AMBIENTE-CHILE: Menos gas natural, más contaminación

Chile no sólo enfrenta amenazas de crisis energética por los recortes de gas natural de Argentina, sino además un incremento de la contaminación en su capital, lo cual ha hecho renacer las críticas de los ecologistas a las políticas en ambos frentes del gobierno de Ricardo Lagos.

Santiago, con casi seis millones de habitantes, tuvo este miércoles su primer estado de alerta ambiental del año, que se sumó al de preemergencia del domingo 17, que echó por tierra las promesas oficiales de que en 2005 el avance en los planes de descontaminación relegaría al olvido medidas de este tipo.

”Los episodios de contaminación atmosférica en Santiago empezaron ahora un mes antes que en los últimos años, concretando los anuncios que el movimiento ecologista viene haciendo desde 2003 ante la inminencia de la crisis energética”, dijo a IPS la directora del Programa Chile Sustentable, Sara Larraín.

La primera preemergencia de 2004 se produjo el 19 de mayo, oportunidad en que el entonces intendente (autoridad del gobierno central) de la región Metropolitana, Marcelo Trivelli, aseguró que ese sería el último año de situaciones críticas en cuanto a la mala calidad del aire.

El inicio del llamado Plan TranSantiago, con nuevas autopistas, ciclovías, extensión del Metro (ferrocarril urbano eléctrico) y racionalización del transporte público, además del retiro de viejos buses, normas más rigurosas sobre pureza del combustible para motores diesel y la reducción de las emisiones de las industrias, llevaron a Trivelli a prometer ”un 2005 libre de preemergencias”.

En Santiago se aplica cada año de marzo a noviembre y de lunes a viernes la prohibición de que circule 20 por ciento de automotores convencionales, cuyas emisiones contaminantes superan en 80 por ciento a las de los vehículos equipados con catalizadores que usan gasolina sin plomo.

Cuando las estaciones de seguimiento de la calidad del aire detectan índices de partículas contaminantes por metro cúbico de aire superiores a 200 se decreta alerta ambiental, elevando a 40 por ciento la prohibición de circular para vehículos de gasolina con plomo y paralizando un centenar de fuentes fijas de emisión, como calderas de industrias.

Si el registro de polución aumenta a 300 procede la preemergencia, en la cual se suspende la circulación de 60 por ciento de los vehículos convencionales y 20 por ciento de los catalíticos, se paraliza un millar de fuentes fijas, incluyendo 569 industrias, además de que se suspenden las actividades deportivas y recreativas en los colegios para prevenir efectos en la salud.

Uno de los pilares de los programas de descontaminación de Santiago fue la generalización del uso, para fines domésticos, industriales y de generación de electricidad, del gas natural comprado a Argentina a partir de 1995 en función de los tratados bilaterales de integración energética. Pero ese suministro sufrió severos recortes debido a la crisis del sector en el vecino país.

El gas natural adquirió una presencia determinante en la matriz energética chilena, contribuyendo con 40 por ciento de la electricidad a través de plantas de ciclo combinado, cuya tecnología les permite canalizar hidroelectricidad o sustituir el gas por diesel como combustible.

En su optimista pronóstico de mayo de 2004, el entonces intendente Trivelli ignoró el carácter prolongado de la crisis en los suministros de gas argentino, que recorrió con altibajos todo ese año y recrudeció desde comienzos de 2005.

Chile importaba 22 millones de metros cúbicos diarios de gas natural de Argentina, volumen que se redujo en 30 por ciento, sin posibilidades de apelar al otro gran productor en la zona, Bolivia, que esgrime este recurso energético como carta para negociar con el gobierno de Lagos su reivindicación de un puerto soberano en la costa del océano Pacífico.

El Banco Central de Chile estudia el impacto que tendrá en la economía, en términos de crecimiento del producto en este año, el efecto combinado de la baja en la oferta de gas natural y del incremento de importaciones de petróleo para reemplazar a ese combustible en un escenario de alza en los precios internacionales del crudo.

Al impacto económico directo será necesario añadir el mayor gasto público en salud, ya que los altos índices de contaminación generan en el invierno austral un aumento de las consultas por afecciones respiratorias, sobre todo respecto de lactantes y ancianos.

”La meta de las autoridades, de terminar con los altos niveles de contaminación del aire (en 2005), ya no se cumplió”, dijo a IPS el presidente del Instituto de Ecología Política, Manuel Baquedano.

”El presidente Ricardo Lagos no podrá terminar su mandato (en marzo de 2006) sin preemergencias y emergencias ambientales en Santiago, lo cual es la externalización más evidente de la crisis del gas por la que atraviesa el país”, agregó el ecologista.

Según Baquedano, ”la mala calidad del aire, saturado por la emisión de fuentes industriales que ahora funcionan con diesel, producto de la escasez de gas, va a terminar por anular las mejoras provenientes del Plan TranSantiago y las extensiones del Metro”.

Un estudio preparado por Chile Sustentable, con base en datos oficiales desde 1998 hasta 2003, establece que las emisiones de material particulado, el mayor contaminante en Santiago, aumentan en 31 por ciento cuando el gas natural se sustituye por petróleo o carbón.

Las emisiones de dióxido de azufre crecen a su vez en 45 por ciento, las de óxido de nitrógeno 34 por ciento y las de otros contaminantes, como el carbono, entre 23 y 24 por ciento.

”Ante esta situación, largamente anunciada por los ecologistas, la autoridad no solamente deberá decretar emergencias preventivas para evitar daños a la salud de la población, sino apurar medidas de eficiencia energética y de promoción de energías limpias, especialmente en el sector eléctrico”, señaló Sara Larraín.

A la escasez de gas natural argentino y al incremento del uso y precios del petróleo se suman los pronósticos de que 2005 será un año poco lluvioso, lo cual impediría sustituir con hidroelectricidad la demanda de energía necesaria para un país que, según cálculos especializados, tendrá este año un crecimiento del producto en torno a seis por ciento.

”Aunque es tarde para evitar los inminentes daños a la salud y al sector productivo este año, el gobierno debe prevenir su repetición durante los próximos años estableciendo un plan urgente de ahorro y eficiencia energética en iluminación pública, transporte, procesos productivos y consumo domiciliario”, sentenció Larraín.

Según la directora de Chile Sustentable, ”el sector energético tiene que responder hoy a la crisis realizando inversiones en plantas eólicas, geotérmicas y pequeñas hidráulicas, además de obligar al uso del biogás que se está perdiendo en los vertederos (de basuras)”.

Baquedano criticó al gobierno por su tendencia a flexibilizar las normas ambientales con el fin de facilitar la sustitución de gas natural por petróleo. ”Es un hecho recurrente que las autoridades sacrifiquen la protección ambiental para blanquear sus malas decisiones en materia energética”, señaló el ecologista. (

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