Unos 150 sobrevivientes del campo de concentración de Jasenovac guardaron silencio para recordar lo ocurrido en esta localidad hace 60 años y pensar en la relación de esa tragedia con conflictos más recientes en los Balcanes.
Jasenovac fue la mayor fábrica de muerte de los Balcanes en la segunda guerra mundial. Algunos de los sobrevivientes simplemente tuvieron suerte; otros particiaron de una fuga del campo el 22 de abril de 1945, cuando la guerra se acercaba a su fin y el gobierno pronazi del Estado Independiente de Croacia se derrumbaba.
Donja Gradina, situada en el noroeste de Bosnia-Herzegovina, cerca de la frontera con Croacia, fue parte de un complejo de cinco campos de concentración que se conocieron como Jasenovac. Algunas partes del antiguo campo están hoy en territorio de la Croacia moderna.
La historia de Jasenovac es poco conocida fuera de la antigua Yugoslavia. Se estima que al menos 200.000 prisioneros murieron en el campo, en su mayoría serbios ortodoxos de Croacia y Bosnia, pero también judíos, gitanos y croatas antifascistas. Los responsables nunca fueron castigados.
Como muchos otros historiadores de los Balcanes, Slobodan Markovic cree que el ocultamiento de ese tipo de crímenes creó un campo fértil para el nacionalismo vengativo que generó las guerras de la década de 1990, cuando Yugoslavia se desintegró en seis repúblicas, según grupos étnicos.
Jasenovac, sinónimo de problemas del pasado no resueltos, nos enseña cómo no deben hacerse las cosas. Enfrentar la verdad es doloroso, pero ocultarla crea un campo fértil para la manipulación, dijo Markovic a IPS.
Croacia y Bosnia-Herzegovina surgieron de las guerras de los años 90 como nuevas naciones independientes. Las minorías serbias de esas repúblicas se opusieron a la campaña por la independencia, con el respaldo de Serbia y su líder de aquel entonces, Slobodan Milosevic, hoy sometido a juicio ante la Corte Internacional para Crímenes de Guerra en la ex Yugoslavia.
Los miedos históricos y justificados de los serbios (en Croacia y Bosnia) fueron manipulados, y así tuvimos las guerras de los años 90, señaló Markovic.
En Jasenovac, muchos murieron de hambre y agotamiento, hacinados en pequeñas barracas. Otros miles fueron asesinados por los guardias.
El Estado Independiente de Croacia fue una creación del movimiento Ustashi encabezado por Ante Pavelic, amigo y aliado de Adolf Hitler. El estado de Pavelic fue creado después de la invasión por tropas alemanas del reino de Yugoslavia, en abril de 1941. Serbia, Eslovenia, Macedonia y Montenegro quedaron bajo ocupación alemana.
El Estado Independiente de Croacia tenía 6,3 millones de habitantes, entre ellos 3,3 millones de croatas católicos. Los serbios eran la mayor de las minorías (1,9 millones), seguidos por musulmanes de origen eslavo (700.000), judíos (40.000) y gitanos (30.000).
Igual que el régimen nazi, el Estado Independiente de Croacia creía en la pureza étnica, y eso implicaba la persecución de los no croatas.
El fin del régimen de Ustashi, en 1945, y la victoria del comunismo no pusieron fin a esa ideología. Sus líderes huyeron a América del Sur después de la guerra. Muchos guardias ustashi huyeron a Estados Unidos o Canadá, y durante décadas alimentaron el sueño de una Croacia independiente.
El difunto presidente Franjo Tudjman, que condujo a Croacia a la independencia en 1991, se basó en el apoyo de esos exiliados. Restos del régimen de Ustashi resurgieron durante la campaña por la independencia. En su libro Wastelands of historic reality, Tudjman afirma que sólo 50.000 personas murieron en Jasenovac.
Por otra parte, políticos nacionalistas serbios afirmaron que al menos 700.000 serbios fueron muertos en Jasenovac. Este número fue explotado en la propaganda de odio contra los independentistas croatas.
El propósito de esta ceremonia (del domingo en Donja Gradina) no tiene que ver con números. Tiene que ver con cosas que no deberían volver a pasar, dijo a IPS el profesor de historia Vladimir Lukic en Banja Luka, en la República Serbia de Bosnia, la entidad serbia de la Bosnia moderna.
El director de cine croata Lordan Zafranovic señaló que queda mucho por hacer para liberar a su país de las sombras de la segunda guerra mundial.
El problema es que hay tantas cosas oscuras del pasado en Croacia, dijo Zafranovic a medios de prensa en Belgrado.
Mientras, Europa espera que la Croacia moderna diga adiós al fascismo y comience una nueva vida antifascista, dijo, en alusión a la prevista incorporación de Croacia a la Unión Europea en 2009.
El filme antifascista Sangre y cenizas de Jasenovac, de Zafranovic, nunca fue exhibido en la televisión croata desde su realización, hace más de 15 años.
Dragan Cavic, presidente de la entidad serbia de Bosnia, llamó a la aclaración de los hechos y la reconciliación.
En lugar de buscar el equilibrio en los crímenes cometidos, es hora de buscar el equilibrio en la justicia, exhortó.
Los serbios de Bosnia fueron acusados de la mayoría de los crímenes contra musulmanes y croatas en las guerras de los años 90, que se cobraron 250.000 vidas, en su mayoría de no serbios. (