Japón anunciará en la cumbre Asia-África que se celebrará este viernes en la ciudad indonesia de Bandung un aumento de la ayuda financiera a los países africanos, lo que ayudará en su puja por un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El primer ministro Junichiro Koizumi se comprometerá en la cumbre a duplicar la asistencia japonesa para África, que hoy representa 8,8 por ciento —529,9 millones de dólares— de su presupuesto global de ayuda oficial al desarrollo.
Además, manifestará su intención de aumentar la cooperación en la agricultura, la consolidación de la paz y el apoyo al sector privado.
Japón reafirmará su profundo compromiso con la reducción de la pobreza en África alentando el comercio, informó Yuichi Oba, de la sección africana del Ministerio de Relaciones Exteriores.
La conferencia en Bandung será una excelente oportunidad como para que Tokio se la pierda.
Ni la solidaridad ni las alianzas, tan abstractas como puedan parecer, carecen de importancia. Son importantes. La retórica puede movilizar a los pueblos, indicó el diario The Jakarta Post en su editorial.
Hace 50 años, 29 jefes de Estado de África y Asia —la mayoría de países flamantes— se reunieron en Bandung para sellar una alianza a la que percibían como un contrapeso a las divisiones de la guerra fría, libre del dominio y el imperialismo de Occidente.
Esa cumbre se convirtió en la fuente de inspiración en los dos continentes de muchos movimientos nacionalistas que lucharon por la independencia y la obtuvieron, consideró The Jakarta Post.
Medio siglo después, la fraternidad Asia-África aumentó a más de 100. La pobreza continúa siendo el enemigo común, algo que muchas naciones, en especial las africanas, no lograron superar tras la independencia.
En este punto es que Japón ingresa en el escenario.
El gobierno de Koizumi tiene una estrategia, y si el paquete de ayuda para África es el precio para consagrarse como miembro permanente del Consejo, está dispuesto a pagarlo.
Bandung le da a Japón la posibilidad no solo de promover el intercambio Asia-África, sino también de crear un plan de asistencia más eficiente que priorice la alianza entre la sociedad civil africana y japonesa. Eso es lo que debe hacerse, dijo Tatuo Hayashi, conductor del no gubernamental Foro Africano-Japonés.
Hayashi y otros expertos africanos llamaron a Japón, en una conferencia de prensa realizada este jueves, a aumentar incluso más de lo previsto la asistencia oficial al desarrollo a los países africanos.
También delinearon un plan para delinear una nueva institución de asistencia bilateral, el Fondo de Solidaridad África-Japón, administrado por representantes de gobiernos y de la sociedad civil.
Hay una creencia en que los países africanos no pueden absorber grandes montos de asistencia por la enorme pobreza y la falta de capacidad gubernamental. Pero hay mucho talento local capaz de gastar la ayuda con más eficacia que los funcionarios gubernamentales, dijo el economista Minoru Obayashi, del Foro de la Sociedad Civil de la Conferencia Internacional de Tokio sobre Desarrollo Africano.
Esta conferencia enmarcó la alianza entre Asia y África en la cooperación Sur-Sur. La estrategia tiene la intención de combatir la fatiga de los donantes, especialmente la de los países occidentales.
Se prevé que el aporte asiático, sea a través de la tecnología o de la inversión, alivie la carga e los donantes occidentales, que han recortado su asistencia.
Por otra parte, las exportaciones a países asiáticos ha crecido facilitado por la conferencia, dijo Oba.
El llamado también provino del embajador de Ghana en Japón, Barfuor Adjei-Barwah. Más que al sudeste asiático, necesitamos a Japón para que apoye a sus empresas y que comercie más con África, sostuvo.
Otros expertos, como Shinichi Mizuta, del Instituto de Investigaciones Mitsubishi, dijo que Japón podría tener un papel relevante en el desarrollo de África porque no es percibido en ese continente como un colonizador, al contrario que Estados Unidos y los países europeos.
La Cumbre Asia-África es una plataforma para que Japón presente programas de asistencia compatibles con las necesidades africanas: una combinación de apoyo humanitario y técnico. No se trata de esperar que otros países asiáticos tomen la iniciativa, dijo Mizuta a IPS.
Bandung es la plataforma en que los relacionistas públicos japoneses pueden iniciar su trabajo de cooperación con África.
Japón no tiene la carga política de su relación con otros países asiáticos —China y Corea del Sur lo acusan de crímenes de guerra, por ejemplo— cuando se trata de África.
Por lo tanto, un paquete de ayuda contundente para África ayudará a Japón a librarse de la imagen prepotente que tiene en Asia y obtener el respaldo que necesite para cuando la Asamblea General de la ONU vote en septiembre la ampliación del Consejo de Seguridad.
Ese escaño elevará la respetabilidad de Japón, que ganará así autoridad moral.