BALCANES: Criminales de guerra ocultos en Rusia

Rusia lo niega, pero insistentes versiones que circulan en Belgrado indican que en ese país están radicados serbios sospechosos de crímenes de guerra.

La controversia se agravó con la entrega a la Corte Penal Internacional para Crímenes en la Antigua Yugoslavia, en La Haya, del ex jefe de policía de los serbios en Bosnia-Herzegovina, Gojko Jankovic, acusado de actos de limpieza étnica contra bosnios musulmanes entre 1992 y 1995.

Medios de prensa indicaron que Jankovic, en poder desde el 13 de este mes del tribunal creado por la ONU, estuvo cinco años en Rusia antes de entregarse al regresar a Banja Luka, capital de Republika Sprska, entidad serbia autónoma en Bosnia-Herzegovina.

Su esposa, Milica, dijo a medios de prensa serbios que lo había visitado en Moscú en diciembre. Jankovic le mostró su pasaporte ruso, a nombre de Sergey Plutsadiev, aseguró.

También sostuvo que presenció una reunión entre su marido y un hombre que le mostró una identificación que lo acreditaba como agente del Servicio Federal de Seguridad (FSB), órgano de inteligencia que sucedió a la temida KGB tras la disolución de la Unión Soviética.

Las autoridades de Republika Sprska se han negado a comentar estos hechos, que desataron otro agrio debate sobre el histórico y controvertido vínculo entre serbios y rusos.

Tras el fin de la guerra en 1995, Bosnia-Herzegovina se compone de dos entidades, la Federación Croato-Musulmana y Republika Sprska (o República Serbo-Bosnia), que aún mantiene estrechas relaciones con la vecina Serbia.

Rusia, a través de su embajada en Bosnia-Herzegovina, aseguró que no ha brindado refugio a ningún serbio sospechoso de crímenes de guerra.

”Todos los acusados de crímenes de guerra deben ser conducidos a la justicia. Los organismos oficiales rusos nunca consideraron dar asilo o ciudadanía a los acusados”, indica el comunicado emitido por la embajada rusa.

Moscú colabora plenamente con el tribunal en La Haya, agrega el texto.

Ese órgano procesa a numerosas personas, entre ellos el ex presidente serbio Slobodan Milosevich, por crímenes cometidos en las guerras de secesión de los años 90, en que murieron unas 200.000 personas, la mayoría bosnios musulmanes.

Serbia y Rusia mantienen vínculos históricos. Ambas naciones comparten el origen eslavo y la fe mayoritaria, conducida por la Iglesia Ortodoxa.

También tuvieron regímenes comunistas, Rusia como Unión Soviética entre 1917 y 1991 y Serbia al frente de la Federación Yugoslava, desde el fin de la segunda guerra mundial (1939-1945).

Al comienzo de las guerras de secesión yugoslavas, en 1991, Milosevic describió a Rusia como el único país amigo de Serbia, pues Belgrado había sido aislado por la comunidad internacional mediante sanciones políticas y económicas.

Borislav Milosevic, hermano del ex presidente de Serbia y de Yugoslavia, vive en Moscú desde los años 90, primero como embajador serbio y luego como empresario.

Después de la caída de Slobodan Milosevic en 2000, su hijo Marko huyó a Rusia. En 2003 se le unió su madre, la otrora poderosa Mira Markovic.

Pero la vieja amistad entre los países es apenas una parte del problema de los criminales de guerra serbios supuestamente ocultos en Rusia.

”Las conexiones privadas entre ex agentes de los servicios de seguridad son los canales a través de los que aquellos acusados por el tribunal en La Haya obtienen protección”, dijo el general Aleksandar Vasiljevic, ex jefe de inteligencia del ejército serbio

”A las autoridades rusas, el problema les es indiferente”, agregó.

Otros expertos ven factores adicionales, más prosaicos. ”Todo se trata de dinero”, dijo a IPS el analista en seguridad Aleksandar Radic. ”A comienzos de los años 90, agentes de la vieja KGB se volcaron a los negocios y comenzaron a cooperar con empresarios serbios.”

Esos empresarios, cercanos al régimen de Milosevic, lucraron con las sanciones internacionales, que les abrieron todo tipo de oportunidades de negocios ilícitos, en especial el contrabando, que satisfizo la demanda de productos extranjeros sometidos a embargo.

Uno de los traficantes que más se beneficiaron con ese tráfico fue Marko Milosevic.

Después de la caída del régimen, Rusia fue uno de los pocos lugares a los que esos empresarios podían llevar su capital. ”Las conexiones que les quedaban en Moscú les brindaron refugio a los requeridos por la ley”, indicó Radic.

Diplomáticos rusos en Belgrado admitieron la existencia de vínculos personales entre ex agentes de la KGB y criminales serbios.

”La KGB fue reformada en 1991, después de la caída de la Unión Soviética. Muchos agentes perdieron sus trabajos y muchos se convirtieron en empresarios”, dijo a la prensa serbia la primera secretaria de la embajada rusa en Belgrado, Alona Kudrijatavtzeva.

”Es posible que algunos estuvieran involucrados en transacciones ilegales, pero no tengo información sobre la posibilidad de que esa gente haya tenido conexiones con la comunidad de inteligencia de Serbia o con la red que pudo haber protegido a los fugitivos”, agregó la diplomática.

El analista ruso Alexander Pikayev, consultado por la prensa serbia, consideró ”posible que algunos fugitivos de la justicia se hayan ocultado en Rusia”, pero afirmó que habrían apelado a contactos privados, no con el Estado.

”No lo habría permitido, definitivamente, la política del gobierno ruso, que en 1993 aprobó en el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) el establecimiento del tribunal en La Haya. Si le diera cobijo a personas requeridas en La Haya, Rusia pondría su imagen internacional en riesgo”, sostuvo.

La entrega al tribunal de todos los fugitivos de origen serbio es una de las condiciones impuestas por la Unión Europea (UE) a Belgrado para considerar su ingreso al bloque. La situación del país será analizada por la UE en abril.

Uno de los fugitivos que, según rumores en Belgrado, estaría oculto en Rusia es Vlastimir Djordjevic, el ex comandante de la policía serbia en la meridional provincia de Kosovo en 1999.

Las autoridades serbias de entonces calificaron de ”terrorismo” la rebelión de milicias de la mayoría albanesa en Kosovo.

El tribunal en La Haya acusó en 2001 a Djordjevic por el desalojo en masa de unos 800.000 albano-kosovares y la muerte de unos 10.000 civiles, en el último acto de limpieza étnica atribuido al régimen de Milosevic. (

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