TRABAJO-CHILE: La cómoda explotación a distancia

El temor al desempleo y la casi nula regulación son el caldo de cultivo para el avance del trabajo a distancia en Chile, el país más desarrollado de América Latina en conexión y manejo de Internet, que se incorporó a la red global en 1992.

El estudio WIP 2005 de la Universidad Católica, que recoge los avances del uso de Internet en Chile, señala que las cifras alentadoras chocan con datos oficiales de que sólo 45 por ciento de las empresas medianas cuentan con conexiones a la red mundial de computadoras, mientras que en las pequeñas el número se reduce a un drástico 15 por ciento.

El Ministerio del Trabajo estima que el incremento del empleo virtual se debe a ”factores, como adelantos tecnológicos, globalización, mayor competencia, demanda por personal más calificado, búsqueda de una mayor productividad y necesidad de conciliar trabajo y calidad de vida, que siguen presentes y se profundizan”.

La jefa del departamento de Estudios del Ministerio del Trabajo de este país, Paula D' buen, opina que ”la reducción de los desplazamientos desde y hacia el trabajo, que supone un ahorro de tiempo y dinero, sumado a una reducción de fatiga”, son elementos determinantes para el aumento del trabajo a distancia.

También ”la mayor autonomía, flexibilidad del horario laboral y adaptabilidad a las necesidades personales del trabajador”, son ventajas.

Sin embargo, el principal problema observado por la funcionaria es ”el aislamiento del empleado y la consiguiente sensación de soledad”.

D' buen informó a IPS que ”el empleo a distancia es una realidad en expansión, pero en Chile dista de los volúmenes alcanzados en América del Norte y Europa”.

La última encuesta en línea sobre conectividad y estrategia de negocios efectuada por la firma estadounidense AT&T en colaboración con el Economist Intelligence Unit, a 254 ejecutivos provenientes de Europa, América del Norte y de la cuenca Asia Pacífico, reveló que en 2004 se registró un fuerte impulso en favor del trabajo a distancia.

Los encuestados provienen de sectores como servicios financieros, profesionales, manufactura, transporte y energía. Los entrevistados creen que el teletrabajo es ”un factor clave que conduce hacia el éxito a la empresa, al reducir costos y aumentar la productividad de los empleados”.

El informe señala que 46 por ciento de las compañías instalan acceso de banda ancha en la mitad o más de los hogares de su fuerza laboral, casi el doble de lo reflejado en 2003 y se calcula que se llegará hasta 70 por ciento en 2006.

La reforma al Código Laboral de Chile, aprobada en 2001, reconoció por primera vez como nuevas modalidades de trabajo el contrato a tiempo parcial, la promoción del empleo juvenil, la polifuncionalidad y el teletrabajo.

En la norma se definió a los teletrabajadores como aquellos que ”prestan sus servicios fuera del lugar de funcionamiento de la empresa, sin supervisión directa, usando medios informáticos y de telecomunicaciones”.

Estos trabajadores ”pueden decidir con completa libertad su jornada de trabajo, manteniendo sus derechos laborales y el acceso a todas las prestaciones de la seguridad social”, sostuvo D' buen.

En los países de mayor desarrollo económico, el teletrabajo ha experimentado un avance considerable. Quienes lo utilizan con mayor frecuencia son profesionales y directivos que trabajan algunos días a la semana en su domicilio y las unidades de procesamiento de datos.

Se estima que en 2010 unos 33 millones de trabajadores en Estados Unidos utilizarán esta modalidad, ya sea en forma exclusiva o de modo complementario.

Pero, se descarta que ”el uso de las tecnologías de información y comunicación revolucione completamente la organización del trabajo en aquellas actividades extractivas y productivas que requieren la presencia física del trabajador, como la pesca, agricultura e industria” aclaró D' buen.

Diego Olivares, presidente Unión Nacional de Trabajadores (UNT), no se opone a la realidad de la informática y reconoce que un número importante de trabajadores ejerce su función desde la casa, pero advirtió que ello puede significar una oportunidad y también una amenaza.

”El tema de fondo es la protección social de esa gente, la vulnerabilidad de los trabajadores ante una enfermedad en el hogar y el descontrol del número de horas dedicado a su trabajo”, comentó a IPS. También se tiende a la inestabilidad y a la reestructuración de la organización familiar.

El sindicalista admitió que la revolución tecnológica afecta la organización de los trabajadores, pues ahora ”no sólo se debe luchar por las conquistas alcanzadas durante años, sino también por modificar aquellas que lo necesiten, sobre la base de estándares internacionales que signifiquen un respeto a los derechos fundamentales”.

Los estatutos de la organización que preside Olivares contemplan la afiliación de trabajadores profesionales independientes. Empero, lamentó la tardanza para abordar ”temas que los países desarrollados debaten hace rato.

El sindicalismo está inserto en las protecciones sociales, por lo que, aquellos que trabajan desde su casa, tienen derecho a estar sindicalizados”, apuntó.

Por su parte, Carmen Espinoza, directora del no gubernamental Programa de Economía del Trabajo, destacó lo ”aparentemente” positivo del trabajo a distancia para aquellos empleados con dificultades para salir de sus casas, ”como las mujeres, que podrían realizar actividades remunerativas sin abandonar el hogar”.

Sin embargo, advirtió que este tipo de trabajo ”les interrumpe toda su vida familiar y lo que querían hacer, que era no abandonar el ritmo de la familia y el cuidado de los hijos, finalmente se convierte en un verdadero martirio, les agobia y están en su casa, pero sin ninguna capacidad de atención a los hijos”.

La especialista recalcó la nula legislación para ”regular este tipo de mercado laboral y proteger a estos empleados que no son considerados trabajadores regidos por el Código del Trabajo y no tienen ninguna protección por horario, vacaciones, ingreso mínimo, ni seguridad social, como salud y pensión de vejez, todo lo cual precariza las condiciones laborales en Chile”, afirmó.

”Como se dice es pan para hoy y hambre para mañana, porque son trabajadores aislados del mundo laboral, donde nadie les certifica la experiencia adquirida y que dependen de lo que estos volátiles mercados les entreguen”.

Con el desempleo hoy en 8,4 por ciento de la población económicamente activa, el teletrabajo en Chile ”puede significar un alivio momentáneo, pero no resuelve el problema de fondo que son las malas condiciones laborales, la creciente y continua desvalorización del empleo como una actividad humana y la desprotección legal en cuando a control y fiscalización”.

Espinoza cree que, a mediano plazo, el trabajo a distancia imperará en el mundo debido a la innovación tecnológica que revoluciona la producción, generación de servicios y el consumo, ”por lo que es urgentísimo que las autoridades tomen conciencia del tema y generen mecanismos legislativos que protejan a los trabajadores”.

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