La lucha de cientos de millones de habitantes rurales por acceder a la tierra y tiene cinco vertientes y un común denominador, superar la pobreza, concluyeron participantes de una conferencia internacional celebrada desde el domingo y este jueves en esta ciudad boliviana.
Las dimensiones sociales, económicas y culturales del vínculo con la tierra, el acceso a créditos, tecnologías y mercados, la erradicación de la pobreza rural, la diversidad de formas de propiedad y tenencia segura, y el derecho de las mujeres pobres a poseer o administrar predios constituyen los cinco aspectos que toda política agraria debe considerar, según el documento final de la conferencia concluida este jueves.
El canadiense Bruce Moore, director de la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra, (ILC, por sus siglas en inglés), citó al ex presidente sudafricano Nelson Mandela (1994-1999) quien postuló meses atrás: Como la esclavitud y el 'apartheid' (régimen segregacionista blanco al que su gobierno puso fin), la pobreza no es natural. Es producida por los seres humanos y puede ser superada por las acciones de los seres humanos.
La primera de las Metas de Desarrollo del Milenio, acordadas en 2000 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, es reducir a la mitad antes de 2015 el porcentaje de hambrientos y de personas que sobreviven en pobreza extrema, con ingresos menores a un dólar por día.
Moore recordó que de esos 1.100 millones de seres, las tres cuartas partes, unos 800 millones de personas, habitan el mundo rural, y son campesinos sin tierra, agricultores misérrimos o integrantes de pueblos originarios con derechos conculcados.
En la conferencia de la ILC, que por primera vez en diez años deliberó fuera de su sede en Roma, coincidieron representantes de organizaciones no gubernamentales, de grupos de estudio o gremiales y expertos de algunos organismos internacionales vinculados a la formulación o ejecución de políticas sobre tierra.
Los participantes de unos 30 países concordaron, en primer lugar, en que la cuestión de la tierra comprende complejas relaciones sociales, económicas y culturales.
Un mismo espacio territorial puede tener significados muy diversos para diferentes grupos humanos (porque) la tierra es más que un simple activo productivo o un espacio para recibir inversiones, de la misma manera que la vida es mucho más que la producción y el crecimiento económico, asentó el documento.
De seguidas, el texto reconoce que el acceso a la tierra, por sí mismo, no es garantía de progreso, si no se complementa con mayor acceso al crédito, a la tecnología, a la capacitación y a los mercados.
Ese es el drama de las reformas agrarias incompletas, comentó a IPS el consultor del Ministerio de Desarrollo Agrario de Brasil, Edson Teófilo..
Son reformas gatopardistas, de cambiar para que en el fondo nada cambie, alentadas por sectores conservadores del campo y defensores del neoliberalismo económico, precisamente para desprestigiar el tema de buscar la equidad en el acceso a la tierra, afirmó.
El tercer lugar, la conferencia constató que la erradicación de la pobreza rural cuenta para reducir la miseria urbana, pues allí donde el acceso a la tierra no es posible, la migración hacia las ciudades incrementa la pobreza urbana y puede exacerbar la violencia en las ciudades. Este flujo de 'refugiados sin tierra' se ha ampliado ahora más allá de las fronteras nacionales, advierte el documento.
La ILC destacó que el acceso a la tierra es importante para que las comunidades rurales afirmen su identidad cultural, y ello no debe interpretarse como una pérdida del deseo de progreso o de cambio.
La Coalición subrayó la necesidad de abrir un debate internacional sobre la variedad de formas y métodos para garantizar el acceso de los más pobres a la tierra. Tener una tierra para cultivar no pasa necesariamente por la propiedad individual, existen otras modalidades, como la propiedad comunal, que se deben explorar y promover.
La anfitriona Bolivia mostró a los delegados, en reuniones con portavoces de comunidades campesinas e indígenas, la pertinencia de estos debates. Por ejemplo, el colono (campesino indígena oriundo de las tierras altas pero asentado en las llanuras orientales) Esteban Aladi reivindicó títulos de propiedad de cada una de ellas para poder buscar créditos y desarrollar nuestras parcelas.
En cambio, David Góngora, un indígena de la comunidad amazónica yuracaré-mojeño, expuso la reivindicación sobre 100.000 hectáreas de bosques para sostenerlas de forma colectiva. Todo será de todos según nuestras costumbres ancestrales y cada familia tendrá sólo la parcela que necesita para vivir.
La Coalición, recordó Moore, promueve la tesis de la negociación y el diálogo para la solución de conflictos, antes que la imposición del punto de vista de un solo sector, sea éste un movimiento campesino o indígena, un gremio de propietarios, el gobierno, las ONG o los organismos multilaterales.
La quinta punta del drama visto por la ILC es la necesidad de asegurar el derecho a la tierra por parte de las mujeres pobres. Debe ser parte de cualquier reforma agraria. A pesar de que las mujeres son productoras agrícolas y usuarias de los recursos naturales, con frecuencia les es negado el acceso a la tierra por leyes y prácticas sociales y culturales discriminatorias, y por procesos políticos y administrativos.
En países con alta prevalencia de VIH/sida, las ventas forzadas de los activos y la falta de derechos hereditarios pueden causar que las mujeres pierdan la tierra, precisamente cuando ellas y sus familias más la necesitan, subraya el documento.
La Coalición hizo un llamamiento a identificar en todo el mundo maneras de involucrar directamente a los habitantes rurales en procesos de toma de decisiones, fortalecer a las organizaciones populares y generar —mediante estudios e investigaciones— la información necesaria para llevar a cabo políticas específicas y mayor integración social.
Cuando comenzamos, en 1995, solamente ONG suscribían nuestras tesis de acuerdos y negociaciones para el acceso a la tierra y el progreso rural, pero poco a poco hemos ido cambiando la percepción, políticas y hasta legislaciones de entidades como el Banco Mundial y la Unión Europea, dijo Moore en entrevista con IPS.
También los han invitado a acompañar sus políticas agrarias gobiernos y otras entidades de Indonesia, Filipinas, Sudáfrica, Guatemala, Uganda, Níger, Burkina Faso, Benín y Bolivia.
La coalición hará un monitoreo de las propuestas surgidas en esta conferencia. En el camino hacia 2015 hay y habrá muchas dificultades y problemas. Pero yo soy optimista, concluyó Moore.