CINE-ARGENTINA: Filmando al vecino

”Lo descubrí tarde, pero lo llevo en el alma”, asegura Nélida Agustoni, de 71 años, devenida actriz de películas realizadas con actores que son, simplemente, los vecinos de al lado. El fenómeno comenzó como un hobby en una ciudad chica de Argentina y ahora tiene espacio en el festival de cine de Toulouse, Francia.

”Me encanta, no me importa aparecer en ruleros o en camisón. Me tocó hacer de prostituta o de loca que deambula por la calle, y no tengo problema”, relata a IPS Agustoni, que acaba de consagrarse en el mejor papel de su carrera vocacional: como moribunda en el filme ”Lo bueno de los otros”, de Fabio Junco y Julio Midú.

El largometraje es el plato fuerte del ciclo de siete películas filmadas con vecinos que se presenta como novedad en el XVII Festival Encuentros de Cines de América Latina, que se lleva a cabo desde el 11 y el 20 de este mes en Toulouse.

La pieza también se exhibe en el XX Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Argentina, en curso desde el 10 hasta el 20 de marzo.

Los siete filmes fueron rodados por Junco y Midú en Saladillo, una ciudad bonaerense de 30.000 habitantes, 180 kilómetros al norte de la capital argentina. Ni el alcalde rechaza un papel en una película del dúo, aun cuando a veces los personajes que encarna son antipáticos o lo dejan mal parado.

Desde que comenzó la experiencia de rodar películas, cortos y telenovelas para la televisión y el cine local, más de 300 vecinos de Saladillo participaron en distintos papeles, pero hay una treintena de ellos que son los favoritos de los cineastas. Los personajes que conciben están pensados casi a medida para esos intérpretes.

Nélida es una de ellos. ”Yo soy incondicional. Ahora me van a dar un papel para hacer de mala. Creo que me sale bien. Ya hice un personaje que era más mala que la peste”, asegura. Su casa es también una de las locaciones preferidas de los realizadores. ”No hay rincón aquí que no haya sido filmado”, afirma.

Junco y Midú nacieron en Saladillo pero ahora viven en Buenos Aires. Cuando regresan cada fin de semana a su lugar natal son esperados con gran expectativa. Grúas y hasta automóviles de la policía con agentes incluidos intervienen para dar realismo a las escenas. Algunas veces logran un clima que alarma a los más distraídos.

”Una vez filmábamos un accidente. La protagonista estaba acostada en la calle, con el rostro bañado en ketchup, rodeada de autos de policía y ambulancias. Su madre en la vida real, Yenny, fingía que lloraba al lado del cuerpo, y enseguida comenzó a correr el rumor 'se mató la hija de Jenny'”, relató Junco, entre risas.

En diálogo telefónico con IPS desde Toulouse, donde asiste a la presentación de sus películas, Junco recordó el inicio de su pasión por el cine. ”Cuando tenía 9 años, cerró el cine Marconi, el único de Saladillo. A(l cineasta Alfred) Hitchcock lo descubrí en la televisión a los 10 años y eso me marcó mucho”, sostuvo.

A fines de los años 90, se sumó a la aventura iniciada por Midú en Saladillo. Juntos comenzaron a filmar películas y teleteatros empleando a sus vecinos, los fines de semana, con apenas una cámara digital y otra de mano.

”El presupuesto total es el costo de los casetes”, asegura Junco. ”El 'catering' es lo que algunas actrices traen para comer entre todos”, dice.

La experiencia cambió la cultura del pueblo. El cine Marconi reabrió sus puertas en 1999 para estrenar la primera realización del dúo, y ya no volvió a cerrar. Junco y Midú, con 17 películas en la mochila, siguieron la carrera de cineastas, y muchos de sus vecinos se volvieron actores y espectadores concentrados.

”'Lo bueno de los otros' es lo mejor que hicimos, porque se nota el paso por la escuela de cine, pero yo creo que en los últimos cinco años la mayor evolución fue de los vecinos”, señaló Junco.

”Al principio cuando pasábamos las películas, todos se reían y aplaudían cada vez que reconocían a los vecinos, les gritaban en escenas que tenían alguna connotación sexual. Pero ahora no, durante la proyección hay un silencio total, muy respetuoso, y a la salida son todos críticos de cine”, observó.

El fenómeno se multiplicó en otras ciudades pequeñas. En octubre de 2004, Junco y Midú realizaron la I Muestra Nacional de Cine con Vecinos que convocó a cineastas vocacionales de varias provincias, y prevén que la segunda edición del festival se lleve a cabo entre el 6 y el 8 de octubre.

Para los realizadores fue una sorpresa encontrar que en muchos lugares del país había quienes, con una cámara y sin apoyo económico, lograban muy buenos resultados apelando a familiares, amigos y vecinos para encarnar distintos papeles.

Pero el salto internacional de esta forma de filmar se debe a un documental del argentino Alberto Yaccelini, ”Los de Saladillo”, en el que los protagonistas cuentan su experiencia actoral. ”Así me enteré de que para mucha gente de Saladillo esto era como una terapia, algo que esperaban con gran ansiedad”, dijo Junco.

”Nunca nadie nos lo dijo directamente a nosotros, pero se convirtió en un fenómeno comunitario, aun cuando nosotros no nos proponíamos eso. Nosotros solo queríamos hacer la experiencia de filmar”, añadió.

Ese documental, que se exhibirá en abril en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, encabeza la muestra en Toulouse.

Junco y Midú se preparan para comenzar el rodaje de su ópera prima, la primera que contará con fondos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, con dos actores profesionales y también muchos vecinos de Saladillo.

”Para nosotros es importante demostrar que los actores pueden convivir con los 'no actores'. No soy de la idea de que los vecinos pueden ser la salvación del cine, pero en algunos guiones los actores hacen un trabajo muy artificial y resultaría mejor si convocaran a gente del lugar”, explicó Junco.

La idea fue adoptada con éxito por cineastas argentinos como Pablo Trapero (”Familia rodante”), quien cuenta con su propia abuela entre sus ”actores” favoritos, Carlos Sorín (”Historias mínimas”), que comenzó a transitar la experiencia desde el cine publicitario, y Raúl Perrone, director de ”Pajaritos”, una obra sin presupuesto.

La convivencia de actores profesionales e improvisados resolvió muchas escenas del filme del brasileño Walter Salles ”Diarios de motocicleta”, que relata el viaje de juventud por América del Sur del revolucionario argentino-cubano Ernesto ”Che” Guevara.

Varios de los personajes fueron encarnados por actores consagrados, pero muchos otros estuvieron a cargo de lugareños, en cada sitio donde se efectuó el rodaje.

”Hoy el espectador pide una cuota de verosimilitud y una cuota de magia”, concluyó Junco.

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