La crisis que culminó en Ecuador con la caída del presidente Lucio Gutiérrez impactó en las negociaciones de libre comercio que realizaron esta semana, en la capital de Perú, representantes de Estados Unidos y de tres países andinos.
Al cabo de la novena ronda de negociaciones para un tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Colombia, Perú y Ecuador, el jefe del equipo peruano, Pablo de la Flor, admitió que la situación ecuatoriana impidió la concreción de algunos de los avances previstos para esta instancia.
De la Flor, único de los negociadores que compareció ante la prensa el viernes, dijo que resulta imposible desconocer que la crisis ecuatoriana tuvo impacto en el proceso de negociación.
De todos modos, agregó, ésta fue la ronda más productiva desde el inicio de las negociaciones formales, cuyos principales obstáculos continúan siendo las diferencias en torno de la agricultura y la propiedad intelectual.
El miércoles, al confirmarse el desenlace de la crisis en Quito, el jefe del equipo negociador ecuatoriano, Christian Espinoza, anunció a la prensa que su delegación permanecería en Lima debido a que el proceso del tratado de libre de comercio constituía una política de Estado.
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Por lo tanto, agregó, la búsqueda de un acuerdo va mucho más allá de la coyuntura política.
Tres miembros del equipo negociador ecuatoriano que solicitaron reserva de su identidad confirmaron el jueves a IPS que permanecerían en Lima, pues no habían recibido ninguna instrucción en contrario. Usted ve que allí está mi computadora portátil y que estamos los mismos de ayer, dijo uno de ellos.
Otro de los entrevistados reconoció, no obstante, que la situación podría cambiar con el gobierno del nuevo presidente Alfredo Palacio, quien no ha mostrado hacia el tratado de libre comercio la misma disposición que el depuesto Gutiérrez.
El problema es que el gobierno no había puesto en marcha una estrategia informativa eficaz para convencer a la población de los beneficios de este acuerdo, afirmó.
De cualquier manera, el mismo jueves, cuarto día de la ronda de negociaciones, los 200 delegados ecuatorianos suspendieron toda toma de decisiones hasta que el panorama político de su país se aclarara.
El 4 de marzo, Palacio, médico de profesión, había marcado distancia de la negociación para el tratado de libre comercio por discrepancias relativas a la propiedad intelectual, renglón directamente relacionado con el precio de las medicinas.
Ningún país puede conceder a nadie más protecciones que las contempladas en acuerdos previos, observó en una declaración al respecto.
El actual presidente aludía a resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), a las que deben estar sometidos los tratados bilaterales o multilaterales.
El TLC que se discute en nuestra región no puede tener mayor capacidad de decisión ni trascendencia que las organizaciones mencionadas, agregó Palacios.
Tras la caída de Gutiérrez, medios de prensa ecuatorianos informaron que Palacio había sostenido que el equipo negociador de su país en Lima era debilucho. Una propuesta para celebrar un referendo sobre el tratado fue luego refrendada desde Quito por el nuevo ministro de Economía, Rafael Correa.
Pero el ministro de Comercio de Colombia, Jorge Humberto Botero, dijo el jueves a IPS que Ecuador no había dado muestras de querer retirarse del proceso. La resaca de la crisis política, no obstante, seguía creciendo.
Según fuentes del equipo negociador peruano, la delegación estadounidense, encabezada por Regina Vargo, evitó pronunciarse sobre la crisis en Ecuador hasta que se aclarara cuál será el papel de este país en la negociación.
Finalmente, no pudo confirmarse si la siguiente ronda de negociación, programada para junio, se realizará en Quito, como estaba previsto.
Si la posición de Ecuador no se aclara, ese país quedaría fuera del tratado de libre comercio, pues la presencia conjunta de los tres países andinos no es un requisito para la negociación, dijo a IPS el economista peruano César Ferrari.
Éstos no son acuerdos de integración, precisó. Además, añadió, no se puede esperar mucho de estos convenios en un mundo donde prevalecen los monopolios y oligopolios.
Por su parte, el ex negociador de la deuda externa peruana Hernán Garrido Lecca dijo a IPS que, aun cuando no se hubiera desatado la turbulencia política en Ecuador, las negociaciones se habrían bloqueado, dada la renuencia de Estados Unidos a ceder en asuntos delicados para sus interlocutores.
Hace ya un año y medio se podía prever que este bloqueo se iba a dar, sostuvo.
La ronda no arrojó resultados alentadores en materia de agricultura y propiedad intelectual, las cuestiones más delicadas.
Las conversaciones entre Perú y Estados Unidos sobre arroz y maíz, por ejemplo, no llegaron a buen puerto, pues Washington insiste en que en algún momento se establezca la eliminación total de los aranceles para sus exportaciones.
En cuanto a la propiedad intelectual, las negociaciones siguen entrampadas en el rubro de medicamentos. Los países andinos proponen que el periodo de exclusividad para los datos de prueba (tiempo de experimentación de un nuevo medicamento) se reduzca a tres años y no se mantenga en cinco, como exige Washington.
En las negociaciones sobre ambiente se logró un pequeño avance. Estados Unidos aceptó incluir en la discusión el problema de la biodiversidad, asunto vital para los tres países andinos, que figuran en el grupo de las 10 naciones con mayor diversidad biológica del mundo.
Pero el avance es limitado. Según Pablo de la Flor, jefe del equipo negociador peruano, apenas se dispuso empezar a discutir en profundidad el tema, algo que estaba sobre la mesa desde la tercera de las nueve rondas ya realizadas.
Uno de los propósitos de los países andinos es que se admita la importancia de la biodiversidad y la imposición de medidas para garantizar su conservación y sustentabilidad.