuestas registran un empate en la intención de votos, con 50 por ciento para la suma de todas las tendencias nacionalistas como para las no nacionalistas, motivo por el cual todos los partidos han puesto el acento en lo que queda de campaña para incitar a los ciudadanos aún reacios a concurrir a las urnas.
Pero también el PNV cuenta con un macrosondeo que no ha dado a publicidad y que contraría lo anterior, ubicando a la coalición que encabeza a sólo un escaño de la mayoría absoluta.
En ese sentido se podrían ubicar las conversaciones sobre un eventual acuerdo postelectoral entre el presidente de ese partido, José Jon Imaz, y Patxi Zabaleta, líder de Aralar, la formación a la que todos los sondeos adjudican un escaño.
Tal como se observa, la presión de los partidos y formaciones políticas vascas para que nadie quede sin ir a votar se hará notar. Una consulta del más poderoso consorcio privado de comunicación en esa Comunidad, el Grupo Vocento, indica que unas 325.000 personas aún están indecisas respecto de su participación electoral así como de su candidato.
Esa cantidad equivale a la tercera parte de la población vasca con derecho a sufragio.
En tanto, el PP busca los votos más conservadores y antinacionalistas y el PSOE trata de ganar los de nacionalistas moderados, mientras que los nacionalistas gobernantes buscan la adhesión de la proscripta rama política de ETA, porque con una parte de los mismos que ganara podría aspirar a tener mayoría absoluta.
Aunque la rama política de ETA pidió públicamente el voto para EHAK, las encuestas indican que este nuevo partido tendría menos adhesiones de los que hubiera obtenido la propia lista proetarra, porque quienes todavía sostienen ideas comunistas votarían a Izquierda Unida.
Quizás por eso Imaz se burló en un acto público del programa electoral de EHAK. Ahora tenemos, en pleno siglo XXI, al Partido Comunista, que habla de la dictadura del proletariado y del campesinado. ¡Se les han olvidado los arrantzales [pescadores]!.
Si la candidatura de EHAK se mantiene, como todo hace presumir y no logra obtener los siete escaños que tuvo Euskal Herritarrok, la lista etarra proscripta, aumentarían las posibilidades del PNV-EA. Pero si los votos afines a ETA se mantienen, subirían las del Partido Socialista, porque los nacionalistas no lograrían la mayoría absoluta.