Colombia decidió gastar 540 millones de dólares para aumentar y modernizar su fuerza aérea, pero la medida no preocupa al vecino de signo político distinto, Venezuela, al menos en declaraciones formales.
El ministro colombiano de Defensa, Jorge Uribe, presentó a 21 empresas interesadas la decisión de comprar 22 aviones de combate y apoyo táctico, que reemplacen sus flotillas de OV-10 Bronco y A-37 Dragonfly, ambas de fabricación estadounidense, para lo que se han dispuesto 234 millones de dólares.
Los reemplazos podrían ser Super Tucano brasileños, T-6 estadounidenses o Pilatus PC-9 suizos, según la prensa en Bogotá.
Luego, con 306 millones de dólares, serán renovadas otras escuadras de la fuerza aérea colombiana, con aeronaves dotadas de tecnología de punta y armamento eficaz, que permitirán un efectivo apoyo a fuerzas de superficie y operaciones de interdicción para reducir la capacidad desestabilizadora de los grupos ilegales, dijo Uribe.
Colombia tiene desde hace más de 20 años flotillas de cazas Mirage franceses y Kfir israelíes, así como decenas de helicópteros artillados UH-60 (Black Hawk) y Bell estadounidenses en su fuerza aérea, y más de un centenar en su ejército.
En Venezuela el anuncio de Uribe fue bien recibido: Colombia tiene el derecho soberano de tomar acciones para su seguridad, de incrementar su material bélico para defender los intereses de su nación, dijo este miércoles el general Raúl Baduel, comandante del ejército.
Baduel agregó que nos duele la situación de Colombia, con más de 50 años de violencia generalizada, pero ese es un problema que deben resolver los colombianos, un pueblo al que nos unen lazos de hermandad indisolubles.
Sin embargo, Baduel advirtió que el ejército estudia cuatro escenarios que involucrarían a Venezuela en una confrontación armada, y uno de ellos es el conflicto regional, que podría escenificarse como extensión de conflictos de países vecinos, y utilizado como 'casus belli' para extender esa crisis a nuestro país.
Caracas también se dedicó en los últimos meses a comprar armas por unos 2.000 millones de dólares: 44 helicópteros y 100.000 fusiles rusos, cuatro corbetas misilísticas y aviones de transporte españoles, una flotilla de Super Tucano, y está en estudio, según la prensa, la adquisición de cazabombarderos rusos MiG-29.
El presidente Hugo Chávez y su ministro de Defensa, general Jorge García, explicaron que los helicópteros y otros sistemas de armas se destinarán a cuidar la frontera occidental, para evitar que grupos irregulares (guerrillas, paramilitares o narcotraficantes) actúen en Venezuela provenientes de Colombia.
En febrero la canciller colombiana Carolina Barco sostuvo que las compras (venezolanas) responden a necesidades internas, y otros portavoces de Bogotá también descartaron la presencia de una carrera armamentista.
Un posible conflicto armado entre Colombia y Venezuela ha sido una hipótesis estudiada durante décadas en academias militares de los dos países. Los vecinos estuvieron cerca de ir a la guerra en 1987, cuando una corbeta colombiana ancló durante 10 días en aguas pendientes de delimitación que Caracas siempre consideró propias.
De manera cíclica, la compra de armas en uno y otro lado de la frontera se ha animado con los diferendos de límites y las adquisiciones del vecino, buscando cada parte tomar alguna delantera o restablecer el equilibrio.
Tradicionalmente, Venezuela tuvo superioridad aérea y naval, en tanto Colombia posee un ejército más numeroso y además curtido en una guerra de medio siglo contra las guerrillas de izquierda.
Las fuerzas armadas colombianas encuadran 200.000 efectivos, y las venezolanas 80.000.
La base del poder disuasivo venezolano son escuadrillas de cazabombarderos Mirage y F-16 estadounidenses, unos 80 tanques AMX-30 franceses, baterías de artillería compradas a Israel y seis fragatas misilísticas tipo Lupo, italianas, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés), con sede en Londres.
Pero, cuando Washington comenzó a criticar sus recientes compras de armas, Chávez se quejó de que Estados Unidos no vendiese repuestos para los F-16, en tanto las fragatas con frecuencia van a operaciones de mantenimiento mayor, por lo que el parque bélico no está totalmente operativo.
Además de su equipo aéreo, Colombia tiene cuatro fragatas italianas provistas con misiles franceses Exocet, dos submarinos, blindados brasileños y piezas de artillería.
La posesión de más de 150 helicópteros le podría dar superioridad, porque la forma de anular a un tanque es con un helicóptero, comentó a IPS el general retirado venezolano Alberto Müller.
Baduel se preguntó si ¿acaso los planes de ayuda militar que los Estados Unidos han hecho con países vecinos nuestros y específicamente con Colombia no crean un desbalance significativo en el poder relativo de combate de ambos países?
Los presidentes Álvaro Uribe, de Colombia, y Chávez, de Venezuela, son de signos políticos distintos: inclinado a la derecha y aliado privilegiado de Washington el primero, izquierdista y amigo de La Habana el segundo.
En enero hubo un fuerte roce diplomático tras el secuestro y traslado a Colombia de un guerrillero colombiano que residía en Caracas, Rodrigo Granda, pero Uribe y Chávez se reunieron luego para fumar la pipa de la paz y declarar superado el incidente.
La compra de 100.000 fusiles rusos AK Kalashnikov por Venezuela fue asociada al peligro guerrillero por el Departamento de Estado (cancillería) en Washington, cuyo subsecretario para el hemisferio, Roger Noriega, expresó preocupación porque algunos de esos rifles vayan a grupos irregulares que actúan en la región.
A pesar del entendimiento Chávez-Uribe, Estados Unidos ha insistido en que la compra venezolana de fusiles y helicópteros rusos es perturbadora. Hemos hablado con los vecinos de Venezuela en la región, y ahora tienen cierta preocupación, aseveró el martes el general Bantz Craddock, jefe del Comando Sur estadounidense.
La secretaria de Estado (canciller) Condoleezza Rice también ha acusado a Chávez de ser una fuerza negativa y perturbadora en la región, y en la misma línea se han pronunciado otros responsables de la Casa Blanca y los departamentos de Estado y de Defensa.
Les reto a que busquen la preocupación de los vecinos de Venezuela, replicó el vicepresidente venezolano José Vicente Rangel. Busquen una declaración de preocupación en los gobiernos de Colombia, de Brasil, Ecuador, Chile, Argentina, Uruguay, Guyana o de los vecinos del Caribe, y no la encontrarán. El único preocupado es Estados Unidos, agregó.
Un funcionario del Departamento de Defensa de Estados Unidos sostuvo el lunes que Chávez es un problema porque está usando su influencia y dinero del petróleo para introducir su estilo conflictivo en la política de otros países.
La respuesta la dio el asesor en política internacional del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, Marco Aurelio García, quien consideró la acusación un despropósito, ciertamente de algún funcionario mal informado. (