BRASIL-AFRICA: Gira de Lula intensifica cooperación

No será por falta de persistencia que Brasil dejará de acercarse a África. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva cumple, a partir de este domingo, su cuarta gira por el continente desde que asumió el gobierno en enero de 2003.

Visitará cinco países de África Occidental (Camerún, Nigeria, Ghana, Guinea-Bissau y Senegal, en orden cronológico) en cinco días. Serán pocas horas en cada capital nacional, para intensificar la cooperación, especialmente en el área social, según el director del Departamento de África de la cancillería brasileña, Pedro Motta.

Pero estarán en juego también los objetivos inmediatos de la diplomacia brasileña: la obtención de apoyos para que el país ocupe un lugar permanente en el Consejo de Seguridad de a Organización de las Naciones Unidas, y el incremento de las exportaciones a mercados diversificados.

El comercio con África registró una fuerte expansión en los últimos años, y es más del doble que en 2000, cuando el flujo en los dos sentidos alcanzó 4.254 millones de dólares. El año pasado llegó a 10.417 millones de dólares, con crecimiento de 69,7 por ciento en relación con 2003 y un déficit brasileño de 1.927 millones de dólares, debido a las importaciones petroleras.

El gobierno de Lula va por buen camino en la construcción de una "efectiva política africana", que responda a los intereses reales de ambas partes, pero aún presenta insuficiencias al orientarse por un "juego inmediatista", evaluó para IPS Edson Borges, investigador del Centro de Estudios Afroasiáticos de la Universidad Cándido Mendes, en Rio de Janeiro.

El acercamiento a África es una de las pocas áreas en que el gobierno de Lula se mantuvo "fiel al programa del Partido de los Trabajadores", que prometió una política exterior para intensificar las relaciones Sur-Sur y diversificar polos de poder, sin descuidar los vínculos tradicionales con países industrializados, recordó.

Los países africanos aparecen como "nuevos mercados para exportar desde agujas a automóviles", en algunos casos capaces de absorber productos más sofisticados con las divisas obtenidas con el petróleo, apuntó Borges.

Pero esto y la búsqueda de votos para el Consejo de Seguridad son "una política minorista", y falta identificar las necesidades más profundas de África y un conjunto de intereses comunes, que incluyen "el capital simbólico" y la lengua, en el caso de los países de habla portuguesa, para desarrollar una política consistente, opinó.

Es "enorme la expectativa" con que los africanos, especialmente los intelectuales, esperan hace mucho un programa brasileño que atienda a los dos lados con amplitud y profundidad, sostuvo el también profesor de Historia de África en la Universidad Cándido Mendes.

Africa necesita inversiones, pero como el Estado brasileño está "descapitalizado", habría que movilizar a empresarios por ahora "carentes de una visión para actuar allá". En Santo Tomé y Príncipe ellos no han comparecido, dejando los yacimientos petrolíferos locales a merced de empresas estadounidenses, ejemplificó.

El petróleo de algunos países, como Nigeria y Gabón, será importante en el futuro, teniendo en cuenta que Brasil tiene reservas limitadas y poco competitivas en productividad, acotó el experto.

Educación, combate al sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y lanzamiento de programas sociales desarrollados en Brasil como el "Beca-escuela" (subsidio a familias con la condición de que sus niños se mantengan dentro del sistema educativo) podrían ser parte de una estrategia más ambiciosa, comentó.

Brasil "tiene mucho para ganar", ya que su gran población afrodescendiente, su cultura y la buena acogida que recibe en toda África ponen a su alcance el logro de una influencia semejante a las de antiguas potencias coloniales como Francia y Gran Bretaña, concluyó Borges.

Esta gira de Lula contempla intereses variados. Nigeria, la nación africana de mayor población con 140 millones de habitantes, se destaca por sus intensas relaciones económicas con Brasil el país según Itamaraty, la cancillería brasileña. El comercio bilateral alcanzó 4.004 millones de dólares en 2004, el doble del año anterior.

El petróleo provoca un desequilibrio total en ese intercambio, con un déficit brasileño de 2.994 millones de dólares que se busca reducir mediante negocios en el area agrícola, de construcción y defensa. Un acuerdo prevé la transferencia de tecnología brasileña para producir medicamentos contra el sida.

Guinea-Bissau es el único país africano de lengua portuguesa aún no visitado por Lula. Además de ese interés específico, Brasil ayudará a la realización de elecciones presidenciales allí el 19 de junio, buscando consolidar una democracia amenazada por recientes golpes de Estado.

En Ghana, la diplomacia brasileña también considera importante el comercio, por su expansión de 600 por ciento de 2002 a 2004. Pero es un intercambio que aún se limita a 170 millones de dólares anuales.

Educación y cooperación técnica en agricultura serán puntos importantes en las visitas a Camerún y Senegal. En este último Brasil colabora en el combate contra una plaga de langostas, mediante la donación de un avión fumigador y el aporte de capacitación.

El intercambio de estudiantes y profesores es un área que ganó relevancia, ahora que Brasil ha incluido la historia y la cultura africanas en su programa de enseñanza básica. Actualmente llegan a Brasil cerca de 700 estudiantes africanos por año, pero muchos regresan antes de concluir el curso por problemas financieros, reconoció Motta.

Por eso Lula anunciará en su gira la concesión de becas a africanos que estudien en las universidades brasileñas y acuerdos para atraer profesores.

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