Legisladores opositores y analistas de este país lamentaron que en la reunión de los gobernantes de México, Estados Unidos y Canadá, Vicente Fox no hubiera puesto sobre la mesa la política migratoria de Washington, que involucra los derechos de seis millones de inmigrantes mexicanos indocumentados.
El presidente de México llegó debilitado y sin margen de acción a la reunión con su homólogo estadounidense George W. Bush y el primer ministro de Canadá, Paul Martin, dijo el activista Héctor de la Cueva, coordinador nacional de la independiente Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio.
De la Cueva dijo a IPS que el resultado de la cumbre de este miércoles, en la localidad estadounidense de Waco, Texas, fue negativo para México porque el tema migratorio fue relegado.
Los tres gobernantes prometieron coordinar sus leyes y controles fronterizos para aumentar el crecimiento económico de América del Norte a través del comercio y las migraciones, pero aumentando la seguridad.
Además, acordaron trabajar para facilitar el cruce fronterizo de viajeros y de bienes, incrementando a la vez las medidas de seguridad en la aviación y el transporte marítimo.
La administración Fox se debilita al alejarse cada vez más, política y comercialmente, de los países en desarrollo de América del Sur, opinó.
En lugar de mirar hacia el sur del continente y tratar de participar en un bloque de países en desarrollo para negociar con las potencias del Norte, como lo hacen Argentina, Paraguay, Brasil, Uruguay y Venezuela, México escoge el camino de integrarse más a América del Norte y esto lo debilita, porque la relación no es equitativa, abundó.
A Bush no le interesa encontrar una solución al problema permanente de las migraciones, que implicaría perder todas las ventajas de las corporaciones estadounidenses que se benefician de los casi seis millones de trabajadores mexicanos sin papeles, contratados como fuerza laboral barata sin derechos laborales, dijo.
Estados Unidos pone interés en todos los aspectos que subordinan la integración de México, entre los que no incluye la apertura de la frontera, ese es un tema que está fuera de la agenda de la Casa Blanca, subrayó.
En cambio, Canadá sí puso sobre la mesa los temas de su interés, y su independencia de Estados Unidos le permite asumir una actitud más digna frente a su socio comercial, sostuvo el activista.
El diputado Rodrigo Iván Cortés, del gobernante Partido Acción Nacional, dijo a IPS que el balance de la cumbre es positivo porque la prevista Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte será el canal oficial que permitirá discutir inquietudes como el tema migratorio.
Cortés, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara baja, agregó que el presidente Bush hizo explícito su compromiso de insistir ante el Congreso legislativo de su país en la materialización de una reforma legal y justa para la mano de obra mexicana.
El legislador Francisco Mora Ciprés, del izquierdista y opositor Partido de la Revolución Democrática y miembro de la Comisión de Población, Fronteras y Asuntos Migratorios, opinó que con la firma de la Alianza, Fox regresa sólo con promesas.
Dicho acuerdo trilateral sólo beneficia los intereses comerciales de los otros dos socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pero más a Estados Unidos, que insiste en reforzar el combate al terrorismo, opinó.
A su vez, el diputado Carlos Jiménez, del opositor Partido Revolucionario Institucional, lamentó que para Washington la cuestión migratoria sólo hubiera sido tema electoral y no parte de la agenda bilateral.
Es extraño que la Casa Blanca esté preocupada por su seguridad y no haga referencia a las prácticas ilegales de grupos de estadounidenses que se dedican a cazar a los inmigrantes cerca de la frontera, o al uso de balas de goma y gas pimienta de los agentes de la Patrulla Fronteriza contra los mexicanos pobres que intentan llegar a Estados Unidos, comentó Jiménez. (
