La capital uruguaya vivió una gigantesca fiesta popular este martes, en la que cientos de miles de personas celebraron en las calles la asunción del nuevo presidente, el izquierdista Tabaré Vázquez.
Fuegos artificiales desde la madrugada y miles de balcones adornados con los colores azul, rojo y blanco, del ahora gobernante Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría, fueron anticipando una imponente manifestación popular ante la llegada al poder del primer gobierno de izquierda.
Desde temprano se organizaron concentraciones en distintos puntos de la capital para hacer traslados gratuitos en ómnibus al lugar de la cita: la puerta del Palacio Legislativo, donde Vázquez juró fidelidad a la Constitución ante la Asamblea General legislativa.
Vinimos con toda la familia y creo que nos vamos a quedar hasta las tres de la madrugada festejando, dijo a IPS Daniel, quien llegó en un ómnibus del popular barrio del Cerro acompañado de sus siete hijos y su esposa, cada uno con una bandera.
Lo que yo quiero es un cambio de verdad, más oportunidades de trabajo y posibilidades de educación para los chiquilines. Los políticos a veces fallan, pero creo que éstos van a cumplir, añadió este hombre de 37 años, que realiza trabajos zafrales para sobrevivir.
[related_articles]
Otros se acercaron en sus propios medios de transporte, como Elisardo, un clasificador de basura de 38 años. Llegó desde el barrio del Hipódromo en su humilde carro, con sus 10 hijos y su compañera.
Lo único que quiero es que este gobierno sea mejor. Hace 30 años que estoy en la calle recolectando basura. Yo no tengo ningún oficio, y no quiero que mis hijos sigan el mismo camino, dijo a IPS, en tanto otros periodistas fotografiaban su caballo, adornado con banderas uruguayas y venezolanas.
Mientras diplomáticos y autoridades extranjeras iban ingresando a la sede del parlamento, gente de todas edades y clases sociales se acercaban a la Avenida del Libertador, que cruza el centro de la ciudad en diagonal para desembocar en el bello edificio de mármol blanco, donde se montó un gran escenario para un concierto nocturno.
Al Palacio Legislativo fueron llegando, entre otros, los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, Carlos Mesa, de Bolivia, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, Ricardo Lagos, de Chile, Alejandro Toledo, de Perú, y Hugo Chávez, de Venezuela, así como los príncipes Felipe de España y Eduardo de Inglaterra.
Afuera, un sinnúmero de banderas del Frente Amplio y de Uruguay, además de algunas argentinas, chilenas, cubanas y del País Vasco, fueron concentrándose lentamente, a la vez que se oían consignas de sindicatos y se vendían camisetas con el rostro del líder revolucionario argentino-cubano Ernesto Che Guevara.
Un estruendo de gritos y chiflidos recibió a Vázquez, al que siguió un silencio casi absoluto para dar lugar al himno nacional y luego a su discurso ante los legisladores, reproducido por los parlantes instalados a lo largo de la avenida.
Pronto la multitud se dividió en grupos alrededor de cada parlante. Ancianos, niñas, niños, mujeres y jóvenes se detuvieron a escuchar, ondeando despacio sus banderas y explotando en aplausos en varios pasajes del discurso.
Algunos tenían los ojos en lágrimas, y otros, llenos de entusiasmo, parecían repetir el discurso. ¡Única!, lanzó una señora con el rostro pintado de rojo, azul y blanco, cuando Vázquez calificó de trascendente la jornada de este martes.
Cuando las palabras terminaron, todos se formaron automáticamente en fila a los lados de la avenida, apoyados en las vallas, para saludar a Vázquez durante su traslado al Edificio Independencia, en el que recibió la banda presidencial del jefe de Estado saliente, Jorge Batlle.
Detrás de una gran multitud se veía un abandonado cartel publicitario de Jorge Larrañaga, el principal rival del líder izquierdista en las elecciones de octubre.
Jóvenes usando camisetas con la frase Chau, Jorge saludaron a Vázquez justo frente a un grupo de ancianas que alzaban fotografías del general Líber Seregni, líder histórico y fundador del Frente Amplio, fallecido el año pasado.
En el recorrido, Vázquez pasó al lado de un grupo de familiares de desaparecidos durante la última dictadura militar (1973-1985). Las fotografías de las víctimas de la represión se entremezclaban con los rostros alegres de los niños alzados en hombros de sus padres para ver al nuevo presidente.
Si estoy en tu memoria, soy parte de la historia, rezaba un enorme cartel de la organización Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos-Desaparecidos.
El cambio ya se nota en la relación con la gente, en el trato incluso de la policía. Yo estuve por aquí hace cinco años (cuando asumió Batlle) y era una soledad, dijo a IPS Mauricio, de 37 años, quien se trasladó desde el nororiental departamento de Rivera para participar de los festejos.
Cuando Vázquez llegó al Edificio Independencia, la plaza del mismo nombre estaba repleta. Miles de personas alborozadas lo recibieron con cánticos al pie de la estatua de José Artigas, el héroe nacional.
Si esto no es el pueblo, el pueblo dónde está, cantó la multitud cuando el líder, ya como presidente, salió al balcón acompañado de sus nuevos ministros, el más aplaudido de los cuales fue el de Ganadería, Agricultura y Pesca, José Mujica, un ex guerrillero tupamaro.
Los festejos se extendieron hasta la noche. Vázquez volvió al Palacio Legislativo para dar un nuevo discurso ante la población. Hasta avanzada la madrugada continuaron los conciertos en distintos escenarios de la ciudad.