El último viaje a África de Carol Bellamy como directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), antes de ser sustituida en el cargo, fue oscurecido por lo que ella llamó el crudo contraste entre la escasa asistencia recibida por Zimbabwe en relación con otros países africanos, especialmente en el sur del continente.
Desde 2000, la extensión de la violencia política y las violaciones de los derechos humanos empeoró la reputación del gobierno zimbabwense y determinó que Estados Unidos y la Unión Europea aplicaran sanciones contra las autoridades encabezadas por el presidente Robert Mugabe, en el poder desde la independencia en 1980, y contra dirigentes de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Popular (ZANU-PF).
Harare ha limitado en forma considerable las libertades de reunión y de prensa en los últimos años, y pocos esperan que las elecciones parlamentarias previstas para el 31 de este mes sean justas y limpias.
No es exactamente una primicia que Zimbabwe dista de ser el país más favorecido por la asistencia de donantes, y eso afecta en especial a los integrantes más vulnerables de la sociedad zimbabwense, entre otras cosas porque agrava los efectos de la pandemia de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), dijo Bellamy el jueves en una conferencia de prensa realizada en Johannesburgo.
Pese a registrar la cuarta peor tasa de infección por VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), y 50 por ciento de aumento de la mortalidad infantil desde 1990, Zimbabwe recibe sólo una fracción de la asistencia otorgada a sus países vecinos, destacó.
Actualmente, en Zimbabwe hay una muerte infantil por sida cada 15 minutos, de acuerdo con los datos del Unicef.
Según esa agencia, el año pasado Zimbabwe recibió escasa o nula asistencia de los más importantes programas contra el sida financiados por donantes: el Plan de Emergencia para el Alivio del Sida del Presidente de Estados Unidos (más conocido por su acrónimo en inglés, Pepfar), el Programa Multinacional para Africa del Banco Mundial, y el Fondo Global de Combate contra Sida, Tuberculosis y Malaria.
El promedio de asistencia contra el sida de esos tres programas es alrededor de 74 dólares anuales por persona infectada, y Zimbabwe recibe sólo cuatro, mientras que Zambia, con menor incidencia de la infección por VIH, recibe 187 dólares anuales por persona afectada.
Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas contra el VIH/Sida, la prevalencia de VIH en Zimbabwe es 24,6 por ciento, y en Zambia 16,5 por ciento.
África austral es la región del mundo más afectada por el VIH/Sida. Más al norte del continente africano, Uganda recibe 319 dólares anuales por persona infectada, y Eritrea 802.
Los registros del Unicef indican que el sida es actualmente la primera causa de muerte de menores de cinco años en Zimbabwe, y que la mortalidad infantil en ese país es 70 por ciento mayor de lo que sería en ausencia de infecciones por VIH.
De 1,3 millones de huérfanos zimbabwenses, un millón perdieron a sus padres por causas relacionadas con el VIH/sida, subraya la agencia.
Cada día en Zimbabwe el VIH/Sida causa muertes infantiles, orfandad y deserción escolar para cuidar a padres y madres afectados por la pandemia, enfatizó Bellamy.
Según los críticos, el mal manejo de la política económica, incluyendo un problemático programa de reforma agraria, y grandes gastos para financiar el involucramiento zimbabwense en el conflicto de República Democrática del Congo han socavado las posibilidades de que Harare realice políticas sociales.
Pero cuando se preguntó a Bellamy si piensa que el aumento de asistencia a Zimbabwe podría fortalecer a sus represoras autoridades, la funcionaria respondió que los donantes deberían buscar otras maneras de presionar por mejor gobierno, en vez de que paguen los niños.
Cuando se insistió sobre el riesgo de una eventual desviación de la asistencia en Zimbabwe, funcionarios del Unicef admitieron que esa posibilidad siempre existe, pero agregaron que es poco probable el mal uso de la ayuda que brinda esa agencia, orientada al asesoramiento para la atención de unos 100.000 niños huérfanos y a la vacunación contra el sarampión.
En un comunicado de prensa dado a conocer el jueves, sobre asistencia a países de África austral, el Unicef señaló que según datos del Banco Mundial, Zimbabwe recibe unos 14 dólares anuales por persona, Namibia 68 y Mozambique 111 dólares anuales por persona.
Bellamy se reunió en Johannesburgo con el ex presidente sudafricano Nelson Mandela y su esposa Graça Machel, que es una destacada activista por los derechos de la infancia.
La directora ejecutiva del Unicef debe dejar su cargo el mes próximo, debido al cumplimiento de los dos periodos consecutivos de cinco años que son el máximo permitido por las normas que rigen a esa agencia. (