DROGAS: Programas de abstinencia también matan

La ONU debe resistirse a la presión de Estados Unidos contra el apoyo a los programas denominados de intercambio de jeringas para reducir los daños de la drogadicción, según recomendaron instituciones y personalidades de 56 países.

Más de 300 organizaciones, científicos, analistas y activistas dirigieron una carta en ese sentido a la Comisión de Estupefacientes de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), en las vísperas de su sesión anual, que comenzará la semana próxima en Viena.

”Las estrategias que intentan únicamente lograr la abstinencia del uso de drogas no constituyen una alternativa aceptable a programas como los de intercambio de jeringas, que ayudan a los usuarios de drogas a protegerse a sí mismos del sida”, dice la carta.

La preocupación recrudeció con la reunión en noviembre entre el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para Asuntos Internacionales de Narcóticos y Ejecución de la Ley, Robert Charles, y Antonio María Costa, jefe de la Oficina contra la Droga y el Delito de la ONU.

Al parecer, Costa adoptó en la reunión la idea de omitir ciertos términos de los documentos de su Oficina, específicamente los referidos a los programas de intercambio de jeringas.

Estos programas consisten en facilitar a los usuarios de drogas intravenosas jeringas limpias, en muchos casos a cambio de las usadas, para desalentar el hábito de compartirlas. El gobierno estadounidense consideran que tales programas promueven el consumo de drogas.

Mientras, diversos estudios indican que en los lugares donde se han implementado se redujo la infección con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida.

”Cada cuerpo independiente que estudió el intercambio de agujas —incluidos los que son parte de o financiados por el gobierno de Estados Unidos— concluyeron que estos programas reducen la tasa de VIH entre usuarios de drogas sin aumentar el uso de drogas”, dijo Jonathan Cohen, investigador del programa de sida de la organización de derechos humanos Human Rights Watch.

Funcionarios de la Oficina contra la Droga y el Delito de la ONU y de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Ejecución de la Ley del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense no se mostraron dispuestos a comentar la carta.

Pero informaciones aparecidas en los diarios The Wall Street Journal y The Washington Post, ambos de Estados Unidos, dejaron entrever la creciente oposición dentro del gobierno de George W. Bush y entre legisladores del gobernante Partido Republicano a financiar organizaciones que alientan los programas de intercambio de jeringas.

El senador republicano Sam Brownback dijo a The Wall Street Journal que existe ”apoyo conservador” a los programas de alivio de la epidemia de sida, si bien otras áreas de esos esquemas ponen ”en riesgo el mantenimiento de ese respaldo”

Una de esas áreas es el de los proyectos que aplican el concepto de ”reducción de daños”, según el cual algunas personas desarrollarán conductas de alto riesgo —por ejemplo, involucramiento en el sexo comercial o uso de drogas intravenosas—, por lo que resulta necesario eliminar los peligros de esos comportamientos.

La reducción de daños es un concepto que también resultó eliminado de los documentos de la Oficina contra las Drogas y el Delito de la ONU, tras la reunión de noviembre entre Charles y Costa.

La revista médica británica The Lancet informó en 1997 que, tras un estudio en 81 ciudades de Gran Bretaña, la infección entre usuarios de drogas endovenosas aumentaba casi seis por ciento anual en los lugares donde no existían programas de intercambio de jeringas, mientras se reducían en la misma proporción donde sí existían.

”En total, siete informes financiados por gobiernos entre 1991 y 1997 detectaron que el intercambio de jeringas reducía la transmisión de VIH sin incrementar el uso de drogas”, señaló Human Rights Watch en 2003.

”Hasta 2001, ningún organismo médico, científico o legal concluyó lo contrario en sus estudios”, agregó la organización de derechos humanos con sede en Nueva York.

Según el informe, 36 por ciento de las infecciones de VIH estadounidenses son atribuibles al uso de drogas intravenosas, mientras lo son 80 por ciento de las de Rusia, país que ya superó a Estados Unidos en cuanto a proporción de portadores dentro de la población total.

La inyección de drogas también representa la mayoría de los casos de VIH en China, Irán, Afganistán, Nepal, los estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) y Asia Central, así como buena parte de los de Asia sudoriental y América del Sur.

”La epidemia de más rápido crecimiento del mundo se está acelerando por el uso de drogas intravenosas, y el suministro de equipos estériles es una de las estrategias probadas más importantes para contenerla”, dijo Kasia Malinowska-Sempruch, del Open Society Institute, organización académica firmante de la carta.

Bush pidió al Congreso legislativo 3.200 millones de dólares para financiar programas internacionales sobre VIH y sida en el año fiscal 2006. La mayoría de esa suma se asigna a la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid) y el Departamento de Salud y Servicios Humanos. No está claro cuánto se aportará a la Oficina contra las Drogas y el Delito de la ONU.

Mientras, Washington exige a las organizaciones estadounidenses dedicadas a la lucha contra el sida y que reciben dinero del Estado que se comprometan a oponerse al trabajo sexual, según The Wall Street Journal. (

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